Elio Rodríguez (1966) es un artista visual cubano radicado en Elche, España. Su práctica artística abarca una amplia gama de medios.

Elio Rodríguez (1966) es un artista visual cubano radicado en Elche, España. Su práctica artística abarca una amplia gama de medios.
The Atlantic: “¿Por qué aceptar una propuesta de paz cuando el objetivo es la ‘guerra permanente’?”.
Monika Fox brilla por fin ahora en la internet cubana, para recordarnos que no conocemos las dimensiones groseras de nuestra debacle. Ni tampoco, lo grotesco de nuestro carnaval.
“Censurar una revista da al traste con las ventajas que una actitud dialogante y abierta representa para la creación artística de cualquier país”.
Era un lugar,/ un miedo/ vulgar y colectivo /tejido por las sombras,/por demiurgos / que hicieron una fiesta /y lanzaron al fuego nuestros libros.
“Lourdes Gil fue en un principio una lezamiana convencida, discípula de aquella escuela mitificadora y densa de un barroco cubano”.
En una de sus habitaciones se dio la famosa discusión entre Gómez y Martí sobre un tema que a pesar de los muchos años transcurridos nada ha perdido en urgencia.
Todos los poderes dinásticos contienen y esconden enormes dosis de podredumbre y de voracidad.
El incremento de la emigración de profesionales artistas tiene un origen directo en la represión, coacción y falta de oportunidades.
Cómo una Revolución se pervierte a sí misma; cómo abre, pero también cierra el camino de lo revolucionario tras agotar las energías de varias generaciones.
No se acaba de entender cómo un país tan cinematográfico sigue dando más especialistas de artes plásticas, teatro, música y ballet, que de cine.
Antes de Internet, la obediencia se lograba a través de represión (poder visible), aislamiento de disidentes (poder invisible) y propaganda magistral (poder oculto).
Sexos lamidos: falo expuesto a la boca glotona, vagina expuesta a la boca de grandes labios.
Hay que aprender a vivir con el dolor. Nos toca. Si los hombres ovularan, menstruaran, parieran, San Google me daría, otra respuesta.
La candidata opositora venezolana, que una vez confrontó a Hugo Chávez, surge como una figura prometedora para las elecciones de 2024.
Imposible no llegar a las lágrimas al pensar que esa sonrisa franca de trompeta de carnaval no estará esperándonos tras la puerta de su apartamento oloroso a puerco y pollo al horno.
Con el estereotipo público de “contrarrevolucionario” se han destruido millares de familias, historias-proyectos personales y miembros valiosos del tejido de la sociedad civil cubana.
La ropa es afeite y es disfraz. De ahí su carga política. Cómo, cuándo y por qué nos disfrazamos no son preguntas vanas. Como si se hubiera propuesto encarnar al personaje del cuento de Reinaldo Arenas, “Que trine Eva”, Mariela Castro aparece con un turbante y unos pendientes de argolla en dos selfies que subió a su página oficial de Facebook el pasado 20 de mayo.
Lloro porque hay un futuro en el que podremos regresar al arroz desgranado de nuestras madres, a los mambises descamisados y negros, a la Cuba judía y musulmana, a la conga donde no manda el CENESEX, sino la latica y el palo de mis primos más pequeños, mientras los mayores pueden, al fin, vivir de su salario. Lloro porque, en tierra orisha, se está arrimando un día de sol.
«¿Es santiaguero? Todo parece indicar que sí, aunque los policías de Plaza de Marte lo señalen como turista y a esta entrevistadora como jinetera».
“Cine alternativo”, “sumergido”, “paralelo”, “independiente”, “joven”, bajo cualquiera de estos nombres se ha llamado lo que transcurre hoy en Cuba a destiempo de la construcción del Cine Nacional.
Miguel comenzó a rodar la introducción de ‘Corazón azul’ durante las protestas de Occupy Wall Street, en 2011. Ya desde entonces, esperaba poder filmar en tiempo real el entierro de Fidel Castro. Para nuestra generación, la muerte del máximo líder era una suerte de obsesión.
“Creo en las ciudades, pero no en los estados-nación. Cuba es solo un paso más en una jerarquía que incluye a San Nicolás de Bari, el Caribe, Latinoamérica, el planeta Tierra. Y no es que no sea importante ser de Cuba, pero en lo que respecta a mi trabajo, tiene la misma significación que el hecho de llamarme Yonlay”.