Después de la libertad

Preludio extraño (Esto no es ‘free jazz’)

Sonido de agua corriendo. Imágenes abstractas cuasi naturales.

Hay un filme que se llama Inside Out in the Open que plantea las siguientes ideas a través de voces que dialogan:

Voz I: ¿Qué es el sonido?

Voz II: Es obvio, sonido es algo que escuchas.

Voz III: ¿Sonido? De hecho, es el silencio.

Voz I: Son […] las vibraciones entre el espacio.

Voz III: La razón por la que el sonido es silencio es porque sin sonido no hay silencio, y sin silencio no hay sonido.

Voz IV: El sonido está cerca, muy cerca de tu origen o de tu propio ser.

Voz V: Yo uso el sonido como un vehículo para amplificar lo que está sucediendo a través de mi yo, en términos de pensamientos y sentimientos, y ondas en mi soma.

El último disco de Diego Hedez & The Sounds of Freedom Project es una obra sonora que plantea una serie de preguntas interesantes y latentes.

Diego me advirtió que quería anarquizar o liberar la música de su carga histórica, por así decirlo. Dejarla de entender dentro de un marco, de un cuadro, de una noción musicológica de esto y aquello contra lo otro y así. Diego sueña con la descategorización de su obra musical. O sea, yo lo veo como si deseara una obra poshistórica, que se salga de las lógicas hasta hoy vistas, sin perder comunicación, sin perder el taste del lenguaje musical.

El objetivo artístico específico de este disco es no ser un álbum de free jazz, de ahí el título: Don’t just call it freedom. No es la libertad dentro del limitado marco de una tradición específica, sino la libertad/autonomía en el sentido nietzscheano de experiencia-búsqueda-voluntad de saber;o sea, la conjunción de diferentes drives o pulsiones libres. Un diálogo de impulsos-narrativas liberadas entre sí —tal vez es el mejor resumen sobre el álbum.

En esa música se plantea que ser libre es experimentar, lo que al mismo tiempo es mezclar, como los antiguos textos de alquimia china: “mezcla oro y mercurio con cinco jin del hongo azul cultivado en la sombra del patio y las patas trituradas de un gallo multicolor.

Bébelo todo con una cuchara de hueso que se expuso la noche anterior a la luna llena. El Cielo se te presentará solo, y verás a los inmortales y a otros espíritus. Serás uno más entre ellos”. Así mismo, como en la alquimia china, Diego intenta manipular el tiempo-historia —en este caso el musical—, al entenderlo de una forma heterogénea, diversa, abierta y otra a la dada por la tradición y la burocracia musicológica. En resumen, pretende ser una obra pos-género.

En cierta medida, la improvisación libre lleva a esta descategorización deseada, y más si se trabaja con intérpretes de varios contextos/tradiciones y con memorias marcadamente distintas. La conceptualización del género se vuelve sosa, y ya no se puede hablar de “es esto”, sino que es simple y llanamente a la Foucault un objeto x.

La engavetación típica de la musicología pierde sentido en esa experiencia inmediata: es imposible hablar de un afrocuban stockhausenian-lygetian free jazz, ya que se vuelve patético. En ese sentido, el categorizador se pierde en la ilusión o en la apariencia y, por tanto, en el lugar común.

Como un viejo que intenta atrapar sus alucinaciones, no puede darse cuenta de la imposibilidad del acto, en vez de quedarse en el just-experience y el flow que propone esta música sigue intentando capturarlo todo en un género: el free jazz.

Por ello, no ve la transfiguración de la obra musical, ni la muerte instantánea del género musical —uno de los dioses de la musicología—. Tampoco resuena con el bricolaje de sensibilidades-transmisiones, ni entiende la conceptualización que plantean los músicos, que en su ingenuidad mágica —como un cuadro medio infantil de Klee— lleva a una liberación inalcanzable por otras vías establecidas.


La Música (esto es improvisación libre)

Cada una de las piezas tiene un texto conceptual —básicamente, el título— que brinda una información relativa para que el espectador se acerque. Este texto hay que comprenderlo más como una suerte de mapa que como un “la cosa es el título”. La cosa es definitivamente la música, en la que el título representa solo una parte (el objeto del pensamiento) de todo el armazón conceptual-impulsivo.

The First Take es el preludio, la advertencia, la primera toma de una película compuesta de sonidos puramente, que podría estar siendo acompañada por un antipoema de Amiri Baraka mientras suena —como un subtexto: poems are bullshit.

Con un groove liberado de contrabajo (Ledian Mola) y drums (Federico Ughi) que resuena en el espacio, y una flauta (Francisco Mela) danzando con una trompeta (Diego Hedez), se forma una masa de sonidos, una suerte de gran escultura surreal fónica que abarca y empieza a retar a nuestros oídos-mentes.

Notas: Preguntas-respuestas. Movimientos, dibujos y gestos que se fragmentan. Paneo de trompeta.

Nada y Todo es el canto anárquico infantil par excellence. Como una invocación casi que oriental, casi que africana. Para Adorno, este jazz muerto, este pos-jazz es incomprensible.

La mentalidad occidental no se lo permite. No ve lógico decir nada y todo desde la epistemología aristotélica. Apunta Adorno, histérico:

Es una apariencia tras otra, un encantamiento. Esto es una brujería negra peligrosa, sensual, libertaria o algo peor e inimaginable (pos-libertaria). No tiene sentido, es intoxicación, es hachís. Es el maldito opio de los pueblos sublimado. Es una naturaleza falsa/sintética hecha para el consumidor enajenado de ciudad. Es producto de la burguesía y del proletariado al mismo tiempo. De vuelta, no tiene sentido, son movimientos brutos, caderas, sexo, afrovitalidad…

Es pos-género, y esa misma ontología lo hace ser la castración de mi masculinidad, de mi racionalidad iluminista. Es la música de un esclavo eunucoide, y por ello es la celebración de un pasado de opresión. Un error total. Pretensión pura. Tánatos…

El fantasma de Adorno cae subyugado por el gran rito sonoro.


Unexpected Dialogue

Narrador: Una trompeta hace un comentario sobre un sueño, un sueño ya lejano en el inconsciente individual y colectivo. Freudianamente se ve una naturaleza protosexual en el gesto, en ese gesto onírico inicial.

Un acto de cierta soltura animal. Como una serpiente que se esconde entre las hojas secas y podridas. ¿Lo prehumano llamando?

Una pregunta aparece y con ella una flauta a hablar de ornitología aplicada a la música. Después es como un ave luchando con una serpiente en una selva mexicana.

De repente, se arma un barullo. Un dios que estaba pegado dentro de un árbol muerto empieza a regañar a todos: es el contrabajo. La discusión se lleva a cabo entre el contrabajo y la trompeta. El drums llega como una masa esquelética medio amorfa y se integra a la conversación. El diálogo se torna cada vez más interesante. La trompeta se calla. La flauta da su discurso de ave encerrada en un instrumento. Suena un: woo! Aparece la trompeta. La cacofonía parece no parar… Son los últimos suspiros de un diálogo inesperado. Cierra la flauta.


Strange Conversation

Bajo (con arco): ¿Qué te ha parecido la muerte de Adorno?

Drums: Necesaria. Es la muerte de la burocracia musical.

Trompeta: Agonizaba… Lo recuerdo. Apenas podía descifrarlo. Dijo que no entendía la magia del sonido en bruto, de una conversación cósmica. No entendía por qué esa trompeta quería salirse de una tradición dada. No comprendía el porqué del recuerdo grave, de la cita al pasado, no entendía el blues, ni las memorias de los campos de algodón.

Flauta: Así mismo. Perdido estaba. Como en un trance de datura. Sin conciencia. Su molestia principal era el recuerdo y el desplazamiento.

Tutti: Eso, se sintió desplazado.


El Trampolín

Niño-filósofo: ¿Este tema? Swing. Colores. Saxo (Jeff Pearring). Homo ludens. Una locura en un bar de NY. Charla, descarga… Recuerdos del pasado. ¿Te acuerdas cómo saltamos? Después, imágenes-ideas como: “Para Nietzsche el niño es el símbolo de sabiduría y no el viejo”. Gozadera maybe. También rock & roll por ahí. Como un marco que parece que es pero que enseguida se parte, se desborda. Sí, eso mismo: Jazz líquido. Música líquida. Música para un happening. Y los details. ¡Uf! Tronco de final.


Phone call named The Ultimate Sound Revolution

Looking for? Oh yeah. I am looking for Stockhausen. Yes, that crazy piano stuff (Hidemi Akaiwa). Damn, man.

I love that. Super strong. Such voluminous like that movie. Whats the name? Yes, News From The Ideological Antiquity. Peso pesado.

Pure Das Kapital sound. Strong like Carletto’s personality. Wooohooo! Power for the twelve notes! We are now against the dictatorship of tonalism! So on and so forth. Hahaha. Poor Adorno. Poor western intellectual mind. With that piece, you actually killed him for good.

You transcended the idea of freedom. Now you go beyond that. Beyond freedom as a concept in itself. Freedom as the experience of sound. You are challengin’ nothing-ness. Oh yeah, so many timbres in this piece. The best intuitive orchestration ever seen. This is not avant, this is post-avant sound. Definitely, you all are ahead of your time. Hey, I feel like there is a dance there. The dance of liberation. The dance of the Divine.

(Cymbals)

For it!

Poet: In the heart of New York’s vibrant beat,
Where Dadaism dances to a jazz-filled street,
A fusion of ideas, a whirlwind of sound,
The beatniks and accelerants gather around.
In this digital age, where movement is fast,
A city alive, a future unsurpassed,
The rhythm of progress, a relentless pace,
A symphony of chaos, a digital embrace.
The beatniks, they wander, seeking the sublime,
In coffee shops and alleys, lost in time,
They ponder existence, question the norm,
In their search for meaning, they transform.
Dadaism reigns, with its absurdity and wit,
A rebellion against reason, a playful spirit,
Collages of chaos, words without sense,
A celebration of nonsense, a poetic offense.
And in this cacophony, the jazz takes flight,
A language of improvisation, pure delight,
Trumpets and saxophones, drums that ignite,
A symphony of freedom, a soulful respite.
Amidst the chaos, the accelerants rise,
Embracing the future, with wide-open eyes,
They ride the waves of progress, unafraid,
In this digital realm, where ideas are made.
New York, a canvas, where bodies collide,
A tapestry of movement, a visual ride,
The streets are alive, with energy and heat,
A city that pulses, a rhythm hard to beat.
So let us revel in this eclectic blend,
Dadaism, jazz, beatniks, and the digital trend,
In New York’s embrace, we find our place,
A symphony of chaos, a poetic grace.


Interludio

Narrador poseído: La trompeta llama la atención. El piano dice que estamos en un sueño viejo. Parece ese piano una lira o cualquier otra cosa. Este puede ser el interludio perdido a la siesta de un fauno. Quizás un material apócrifo en el desierto. Ahora, el saxofón llama de lejos y el drums vuelve a invocar. La invocación pare tres fotografías: 1) un africano danza, 2) un swing parece que nace, y 3) SunRa. El piano extendido cierra la invocación.

The Cuban Trio

Francisco Mela on drums

Diego Hedez on trumpet

Ledina Mola on bass


Un cuadro

Guajiro I (cannábico):¿Qué es un Free Son? ¿Un son que no es son?

¿El son que se libera? ¿Un son que parece un Carreño Morales hecho música? ¿Un son perdido en la selva urbana? ¿Un tumba’o politonal en el bajo? ¿Un sabroso ajiaco con marihuana? ¿Un recuerdo de una Cuba libre? ¿Si el son es una parte de Cuba, esa parte se liberó con el son libre?

Guajiro II (psicodélico):De repente empieza a flotar el viejo son en el espacio. Como un cagüeiro pasa de ser hombre a ser un pájaro que vuela. Es un ser extraño. El son es la invocación mágica del pasado. Un recuerdo para llegar al mundo metafísico. Ya es otro cuadro, más bien un poema escrito en el firmamento. Una composición, como aquellas de Miró, un fondo negro como con pequeños movimientos en el cielo, un detalle, dos detalles… hasta diez. Pequeñas situaciones sucediendo. Movimientos aleatorios. No mucho, pero lo suficiente. El suficiente recuerdo de algo. Una adivinación espacial: una nave.

Guajiro III (con resaca):Una obra libertaria. Un danzón sin tiempo es casi que Martí sonado. Un danzón ancestral, un danzón de cementerio.

Lo criollo como que se libera en ese rito fúnebre.

Dice un loco: “Oh frigio sueño que después de un viaje espacial y un son invocador me das una vuelta a la autonomía, al lugar místico y deseado: a la utopía cubana libertaria.

El Liceo de Matanzas lleno de máscaras extrañas, parecen artilugios afrofuturistas, como ángeles criollos de un árbol de Kabbalah cubano. O mejor, es como Huracán por Wifredo Lam. Walter Benjamin tomándose un café en la Atenas de Cuba piensa: “¿Qué es el progreso? ¿Lo viejo renovado?”. Articular históricamente el pasado no significa conocerlo como realmente fue. Significa apoderarse de un recuerdo tal como este relumbra en un instante de peligro.

Caricias percusivas y un monigote saca’o de un ritual haitiano aún más viejo. De sopetón, aparece un árbol atravesa’o, un péndulo de Foucault y un zemí. Todo se disuelve en un recuerdo que se pierde en la lejanía. El tiempo ha sido manipulado…


Epílogo (Diálogo en accelerando)

Yo: Diego, cuéntame cómo fue el proceso.

Diego Hedez: Bróder, la música se grabó en Roma. Octubre 29 del 2022. Fue durante el programa de Sounds of Freedom que yo fui aceptado en Italia. Me pasé un mes entero con cinco músicos, más Ughi que es baterista y el director del programa. También Francisco Mela que es el director musical como tal. Estuvimos grabando todo un día desde temprano. Yo nunca había hecho un álbum así, de tener varios instrumentos, cambiar músicos del mismo instrumento. Esto es nuevo para mí. Es una cosa genial. Se hace extensa la proyección de la música porque cada quien viene con una idea diferente, cada quien trae un concepto diferente.

Y esta sesión más que nada me hace ver un proceso, una fase, me hace ver el camino más fácilmente. Y yo sentía que esto era técnicamente algo nuevo para mí. Estar todos los días tocando este tipo de música. Por ejemplo, te pasan muchas cosas por la cabeza que quieres tocar, y lo más importante aquí (creo yo) es saber dónde tú puedes dejar el espacio, el parar, dónde respirar, dónde volver a tocar. Qué sonido no voy a hacer, qué sonido voy a hacer. ¿Sabes? Esto no es de [hace sonidos con la boca]. No. Esto se trata de escuchar. Si crees que lleva un mute, una sordina, o lleva la mano… Es darle chance al proceso natural de expresarte, de escuchar, de respirar. Y lo haces con calma. Como que: “Ok, I’m here. I play. I’m going to express myself. You know?”. Me gusta proponer cerrar los ojos, tomar aire antes de empezar. Dejar las tallas afuera, todas las tallas locas. Toda cosa que no tenga que ver con el momento.

Pero en esa sesión, yo siento como orgullo mío, como mi ego. ¿Sabes? Como que toqué mucho. [Voz más fañosa]. Yo quiero tocar trompeta, yo soy un cubano que toca trompeta [hace sonidos]. Pero bueno bróder, ese disco es especial, me hace ver esto. Hay que tener la capacidad de parar. Es difícil, porque todo el mundo quiere tocar. Estamos en un concierto, vamos a tocar: bla bla bla. Espérate, espérate, espérate. Fíjate qué quieres decir. Al principio, los primeros meses era como: “No, voy a sacar un disco”. Pero ahora es como: “Ok, wait, wait. Aquí está pasando esto. Hay que aprender a hacer esto”. Por ejemplo, lo que te hablo de los silencios, de la comunicación. Porque, realmente, el objetivo de esta música es expresión.

Let the music feel…





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¿El ‘pop art’ como corriente musical?

Jonathan Formell

¿Puede existir una corriente de ‘pop art’ sonoro, o algo similar, en la posmodernidad musical?





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