Evgeny Dunaev: Transnistria es una corporación



Audio de la entrevista de Salomé García a Evgeny Dunaev (inglés).


En contraposición con la propaganda desplegada por el régimen de Vladimir Putin y sus aliados, que justifican la invasión rusa a Ucrania con el derecho a defenderse de las supuestas intenciones expansionistas de la OTAN, muchos analistas políticos sitúan las claves de esta guerra en la amenaza que representan las democracias liberales para los autoritarismos, así como las doctrinas que guían la política exterior rusa: el Eurasismo y la Cuarta Teoría Política. La invasión era inevitable, pues responde a la voluntad de Putin de restaurar la esfera de influencia de la Federación Rusa en los antiguos países de la Unión Soviética.

El informe más reciente de Freedom House sobre “Libertad en el Mundo” denuncia el deterioro durante dieciséis años consecutivos del estado global de la democracia y la creciente colaboración entre gobiernos autoritarios para sostenerse en el poder. Esto, ante el aumento de la tolerancia hacia estos regímenes y las limitadas acciones de la comunidad internacional para desalentar su actuar criminal. En Latinoamérica, Cuba, Nicaragua y Venezuela, categorizados en este informe como “no libres”, son los únicos países que apoyaron la invasión de Rusia a Ucrania. Entre los Estados postsoviéticos en la órbita de Moscú, Freedom House señala como “no libres” a Bielorrusia, Transnistria, Kazajistán, Armenia y Azerbaiyán.  

A medida que han aumentado las sanciones desde Europa y Estados Unidos contra Rusia, algunas alianzas parecen comenzar a debilitarse: Kazajistán cancela los vuelos a Rusia y se niega a enviar tropas, en tanto Azerbaiyán suministrará combustible gratis a las ambulancias de Ucrania. Mientras, Rusia despliega tropas hacia Ucrania desde la frontera de Bielorrusia y mantiene en Transnistria 1 500 soldados; algunos, parte de la misión de “mantenimiento de la paz” en este territorio, donde se han ejecutado maniobras militares recientemente.  

Conocí a Evgeny Dunaev, presidente de Apriori Center, en octubre de 2021, durante la 25º Conferencia del Forum 2000.

El Centro Apriori en Tiraspol es uno de los pocos espacios autónomos en Transnistria que, en alianza con el Club Cívico #19 —cerrado en marzo de 2021—, proporciona asistencia legal gratuita e información y ofrece un espacio para la discusión desprejuiciada y libre de discriminación.

Conocí a Evgeny Dunaev, presidente de Apriori Center, en octubre de 2021, durante la 25º Conferencia del Forum 2000; evento organizado anualmente desde 1997 por la fundación homónima, creada en 1996 por el entonces presidente checo Václav Havel. Entre los patrocinadores principales se encuentran la National Endowment for Democracy (NED) y la fundación holandesa Porticus. Luego de su participación en la discusión sobre “La etiqueta de extremismo: Nuevas maneras de atacar a disidentes en la región postsoviética” tuve la oportunidad de conversar sobre las condiciones en que trabaja la sociedad civil en Transnistria. 


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Evgeny Dunaev.


Antes de publicar la traducción de nuestro intercambio, le pedí un comentario sobre las implicaciones para Transnistria de la invasión rusa a Ucrania que pudiera contribuir a comprender la dimensión del conflicto. Evgeny me autorizó a compartir una publicación que hizo en su perfil personal de Facebook. Desde entonces, una de las medidas tomadas por Rusia para impedir el acceso a la información no manipulada ha sido bloquear el acceso a Facebook a través de la nueva ley de medios y proponer la etiqueta de “extremistas” al resto de redes sociales de Meta, lo cual, de ser aprobado, criminalizaría efectivamente sus actividades en el país. 

Espero que de alguna manera se detenga esta guerra.

Todos estos días no he podido encontrar ningún espacio o palabras para darle significado a esta situación. No es que las pueda encontrar ahora, las palabras no son mi formato en absoluto, pero el silencio parece neutralidad, lo cual es imposible ahora.

Miro con horror las encuestas donde la mitad de los rusos apoyan la invasión. Entiendo y estoy impresionado por el discurso de Zelensky a los pueblos de Rusia y Bielorrusia en cuanto a aquellos que son capaces de detener esta guerra. Aunque no estoy seguro de que sea posible. La sociedad civil, los medios de comunicación independientes, han sido destruidos tanto en Rusia como en Bielorrusia durante muchos años, sin mencionar las instituciones del poder público y la oposición.

Sí, hubo decisiones de la CEDH [Corte Europea de Derechos Humanos], hubo sanciones menores, pero no afectó la situación. A nivel mundial, todos estos años, a nadie le importó que habláramos de hechos y no de retórica. Estoy seguro de que si estos procesos se hubieran enfrentado realmente la situación tanto con las encuestas como con la invasión sería completamente diferente ahora. Pero las situaciones en Rusia, Bielorrusia, Azerbaiyán, Myanmar, Cuba, y más adelante en la lista son asuntos internos de estos países, ¿verdad? Creo que ya tenemos suficientes ejemplos de dictaduras prosperando por muchas décadas y reprochar a sus pueblos por lo que no han logrado no es muy justo. 

No sé con qué emociones habló Gutterish el otro día sobre el fracaso de la ONU en su tarea principal: preservar la paz. Esta no es la primera vez: Ruanda, Iraq, Yugoslavia, Georgia… Esta lista probablemente puede seguir y seguir. No entiendo cómo la ONU puede seguir existiendo sin insistir en un cambio de principios, incluso con respecto a sí misma, reconociendo su ineficacia. Por supuesto, la ONU no es el único componente de las relaciones internacionales que demuestran su fracaso.

Muchos esperan ahora que sea la población de Rusia la que ponga fin a esta guerra. Esto tiene mucho sentido. Todos mis parientes viven allí ahora, ninguno de ellos apoya la guerra (hasta donde yo sé). Incluso mi madre de 80 años, que siempre ha amado a Putin, está aterrada. Antes de eso, Rusia no era el lugar más cómodo para una persona decente; ahora, con todas estas órdenes militares internas y sanciones externas… Esta guerra no solo tiene al agresor y a su “enemigo”, sino también rehenes.

Como dije, no sé cómo pueden arreglar esto. Pero parece que la protesta del pueblo de Rusia contra la guerra en Ucrania es el único enfrentamiento ahora que con seguridad (en la medida en que se puede decir al menos algo “exacto” en esta situación) no llevará al uso de armas nucleares por Putin y a una guerra nuclear.

Espero que de alguna manera se detenga esta guerra. Me gustaría, por supuesto, que fuera con bajas mínimas y sin pérdidas en la condición de Estado de Ucrania, Rusia y otros.

Este texto sin duda está escrito en una búsqueda intuitiva de respuestas al sentido común de vergüenza para muchos. Pero también con la intención de alejarse de la mancha de la culpa y responsabilidad reales. Existen culpables específicos en esta situación: quien tomó la decisión de invadir, la apoyó y la llevó a cabo a nivel estatal. La responsabilidad es un concepto más amplio. Realmente espero que todos reciban su justo castigo y su responsabilidad, que sean proporcionales a los recursos disponibles y a la capacidad de influir en la situación.


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Esta foto fue tomada en el Maidán, en la tarde, cuando Ocean Elsa actuó allí, cuando Maidán era la plaza[1]. Estuve entonces en Kiev durante unos días por casualidad y quedé impresionado por la solidaridad pública de esas calles. Hasta pedí una bandera y me hice esta foto, muy inusual para mí. Creo que los ucranianos volverán a ser aún más fuertes como nación después de los acontecimientos de hoy, y nosotros, todos los que estamos en contra de esta guerra, seguiremos siendo un poco ucranianos.


Para las naciones postsoviéticas es importante no solo mantener la cultura del debate, sino establecerla.

¿Cuál es tu función en Apriori Center y qué alcance tiene la organización en el ámbito cultural nacional? 

Apriori fue creado hace alrededor de diez, doce años. Yo llegué a la organización hace siete años. En aquel momento teníamos un programa llamado Club Cívico #19, por el Artículo 19 [de la Declaración Universal de Derechos Humanos] sobre la libertad de expresión e información. Era un espacio abierto para discusiones y eventos culturales, y la prioridad era albergar iniciativas de grupos e individuos. Para la gente era como una casa de cultura no oficial, un espacio libre de censura, abierto e informal. Yo trabajaba ahí organizando principalmente las discusiones entre autoridades, representantes y el público. 

Desde el principio tuvimos buenas discusiones con las autoridades, como un diputado local o el director de un servicio público. Por ejemplo, discutimos sobre la caza de los perros, que era un problema en ese momento. A los perros que no tenían dueños y andaban por la ciudad les disparaban a plena luz del día y la gente estaba preocupada por eso. 

Pero las autoridades y representantes dejaron de venir a las discusiones, y empezamos a tener problemas. Aún así, tenemos muchos activistas y periodistas. Quizá no en Transnistria, pero en Moldavia, en Rusia, en Ucrania, incluso en Polonia; y continuamos los debates, al menos para mantener la cultura del debate. 

Para las naciones postsoviéticas es importante no solo mantener la cultura del debate, sino establecerla. Tenemos ese problema. Ahora que hay muchas discusiones en Internet, hablamos una y otra vez sobre la cultura del debate. Es muy importante cuando surge una situación en la que parece que las discusiones pueden tener alguna influencia, que sean buenas, que sean instrumentales. 

Cuando cae la Unión Soviética, muchos moldavos no hablaban ese idioma y se sentían más como rusos, como ciudadanos postsoviéticos.

Esa era mi función. Los últimos cuatro años he sido presidente porque el anterior dejó el país. Ahora estoy enfocado en nuestro servicio de asistencia jurídica. Ofrecemos esa ayuda en los casos conectados con [violaciones a] la libertad de expresión y asociación. Este trabajo que hacemos ahora me parece más importante porque la situación ha empeorado. Está conectado con la nueva ley sobre censura, la “estrategia para combatir el extremismo”, con que el Estado ha tenido un comportamiento más duro con las personas que tratan de expresarse libremente y criticar al Gobierno.



Video promocional de la cuarta edición del Festival Chesnok de documentales sobre derechos humanos, organizado por el Centro Apriori desde 2016.


¿Cómo describes el régimen político de Transnistria?

Transnistria es una región no reconocida de Moldavia, que aparece luego de la caída de la Unión Soviética. Había muchos rusohablantes porque en tiempos de la Unión Soviética, en los años 60 y 80, había muchas fábricas en esa zona y muchos rusos fueron a Moldavia por la buena comida, la abundancia de trabajos, las casas que se estaban construyendo. En cuanto a nacionalidad, el porcentaje en Transnistria es de un tercio de moldavos, un tercio ucranianos y un tercio rusos. 

Cuando cae la Unión Soviética, muchos moldavos no hablaban ese idioma y se sentían más como rusos, como ciudadanos postsoviéticos. En Moldavia, como creo que ocurre casi siempre que aparecen pequeñas repúblicas, hubo una fuerte retórica nacionalista. Ocurrió de manera similar en Ucrania. Esto fue utilizado por algunos políticos en Transnistria para que pareciera que había un conflicto. Las personas rusohablantes deciden que no quieren ser parte de Moldavia, que tienen una identidad rusa, y en Moldavia les dicen que se vayan a Rusia. Hubo una retórica muy dura por parte Moldavia, con oposición de políticos de Transnistria, que llevó a un conflicto. Miles de personas fueron asesinadas en esta pequeña guerra. El pequeño ejército ruso que había quedado en Transnistria después de la caída de la Unión Soviética intervino y el conflicto fue detenido. Ahora parece que está congelado: no hay guerra y entre las personas no hay conflicto; pero el estatus de la región aún no está resuelto. 

Ahora el país es una corporación.

Al principio, en Transnistria había una población de 600.000 personas y ahora es de alrededor de 400.000. Es una locura, mucha gente ha dejado el país. Para Moldavia es un problema; pero es un problema aún mayor para Transnistria porque muchas personas se van a Rusia o a Europa. Algunos dicen que nuestra identidad nacional es irse del país. En especial se van los hombres jóvenes, por eso gran parte de la población es cada vez más envejecida. También por ello la manipulación mediática es más efectiva en Transnistria. 

¿Pueden los ciudadanos participar en la toma de decisiones, en el Gobierno, tener medios independientes? 

No tenemos medios independientes, al menos medios de comunicación. Había uno y fue cerrado por el presidente anterior hace alrededor de diez años, cuando comenzó su mandato. Lo interesante es que cuando, miras a Transnistria, parece un país democrático porque no hay violaciones visibles y cambiamos de presidente; ahora vamos por el tercero. Esto solo ha ocurrido en Moldavia, o en Georgia, en los países postsoviéticos. Parece que hay un cambio de poder, pero no es así en realidad porque tenemos un monopolio que controla la política. 


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Evgeny Dunaev.


En Transnistria parecía que la gente que vive ahí daba su apoyo; pero, con el tiempo, más y más personas han visto que ha sido totalmente arruinado todo por lo que lucharon al principio y que ahora el país es una corporación. Y ese es el problema. Sería mucho mejor si Transnistria fuera un buen ejemplo de separatismo, pero no lo es. 

Si los fiscales encuentran una segunda violación sobre la actividad política en el mismo año, pueden cerrarte.

En muchos países autoritarios el ejército tiene una participación significativa en el Gobierno. ¿Este monopolio tiene un trasfondo militar?

Sí. Por ejemplo, tenemos un diputado al frente de una organización de cultura e información que es militar, agente de la KGB en los tiempos de la URSS. Creo que es muy representativo de esta situación. Sí, hay muchos. También es muy difícil saber cuánta influencia tienen en la política de Transnistria. Nosotros también tenemos nuestra propia KGB, que llamamos MGB, con mucha comunicación entre sí. Estamos muy conectados con Rusia, no solo en temas políticos y económicos, sino también en ese sentido.

¿Han sido perseguidos por su trabajo?

Sí, hemos sido perseguidos porque tenemos una ley sobre ONG que prohíbe por completo la actividad política y el fiscal dice que tenemos actividad política. Hubo una discusión sobre las elecciones para la que solamente ofrecimos el espacio. Regresando a tu pregunta sobre si podemos influir en la política, nuestro anterior director estaba intentando insertarse en ella, de manera independiente, no necesariamente como oposición, pero fue excluido de la escena política. Él estaba tratando de hacer discusiones cívico-políticas; incluso comenzó una escuela de estudios políticos. Entonces organizó una discusión en nuestro espacio y empezamos a ser perseguidos. 

Lo interesante de esta ley es que, si los fiscales encuentran una segunda violación sobre la actividad política en el mismo año, pueden cerrarte. La gran pregunta es por qué no nos cerraron, porque cuando entró la ley en vigencia decidimos que no cambiaríamos nuestra actividad.

Todos los diplomáticos y embajadores de otros países de visita en Transnistria también nos visitaban porque no hay ninguna otra ONG que trabaje con los temas de libertad de expresión y asociación.

Necesitamos algo que cambie la situación radicalmente.

Y que pide cuentas al Gobierno… 

Así es. 

Entonces, nos visitaron, preguntaron, estaban muy interesados en nuestro problema. Sé que estuvieron todo el tiempo hablando con nuestros políticos y con el presidente, y probablemente influyeron en que no nos cerraran.

No me gusta eso. Hubiera preferido que ocurriera por el apoyo de nuestra gente, pero al menos funcionó. Sin embargo, no es suficiente porque ellos pueden preguntar por nosotros, sobre personas que conocemos y los problemas que publicamos, pero no podemos saber todo. Necesitamos algo que cambie la situación radicalmente, no caso por caso.


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Detención del abogado y activista de derechos humanos Stepan Popovsky en 2020, mientras exigía la liberación del opositor Gennady Chorba, juzgado por el delito de extremismo.


¿Tienen presos políticos? ¿Tienes idea de cuantos? 

Sí, tenemos; no muchos, de hecho. Pero hace cinco años, luego del cambio del último presidente, que tenía conflictos con las principales compañías del país y estaba intentando oponerse a ellas, muchos de los miembros de su equipo fueron encarcelados. Fueron capturados en Moldavia, devueltos a Transnistria y encarcelados. Están presos un ministro de ese Gobierno y funcionarios ordinarios; incluso uno murió en prisión debido a la mala atención médica. 

Es una situación bastante desesperanzadora.

¿Hay activismo o conciencia ciudadana sobre este tema?

La comunidad es pequeña, entonces hay bastante concientización, creo; pero el problema es que no es una concientización educada. Las personas saben algo, pero realmente no conocen el tema sino de oídas. Son como rumores. Y esto es suficiente para estar asustados, pero no para actuar en una forma racional y efectiva. 

Por eso digo que es una situación bastante desesperanzadora. Y por eso es que apoyo definitivamente esta actividad educativa, hablar sobre los casos. Por ejemplo, en nuestro informe sobre derechos humanos dedicamos mucha atención al aumento de la violencia, alrededor de un 18%, en la esfera en que hemos trabajado en los últimos años. Hicimos este informe hace medio año, pero al principio pensamos que solo nos llevaría un mes. Dedicamos mucho tiempo a hacer estos reportes muy fáciles de leer, comprensibles, para que la gente común entienda por qué un caso de “extremismo” no está bien, por qué una corte no es algo justo. Creo que es muy importante y la gente que lo lee dice que es muy bueno. Pero no es suficiente. Porque la gente se enoja y surge la violencia entre las personas y el Estado; y por supuesto, el Estado va a ganar.

¿Qué cargos enfrentan estos presos políticos? 

Resistencia a la violencia de los policías; o si hablamos de ministros o funcionarios de la anterior presidencia, desfalco. También hemos tenido muchos casos de insultos a representantes estatales, es muy común, son muy sensibles en este sentido. No hay muchos casos de “extremismo”; también algunos de espionaje. Tenemos artículos muy específicos en nuestra legislación; por ejemplo, hay uno que prohíbe criticar el “papel positivo” del ejército ruso en nuestro conflicto y hay algunos casos sobre esto. 

Bueno, tenemos propaganda que dice que somos todos agentes extranjeros, que nos pagan por criticar.

Entonces, Moldavia y Rusia están cooperando con sus Gobiernos en la persecución de las personas. 

De hecho, Moldavia se opone oficialmente a nuestro Gobierno, pero solo eso. En los peores casos, un periodista moldavo publicó que en el aeropuerto de Moldavia —porque Transnistria no tiene aeropuerto y todo el mundo usa el moldavo—, los trabajadores de la aduana ayudan a los oficiales de Transnistria a moverse desde Moldavia de manera no oficial, con privilegios. Allí, parece que la nueva presidenta está tratando de combatir eso porque es muy pro Europa; pero es muy difícil porque la población no está muy educada, tienen un Parlamento muy corrupto y es una república parlamentaria. También ha habido casos de fiscales muy corruptos.

Pero parece que está cambiado. El mayor oligarca de Moldavia se exilió y decomisaron sus bienes; esto parece que tiene que ver con alguna influencia de Estados Unidos. Entonces, así es como funciona la realpolitik. No obstante, las propias autoridades estatales deberían hacer muchas cosas y no solo esta pequeña acción.

En Cuba muchas personas comunes participan de la represión, espiando a activistas o disidentes, en actos de repudio. ¿Esto ocurre en Transnistria? 

Bueno, tenemos propaganda que dice que somos todos agentes extranjeros, que nos pagan por criticar. Yo trabajo mucho y, por lo general, me comunico con personas que son más o menos como yo. Creo que la gente confía cada vez menos en la propaganda. Pero tampoco confían en todo el mundo y por eso creo que es muy importante ser muy transparentes y detallados en el por qué dices que el Gobierno está errado o está haciendo algo mal. No es solo decir que esto está mal, que hay presos políticos, sino explicar por qué.

El problema con el Internet es que la gente tiene miedo.

Pero, sí, todavía hay muchas personas, sobre todo personas mayores, que creen que todos somos agentes extranjeros. Yo paso mucho tiempo explicando, incluso a mi madre, cómo funciona realmente. Nadie es agente, solo somos libres de hacer lo que queremos y recibir un pago. O incluso no recibir dinero; por ejemplo, en nuestra organización creemos que si puedes hacer algo sin un grant deberías hacerlo, porque es incluso más fácil. 

¿Y qué papel tiene el Internet en esto?

El problema con el Internet es que la gente tiene miedo. No hay buenas discusiones fuera de las redes y, hasta donde yo veo, tampoco ocurren en el Internet. Tenemos algunos presos por administrar grupos en Viber, en Telegram, o Facebook, no importa. La gente tiene miedo a escribir algo, decir algo crítico, y por eso la discusión no ocurre; o sencillamente porque no son buenas plataformas para discusiones reales. Sé que hay personas con críticas y mucho miedo, incluso hombres de negocio, que están tratando de ser transparentes y cambiar el ambiente económico, y dicen desde el principio: “Evgeny, hay cosas que no te puedo decir aquí”. 

Entonces, ¿ves una salida? 

Estamos tratando de desarrollar el concepto de una Corte, bajo las Cortes de Moldavia y de Transnistria, porque hay casos ordinarios, como los divorcios y los trámites asociados, que deben ser implementados en los dos territorios. Por ejemplo, si un integrante de la pareja se muda a Moldavia, debería existir un organismo que medie en este conflicto. Pero este organismo pudiera resolver también el tema de los derechos humanos si fuera reconocido por las autoridades de ambos países y se creara la legislación, como una Corte europea de derechos humanos. Pero tiene que haber voluntad por parte de Transnistria, de Moldavia, de Rusia y Ucrania, los países que participan en el proceso de negociación. Porque tenemos un formato de negociación de 5+2, el único proceso reconocido con representantes de Transnistria, donde la Unión Europea y Estados Unidos son observadores. 

Cuando Rusia capturó Crimea, Putin dijo que tomó una decisión calculando los riesgos y consecuencias, pero en realidad no podía saber cuáles serían.

En este proceso se podría crear esta especie de Corte, para el caso específico de Transnistria. Creo que deberían establecerse estándares internacionales para casos donde el Gobierno no parece legítimo, captura el poder y solo explota a la población.

Por ejemplo, cuando Rusia capturó Crimea, Putin dijo que tomó una decisión calculando los riesgos y consecuencias, pero en realidad no podía saber cuáles serían. Entonces hubo sanciones, pero no a todo el país, sino a miembros específicos del Gobierno. Creo que esta es una buena tendencia que hemos visto en los últimos diez años; pero aún no parece ser suficiente. Quizá si desarrolláramos estándares, como tenemos con los derechos humanos, entonces Putin conocería las consecuencias y quizá no tomaría algunas decisiones. Creo que en esta dirección podríamos encontrar una solución. 

¿Crees que sea importante que nosotros, por ejemplo, en Cuba, sepamos qué ocurre allá? ¿Crees que esto es algo que pueda ayudar?

Eso le preguntaba a una organizadora del Forum 2000 en una discusión. ¿Por qué se hace el foro? Su respuesta fue, primero, para promover valores democráticos; ahí no estoy de acuerdo, porque probablemente las personas que venimos no necesitamos esa propaganda al compartir esos valores. Pero la segunda razón es apoyar a las personas que están luchando en sus países y ese apoyo es muy importante. Por ejemplo, estuve en una reunión con activistas de Azerbaiyán, Kazajstán, Armenia, Rusia, y después estuvimos conversando. Es muy potente entender que miles de personas están luchando en todo el mundo por lo mismo y es importante sentir que no estás solo; especialmente en países pequeños y aislados, sin medios de comunicación alternativos. 

Quizá entre todos podemos influir en la Unión Europea, aunque no es una organización que inspire mucha confianza.

Pero me temo que no hay mucho más que podamos hacer para ayudarnos porque no tenemos influencia a nivel internacional. Pero, como activista, podrías apoyar esta idea de reforzar o estandarizar estos mecanismos de intervención comunitaria, no solo en Europa. Por ejemplo, en Ruanda ocurrió un genocidio, no hace muchos años, y no hubo influencia para resolver el problema. Quizá entre todos podemos influir en la Unión Europea, aunque no es una organización que inspire mucha confianza, parece no funcionar, y probablemente tener alguien de esa organización sea complicado. 

Tenemos que encontrar mecanismos. Existen, pero no son efectivos. Entonces, hay que cambiarlos; deberíamos discutir cómo cambiarlos. No veo muchas discusiones sobre eso. 




Nota:
[1] En referencia a la Plaza de la Independencia en Kiev —en ucraniano: Майдан Незалежності, Maidán Nezalézhnosti—, donde transcurrieron en 2013 una serie de manifestaciones proeuropeístas, en contra de la decisión del gobierno de Ucrania de suspender la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea.




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Defendiendo Derechos en América Latina

Hypermedia Magazine

‘Hypermedia Magazine’ ofrece un resumen de la conversación que tuvieron en Twitter Spaces Erika Guevara Rosas (directora para las Américas de Amnistía Internacional) y Tamara Taraciuk Broner (directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch), donde esbozan los retos y oportunidades que implican la defensa de los Derechos Humanos en América Latina.






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