Pablo Romero

Romper un vaso

Estaba al borde. Lo juro. Casi imperceptible,
atento a la ruina como a punto de darse muerte
como sabiendo el lugar exacto dónde hacer fuga.

Estaba al borde.

Tuve un amor alguna vez. Era como vivir de la sed,
darse contra el mar hasta romper el cuerpo.

Pero no era mi cuerpo lo que se fragmentaba
en la caída,
no esta vez. El vaso caía por el peso de su nombre,
dije vidrio y no necesité más para cortarme.

La poesía hace estas cosas.

(de Los días de Babel, México, 2015)



Apartado sobre la atrocidad

a Lucas

El niño dice tiempo y le sangra la boca

grita como queriendo arrancar de golpe
el gesto muerto de un dolor
demasiado inútil
la columna torcida de sostener    
el peso de otros años
unas manos donde nadie espera
para la terrible ceremonia de mirarlo caer

no debería el miedo caminar descalzo
un paso y otro a la intemperie,

descenso transversal al agujero de los días.

el niño dice tiempo y le sangra la boca

un romperse contra toda luna

contra toda intensidad

(de Los días de Babel, México, 2015)



Pequeñas fugas

Se me escapa de las manos 
todo aquello que alcanzo 
a escribir. 
Mis dedos son tuberías rotas
caños herrumbrados 
por el caudal de los días.
Ya no lucho contra la pérdida 
ni la insistencia del goteo
y quisiera poder enmarcar 
su abolladura en estas piedras.
Tendría que nombrar 
(por ejemplo) 
la fuerza del impacto
y la verticalidad de la caída.
Tendría que escribir su ruido
y también su persistencia.
Sería inútil:
todos los poemas son palabras 
a mitad de camino.
Escribir la escritura 
es mi única certeza.

(de La jaula del hambre, inédito)



Revelación

Todo lo que se escribe está
por naturaleza
demasiado lejos de ser lo que es: 
como si para decir barco 
tuviera que pintar primero el mar. 
La idea del barco se anula 
sin la presencia del hombre 
mirando el agua 
y el agua arrastrando espuma. 
El barco no existe sin la superficie 
que empuja la palabra 
y la obliga a ser. 
Afuera está nevando. Digo Nieve. 
La nieve se anula si no hablo del frío. 
El frío se anula si no hablo 
del hombre. 

Todas las palabras son caminos 
de peregrinación hacia mí.

(de La jaula del hambre, inédito)



Esto quise decir cuando no dije nada

Me pediste que te hiciera una casa: 
con qué palabras decir un techo 
y el amor que lo sostiene 
o lo derrumba
el camino que nos lleve 
al otro lado de la puerta.
Es cierto: no supe qué decir 
cuando dijiste que te ibas porque 
el cansancio era más fuerte 
que las ganas intentar.
No traté de detenerte 
no tuve miedo 
no estuve triste, no me odié 
ni pensé en las cosas que quedan 
cuando ya no queda nada
porque tengo la calma de saber 
que si nada queda nada puede faltar.
Perdón: no sé rezar 
pero escribo una oración 
con los escombros de esta historia. 
Me hubiera gustado decir 
que siempre odié el ruido de tu respiración
pero que igual nos hubiera construido 
un lugar para resistir.

(de La jaula del hambre, inédito)


© Imagen de portada: Franco Catena.




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