Un solo punto estaba claro: una orden del Jefe no admitía cuestionamientos. Por descabellada que pareciera la misión, por imposible que sonara, había que cumplirla, y cumplirla bien.

Un solo punto estaba claro: una orden del Jefe no admitía cuestionamientos. Por descabellada que pareciera la misión, por imposible que sonara, había que cumplirla, y cumplirla bien.
Los mártires mueren sin renunciar a su causa o sus ideas, y Plácido siempre dijo que era inocente.
“Al ofrecerse, el sexo de Irina asumía de repente la forma de una mariposa bruja con las alas abiertas”.
Hamás propone una tregua de 135 días en Gaza, que exige la retirada israelí y la liberación de los rehenes, en medio de los esfuerzos diplomáticos de Qatar, Egipto y Estados Unidos.
El tratado armamentístico de Ecuador con Estados Unidos lleva a Rusia a prohibir la importación de plátanos y flores, lo que afecta a cinco empresas ecuatorianas.
El ex presidente Sebastián Piñera muere en un accidente de helicóptero a los 74 años, marcando el fin de una era para la derecha en Chile.
La Procuraduría General de la República ha repartido propiedades de alta plusvalía turística a testaferros, allegados y familiares de la familia presidencial.
La Asamblea Nacional de Venezuela, liderada por el chavismo, elabora un calendario electoral sin la participación de la Plataforma de la Unidad Democrática, representada por María Corina Machado.
La revuelta, las asambleas, y la organización que se ha desarrollado en Chile desde el 18-O es la confirmación de que debemos actuar como colectivo. Esa misma fuerza deriva en la realización de ollas comunes y otras iniciativas para resistir la crisis actual de la Covid-19. Las ollas comunes son un claro ejemplo de sociabilización del trabajo reproductivo.
En el universo trumpista hay una última justificación para la derrota: Trump perdió porque tenía a todo el mundo en contra. “Big media, big money and big tech” se confabularon para perpetrar “historic election interference”. Pero sin los big media Trump jamás habría accedido no ya a la presidencia, sino a la candidatura.
En las escalinatas del Ministerio de Cultura, la intelligentsia cubana le arrebató al castrismo el monopolio de la Historia. Acciones más o menos históricas, de mayor o menor envergadura, cuyos protagonistas actuaban a título personal, han ocurrido en las últimas décadas y han sido sofocadas violentamente.
Es justo entrever que sobre él cae el peso de la desmesura. El problema aquí no es Denis Solís, pero es mejor que pague quien tiró la tiza. Para el poder blanco, para el Estado machista, no hay diferencia entre un negro disidente y un maricón negro. Denis Solís y yo no somos tan diferentes.