“El opio es el mejor desayuno para no sentir el impulso de llorar por la luz que no ha llegado”.

“El opio es el mejor desayuno para no sentir el impulso de llorar por la luz que no ha llegado”.
Erick Brito (Cuba, 1989) es activista y miembro de “Cuba en Familia” organización que apoya a familiares de presos políticos en Cuba. Vive exiliado en Miami.
“El presidente francés convoca elecciones anticipadas tras ser derrotado”.
Oscar Grandío Moráguez es historiador y politólogo. Autor, entre otros, del libro, ‘Mejor no me callo. Notas ante una transición en Cuba’ (Hypermedia, 2024).
“Puede que no nos dirijamos hacia un colapso general, sino hacia una época tan horriblemente estable como los imperios esclavistas de la antigüedad”.
No estoy incitando al pueblo hastiado de tanta miseria a armarse. Aunque, pensándolo bien, ¿y si cada cubano se construyera una…?
La locura es un territorio al que han sido desterrados millones de seres divergentes del constructo cultural conocido como “normalidad”.
Ya mi país-hogar, tal como lo recordaba, se esfumó. También emigré, aunque mi cuerpo permanezca.
No hay peor astilla que la del mismo garrote. Y después se preguntan por qué las campanas han doblado por Trump.
En poesía, una buena imagen nunca debería ser sólo visual; siempre hay algo que pasa por el sonido, por lo que el sonido despierta.
Martí cubre, amordaza, el decir del negro con el suyo propio —el del hombre blanco, que es también el de la retórica racista. De milagro no mencionó a Cam. ¿O sí? Además, ese “virus” que con el racismo busca infectar e inhabilitar al negro es otro ejemplo del modus operandi de la biopolítica martiana: insectos dañinos, gusanos, sietemesinos, virus.
Críticos de arte y cuadros políticos convergen instituyendo un imaginario coactivo: lo que el cuadro prescribe y violenta en su función de gestor cultural, el crítico lo omite en su escritura de la historia. Las dos acciones reforman continuamente el mecanismo victimario; ambas se vuelven artífices de la culpabilidad del violentado.
Andrea bajó la cabeza llena de dudas, pero, sin darle tiempo para más, Marta se le tiró encima riendo y llenándola de besos.
Las obras de Enrique Silvestre son filigranas de sus ensoñaciones. Él es un soñador de imágenes, alguien que crea para conjurar la melancolía al suspender el tiempo.
La política de puertas abiertas de Nicaragua transforma la migración centroamericana. Cientos de haitianos, cubanos y africanos son enviados directamente hacia Estados Unidos.
El acuerdo permite la investidura de Pedro Sánchez, y planes para una ley de amnistía que proteja al movimiento independentista catalán.
Diplomáticos estadounidenses y europeos están intensificando sus esfuerzos para evitar la escalada de la guerra de Gaza en todo Oriente Próximo.
México sufre un auge de violencia del crimen organizado, con pueblos tomados y jóvenes desaparecidos. Un video viral subraya el horror digitalizado del país.
Tras la muerte de Yevgeny Prigozhin, el general Andrey Averyanov, acusado de ordenar asesinatos, supervisa ahora las operaciones de Wagner Mercenary en África.
Rigofredo jamás perdía la serenidad, la parsimonia, el porte controlado y la sonrisa sardónica.
Saupier ha mostrado el horror sin enjuiciarlo. Ha quitado la grasa para dejar el problema a los espectadores.
La obra de Juan Miguel Pozo es el lugar de la libertad perfecta, esa libertad que es el privilegio de los artistas auténticos: «¿Puedes tener una lista de ideas comprometidas mientras estás en la lista VIP de todas las ferias internacionales? ¿Se les puede pedir a los artistas lo mismo que a los políticos?».
Una amiga me enseña unas figuras de madera que me ponen a trabajar el coco. “¿De quién son?”, le pregunto. “De Orestes Hernández, un tipo que está fuera de liga”, me dice. Yo no estoy muy al tanto del arte cubano actual, pero me pongo a buscar en Internet y veo otras esculturas, instalaciones… Y veo una foto de Orestes Hernández. Me parece conocido.