The New York Times: “No se puede esperar que los votantes ignoren lo que fue evidente: Biden no es el hombre que era hace cuatro años”.
The New York Times: “No se puede esperar que los votantes ignoren lo que fue evidente: Biden no es el hombre que era hace cuatro años”.
Israel retoma comunidades en torno a Gaza. Las FDI y Hamás se enfrentan en el enfrentamiento más mortífero desde 1948, con más de 1130 víctimas mortales en solo tres días.
El enfrentamiento entre Israel y Hamás, que ha causado más de 1100 muertos, hace temer una guerra prolongada que desestabilice un Oriente Próximo ya de por sí tenso.
The New York Times: “Los demócratas tienen la obligación política de elegir al candidato con más probabilidades de ganar. Esto se convierte en una obligación moral”.
Nunca supe por qué me buscó. Quizás por el miedo o la soledad en que vivía. Tal vez porque parecía un cura con mi calva. O un tipo asexual, por haber perdido cuatro dientes.
Foreign Policy: “Los dos candidatos se enfrentaron sobre la guerra de Rusia en Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás, la inmigración y la imagen global de Estados Unidos”.
Vanity Fair: “¿Cómo? ¿El Donald Trump que incitó una insurrección porque no pudo admitir que perdió la última elección?”.
Washington Post: “El presidente tropezó repetidamente, y el expresidente hizo afirmaciones falsas repetidamente”.
WSJ: “Una actuación titubeante en el debate desata la confusión en el partido sobre el candidato para 2024”.
Si algo bueno tiene el exilio, si algún lujo tiene que el gobierno cubano no me deje regresar a casa, es precisamente poder leer y leer la tristeza de izquierda de las intelectuales norteamericanas.
Hay días, como hoy, en que me pesa más que otros la omnipresencia de mi Sombra. Esa mirada fría posada perennemente sobre mí. Ese atentado constante a mi intimidad.
Fragmento de la novela inédita ‘La sombra romana’, de Juan Arcocha (1927-2010).
Últimamente tengo el cuerpo cubierto de morados, heridas, postillas, dolor de huesos torcidos. Mientras estuve contigo no tuve ni un solo morado que mostrar. Un dolor tan profundo y ni huella en la superficie. Nada.
Desde el comienzo de este milenio, la Bienal es solo un nombre: se hace cada tres años o más, según dicten los títeres subordinados al Consejo de Estado y a sus manos “ocultas”, hoy visibles.
“Los cubanos de Miami, toda esa primera generación de la emigración, iban a ver qué hacía la hija de Elena Burke, porque a ella era a la que conocían. Iban comentando, seguro que no va a ser tan buena como la madre”.