Yo misma he usado páginas de obras clásicas para recoger excrementos de mis gatos.
Yo misma he usado páginas de obras clásicas para recoger excrementos de mis gatos.
Algunas de las voces que más que aplauden las dificultades de la NED son las de quienes desean ver fracasar la libertad. Eso debería decirnos todo lo que necesitamos saber.
Jamila Medina Ríos para el ensayo. Jamila M. Ríos en la poesía. J. Medina Ríos en tanto editora. Simplemente Jamila Medina cuando se emplea a fondo en la ficción.
‘Hypermedia Magazine’ reproduce en exclusiva, por cortesía del autor, un fragmento de la novela ‘Martina querida’ (Ediciones Sequoia, 2025).
Martí es nuestro equipo de fútbol, una suerte de grandeza manejable, a falta de la real, la de todos los días de un país normal.
Los chismes, los inuendos, los insultos y los bretes están de más. No participemos en las campañas de desinformación y descrédito de la Seguridad del Estado.
Escucha a alguien que lo llama. Pudiera ser su madre o su perro. No lo sabe y no mira atrás.
La esperanza y el cambio. El mensaje está claro: construir un mundo nuevo y mejor con los fragmentos del pasado.
En un tiempo donde los algoritmos persiguen tendencias y la atención se diluye, lo que sigue importando es el trabajo lento de construir una vida al servicio de la expresión.
Al Martí triunfante sobre la voluntad nacional de los libros de texto se le opone un Martí vilipendiado y cuestionado que debe demostrar su valía y lavar su honor en el campo de batalla.
Dos hermanitos sexagenarios entonces, rodeados de aquella infancia insular. Los dos fallecidos en el siglo XXI, tan pronto como dejamos de mirar la foto. Hoy.
Tras la muerte de José Lezama Lima, mientras “hacía limpieza” en la casa, encontró su pasaporte y unas planillas de la embajada norteamericana a medio llenar.
NBC News: “Funcionarios israelíes han amenazado con una ofensiva militar en Líbano si no se llega a un final negociado para alejar a Hezbolá de la frontera”.
New York Post: “Mike Turner pidió al presidente Biden que aumentara la presión para impedir que Moscú lanzara armamento nuclear antisatélite”.
A pesar de un año de estancamiento de los frentes de batalla, el objetivo de reconquistar el 20% de Ucrania bajo ocupación rusa parece poco prometedor.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se resiste a los llamamientos mundiales en favor de un alto el fuego en Gaza, indicando que la ofensiva contra Hamás puede prolongarse.
Venezuela intensifica la disputa con Guyana, siguiendo las tácticas de Putin en Ucrania, con el claro propósito de buscar la anexión del Esequibo.
Las fotos quedaron impresas. La juventud y el misterio fueron la realidad innegable. Yo era la mujer, la modelo. Él, el fotógrafo, el artífice.
La sociedad norteamericana no debería actuar como si nada hubiera pasado, como si lo ocurrido no afectara todos los ámbitos de convivencia. Como si esa barra no hubiera atravesado el órgano que determina nuestra capacidad de entendernos a nosotros mismos y a los demás. Como si fuera normal convivir en perpetua guerra civil virtual.
En la lectura de poesía de la joven curadora Carolina Barrero, o cuando Camila Lobón insiste en la separación entre Estado y sociedad, el deseo tiene la fuerza capaz de desficcionalizar al Estado total. La esencia del gesto genera un saber que habita en un umbral por el cual se regeneran formas de crear, imaginar, y estar juntos.
Reynaldo Lastre: “Para entender qué es un crítico de cine en Cuba no solamente deberíamos circunscribirnos a su rol en una institución, sino a su filiación política y grado de compromiso con ella, su relación con los nuevos medios de comunicación, y su propia idea acerca de qué es una crítica de cine”.
La mejor representación tragicómica de un escritor y la mejor puesta en escena de la maquinaria diabólica de una revolución despótica.
Miguel comenzó a hacer películas cuando tenía 17 años. Desde entonces carga con sus equipos. En teoría, no podría volver a hacerlo. Tendría problemas hasta para editar. Su cine extremo a los 40 años de edad le provocó una falla sistémica.
Desde el comienzo de este milenio, la Bienal es solo un nombre: se hace cada tres años o más, según dicten los títeres subordinados al Consejo de Estado y a sus manos “ocultas”, hoy visibles.