La noticia me sorprende. “Se fue. Aún no sabemos si pudo llegar a la frontera”.
La noticia me sorprende. “Se fue. Aún no sabemos si pudo llegar a la frontera”.
Esta va a ser una semana especialmente tensa en Oriente Medio, incluso para los estándares de una región ya de por sí volátil.
La reunión secreta se celebró cuando se acerca la fecha límite del 18 de abril para que Estados Unidos decida si volverá a imponer sanciones a la industria petrolera de Venezuela.
¿Pudiera sugerir que el viejo escritor se fue con el viejo año? ¿Que 2024 se lo llevó de un soplo? ¿Me creerían?
Nos ordenaron ponernos frente a una pared, apoyando nuestras manos en ella y separando los pies hasta que el cuerpo adquiriera la forma de una X.
Una invitación voluptuosa y celebratoria para cerrar 2024. Que, en medio del páramo, el espíritu de la Navidad los arrope en los tiempos por venir.
Si un padre muere de súbito en La Habana, y uno está literalmente del otro lado del espejo, ¿dónde se produce o acontece o se hace el dolor?
En el contexto del espacio contencioso transnacional digital, el Estado cubano solo ha reafirmado la naturaleza restrictiva de sus normas legales.
¿Es posible hacer en Cuba, ahora y en este contexto caótico, una literatura que no sea política?
“Lo mejor de Cormac es que no tiene prisa”, dice Pearce. “Está absolutamente en paz con sus propios ritmos y confía plenamente en sus propias fuerzas”.
Comenzó a rodar la muñeca y su universo rosado bajo la aparente máxima de que ‘aquí caben todas’, e incluso ‘todes’.
Leyendo a Piñera y tratando de escribir sobre él, me he metamorfoseado yo también en un mosquito.
Parece confirmada la ratificación en la Asamblea Nacional.
Este es el texto sobre el concierto de Habana Abierta en Gibara, donde el público escuchó los temas de siempre, esos con los que el grupo plantó bandera en La Tropical, en su primera Cruzada. Y en aquella otra, que me dejó un mal sabor. Como el ron casero en los años 90, que a pesar de todo me tragaba. ¿El (mal) sabor del fin?
Alpidio Alonso no es un poeta. Y los cuentos de Fernando Rojas nos los sabemos todos. Ya todo es a la cara. Hay muchos represores que no muestran el rostro. Pero estos policías del Ministerio de Cultura no van a tener dónde meterse. Pueden cortar el internet, quitar los teléfonos, golpear… Pero la verdad siempre saldrá. Ahora o mañana. El tiempo de los violentos se venció. Paz, pero no olvidaremos.