Llamadme Carmen. Siempre quise empezar una novela así, aunque no tuviera la fuerza de aquel «Llamadme Ismael» con el que comienza ‘Moby Dick’.

Llamadme Carmen. Siempre quise empezar una novela así, aunque no tuviera la fuerza de aquel «Llamadme Ismael» con el que comienza ‘Moby Dick’.
La L de lengua. La L de locos. La L de labios. La L de lamentación. La L de ʻlárguenseʼ.
Ted A. Henken es profesor de Sociología y Estudios Latinoamericanos en Baruch College.
Comparto con los lectores lo esencial de lo que dije ante tu cuerpo, Varguitas querido.
Una imagen nunca ha sido una fuente honrada para expresar la felicidad.
Para Diango Hernández, pintar un rostro significa proyectar sobre el papel o el lienzo la esencia de un modelo, su doble fluídico, antes que su apariencia.
¿‘Solamente el dolor, ese gusano que roe…’?, digo para mí, queriendo nunca olvidar.
¿No te das cuenta de que estás creando un nuevo proletario y generando el descontento de una clase que logramos extinguir desde los años 70?
“Somos cada vez más analfabetos funcionales respecto a la realidad. Cada vez más estériles emocionales e incultos de cualquier cosa humana”.
“Monta Obdulio Morales ‘Milagro de Ochún’ en el teatro Martí y le digo: ‘No, Obdulio, eso no me gusta’, y ya tú ves, que ahí fue donde se escuchó por primera vez ’Yo soy Juana Bacallao’”.
sueño en el lodo de la moral hasta caer en nuestro estiércol para bendecirnos / no ser nadie para ser el amo del universo / ni juego ni escritura ni religión ni ley en el desierto de nuestros corazones
A Lorena Gutiérrez le apasiona la anécdota que ha sido repetida hasta la saturación en la lírica oficial.
Me vuelvo a ver adolescente subiendo los 160 peldaños de metal de la antorcha, asomándome luego a unas ventanillas sucias por las que se veía una Nueva York “super cool” y hedionda.
La exposición de Abela en la Galería Zak fue uno de los episodios que sirvieron para la elaboración de la noción de arte cubano moderno.
“Nadie sabe de dónde brotaba la magia de esta muchacha, cuyo rostro de enigmática mirada irradiaba el misterio de la poesía”.
Los submarinos de la clase Yasen-M son los más avanzados de Rusia, con tecnología punta, misiles hipersónicos y excepcionales capacidades de ocultación.
El mitin de Trump en Ohio se enmarca en una dura retórica sobre los inmigrantes y controvertidas advertencias electorales.
Sin candidatos capaces de disputarle la presidencia, Putin se prepara para un quinto mandato, lo que le garantizaría más de un cuarto de siglo al frente del Kremlin.
María Elena Hernández Caballero (La Habana, 1967) es poeta y narradora. Entre otros títulos, ha publicado la novela ‘Libro de la derrota’ y el libro de cuentos ‘Tres metros cuadrados de Purgatorio’, ambos por la editorial Hypermedia.
La Primera Bienal Internacional de Humor Político intenta monopolizar y reconducir sátiras y tropos hacia las conveniencias del poder.
Tenías esperanzas de que a Díaz-Canel no lo escogieran otra vez para estar al frente del país…
Ese ritmo lánguido que cuelga sobre el reloj colectivo de la mayoría de los pueblos cubanos, de la mayoría de los pueblos del planeta.
Al teclear “libre” en Google y pulsar en “voy a tener suerte” debería aparecer, indefectiblemente, una gran fotografía en blanco y negro de Juan Abreu desnudo.
Reynaldo Lastre: “Para entender qué es un crítico de cine en Cuba no solamente deberíamos circunscribirnos a su rol en una institución, sino a su filiación política y grado de compromiso con ella, su relación con los nuevos medios de comunicación, y su propia idea acerca de qué es una crítica de cine”.
“Todo lo que no deje plata en el capitalismo está mal visto, es algo contra natura. Desde ese punto de vista, los autores hispanos somos rebeldes, salvajes, marginales. Lo que muchos niegan es que estos salvajes son parte de la cultura del país, ya que el español es el segundo idioma más hablado en Estados Unidos”.
Ernesto Crespo defiende el poder ontológico de la sensación en su pintura, que es una especie de germinación del pensamiento.
¿La poesía nos devolverá lo que nos arrebataron los gobiernos? Es una pregunta que pareciera una respuesta.
En un contexto de extrema politización del arte y los artistas, ¿cómo aportar valor artístico al empobrecido contexto cultural sin tener que tomar parte de la oficialidad o la disidencia?