La ONU exige un alto el fuego inmediato en Gaza; mientras, las relaciones entre Estados Unidos e Israel se tensan cuando Biden critica las tácticas israelíes.

La ONU exige un alto el fuego inmediato en Gaza; mientras, las relaciones entre Estados Unidos e Israel se tensan cuando Biden critica las tácticas israelíes.
La lectura es la forma en que un escritor escoge sus prioridades, las califica y establece. Independientemente de los dictámenes de la academia, los vaivenes de la fama, las opiniones de los críticos y las regulaciones del tiempo.
Una reseña sobre este cortometraje es más bien la crónica de una imposibilidad interpretativa. Los instrumentos y habilidades críticas se rinden a la extrañeza y las sensaciones.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se resiste a los llamamientos mundiales en favor de un alto el fuego en Gaza, indicando que la ofensiva contra Hamás puede prolongarse.
El gobierno ruso ha negado las comunicaciones al líder opositor Alexey Navalny. Su equipo y abogado mantienen las solicitudes de prueba de vida.
Los rebeldes hutíes, que controlan gran parte de Yemen, advirtieron que atacarán a todos los barcos que naveguen por el mar Rojo, lo que ha disparado las alertas económicas mundiales.
Trump criticó las políticas de inmigración del presidente Biden, acusando a su administración de dejar que los inmigrantes “entren a raudales en nuestro país”.
Datos de la Oficina del Censo revelan un aumento significativo de la inmigración, lo que la convierte en el factor clave para el crecimiento global de la población de Estados Unidos.
Cuando el Escriba-no de estas líneas insiste en estos detalles, procederes y sucesos que giran alrededor del curioso caso de la literatura cubana, es porque hace ya tiempo que debemos reparar en que, en efecto y lastimosamente, resulta francamente imposible y fatalmente inimaginable que podamos pensar en el pasado sin rencor.
El presentismo no es historia, sino falsa moral vestida de historieta. Vivimos tiempos de ideas desatinadas, de rectificaciones de “errores” de la historia. Manan malevolencias desde el pasado y nada ni nadie se salva: la matemática es racista, la física es racista y sexista, la arquitectura es sexista, Shakespeare es racista, Beethoven es clasista…
“Una cosa es la clasificación que se haga de un régimen y otra, la manera de nombrarlo en un texto periodístico. Esto tiene que ver también con la polarización que hay en el caso cubano. Algunos lectores a veces comentan y nos increpan que por qué le decimos gobierno a lo que solo es una dictadura”.
¿De qué manera se ven a sí mismos los que han sido elegidos para ocupar cargos de Estado y Gobierno? ¿Cómo nos ven? ¿Cómo creen que son vistos? Algunos invitados a la Mesa Redonda parecen formar parte de un complot: conspiradores contra el pueblo a pesar de sí mismos, sin saberse parte de una estratagema mayor.