¿Firmas?

Hace unos días en las redes sociales un grupo de artistas e intelectuales han decidido emprender un boicot contra la XIVBienal de La Habana, para lo cual se han tomado una foto con el hashtag #NOaLaBienaldeLaHabana. Un amigo me envió el link y me preguntó: “¿Firmas?”.

Le respondí por Messenger que sentía la necesidad de escribir primero unas ideas antes de tomar alguna decisión; lo hago consciente de las repercusiones que tiene hacer este gesto viviendo en Cuba. En cualquier sociedad estas oportunidades de expresión son legítimas y necesarias para ser más humanos y más cívicos; en nuestro caso, se trata sobre todo de dejar a un lado la doble moral como un comportamiento de supervivencia. 

Por eso en Cuba esta iniciativa debe ser firmada según el criterio individual de cada quien. El contexto cubano, como todos, tiene sus particularidades; hay quienes quieren olvidar eso, o bien negarlo o reafirmarlo. Todos tienen sus razones y son válidas. Sin embargo, a estas alturas deberíamos haber aprendido más de una cosa en todos estos años de historia y es que dejar margen a la especulación de quienes firman o no firman la iniciativa del #NOaLaBienaldeLaHabana no ayuda a comprender la situación que se vive hoy en Cuba con respecto al arte y a la cultura. Yo creo que se debe explicar al mundo las razones por las que unos firman y otros no. 

Para mí está mal lo que está pasando hoy en Cuba con las acciones recientes de enfrentamiento y represión al pensamiento disidente. Como persona, además de artista, no puedo callar y ser cómplice con mi silencio de estas acciones. No puedo ser congruente conmigo mismo si me manejara con la habitual indiferencia del artista en su burbuja. De hecho, tengo dos motivos como artista visual para firmar la iniciativa #NOaLaBienaldeLaHabana. El primero es el destierro de Hamlet Lavastida y el segundo es el caso de Luis Manuel Otero Alcántara, que es un episodio con varias temporadas. Observo cómo muchos que saben del tema están pasivamente a la espera del desenlace final, que espero no sea la muerte y tengamos una Cuba sin Alcántara, como tristemente publicó un día un artista.

Pienso que firmar #NOaLaBienaldeLaHabana es más que todo un gesto desde el arte, un arte de tipo cívico. Aunque nunca faltan aquellos artistas, de esos camaleónicos, intentando desacreditar cualquier protesta dentro de Cuba alargumentar que se trata de un fenómeno Ai WeiWei, con intenciones de borrar de la historia del arte una estética crítica o de artivismo (palabra usada recientemente para referirnos al artista activista —la palabra cambia con los años, pero el sentido es el mismo, eso merece un ensayo aparte—). Reducir un gesto cívico-político y artístico al fenómeno Ai WeiWei lo que hace es más bien ofrecer una respuesta simple a una situación compleja. Desde la comodidad y la complicidad del artista con sus vínculos institucionales y quizás la posibilidad de un beneficio personal a cambio de este tipo de apoyo, resulta fácil desacreditar y enmarañar las cosas. 

Pero también se da el caso del artista consagrado al amparo de la institución, que a cambio de sus favores es chantajeado por sus vicios conocidos públicamente en el gremio. Así, el apoyo ideológico se cambia por impunidad. Son artistas que actúan como brigada de acción rápida. Hay antecedentes, googleen sobre La Antibienal de los años 50, un gesto que se erigió en un instrumento de lucha y respuesta contra la política franquista y la dictadura batistiana, ese es el camino a un gesto como la propuesta #NOaLaBienaldeLaHabana.

Este gesto de firmar por la #NOaLaBienaldeLaHabana es esperanzador para las nuevas generaciones de artistas y de la sociedad cubana en general, porque un artista es un ser social que necesita sentir que pueden expresar sus ideas sin temor, reclamar su espacio de libertad de expresión plena, que sus obras escritas, musicales y en nuestro caso visuales no tengan que ser revisadas, reguladas por ninguna comisión para su aprobación y presentación oficial. 

Nadie debe creer que tiene esa potestad usando Decretos como el 35, 349 y 370 ¿o acaso no superaremos nunca el Quinquenio Gris? 

Los artistas, como cualquier persona, deben sentir que pueden hablar libremente y no susurrar como nos decían nuestros padres: “¡Habla bajito que te van a oír!”. Y lo digo porque estos adolescentes de hoy sienten que ya nada pueden hacer aquí dentro y solo piensan en irse de Cuba, haciendo del futuro de este país una gran sala de geriatría; supervivientes algunos, además, por la ayuda de la familia en el exterior y no por el trabajo propio.

Sobre este gesto de #NOaLaBienaldeLaHabana ya se empieza a construir el descrédito por parte del Gobierno y el Ministerio de Cultura; se empieza a decir, como si fuera algo malo, que en su mayoría los firmantes de la iniciativa residen fuera de Cuba y que son unos pocos; dicen también que es una hipocresía de aquellos artistas que utilizaron la Bienal de La Habana como plataforma de lanzamiento internacional de su carrera artística; y se dirán muchas más cosas para intentar desacreditar la convocatoria. 

Ese es el problema: que todo lo que no sea bienvenido oficialmente es desacreditable casi en automático. No hay que negar que la Bienal de La Habana ha sido, y lo sigue siendo, ese espacio importantísimo en la carrera del artista visual cubano. Pero creo que esta Bienal tiene un carácter distinto a las otras precisamente por lo que ha sucedido en Cuba con el arte y la cultura en estos últimos años; y en especial por lo que ha sucedido recientemente con artistas como Lavastida y Otero Alcántara, entre otros.  

Por otra parte, Cuba ha estado desconectada de Internet por décadas. Solo ahora, hace unos años, existe un acceso masivo a las redes sociales, y sobre todo a las noticias internacionales, a las noticias que permiten saber eso que no se dice en los medios de Cuba. La gente puede enterarse de otras voces, concuerden o no; la gente tiene acceso a todo eso y ahí Internet abre la posibilidad de contar con un pensamiento alternativo, un pensamiento que se puede comparar con otros pensamientos; en síntesis, la gente tiene acceso a la información y a lo que está pasando más allá de las fronteras acuosas de la Isla. Con el acceso a Internet es imposible ocultar lo que pasa fuera de Cuba. 

La iniciativa-gesto #NOaLaBienaldeLaHabana ha nacido de manos de artistas cubanos que viven fuera de Cuba, pero ha llegado a todos los artistas cubanos que viven dentro de la Isla y ahí reside la razón del gesto y su propia importancia en estos momentos. La iniciativa busca crear en la conciencia de las personas la idea de libertad de opinión y llama así a perder el miedo. ¿Por qué es desacreditable esto?

La mentalidad de la sociedad cubana ha evolucionado, a ningún cubano hay que contarle el cuento, solo quieren ser escuchados y aceptados en su diferencia, en su pluralidad; pero existe un trauma generacional que solo desaparecerá cuando inevitablemente una generación borre la otra. 

De la misma manera que un día dejé la casa de mis padres y construí la mía (la casa que mi hijo dejara un día, ojalá no sea necesario que se vaya de Cuba, la conserve y la viva), así mismo llega el relevo generacional. Se trata de jóvenes diferentes a los que fuimos nosotros, les tocó otra vida, y también otra Cuba. Por eso el adoctrinamiento ideológico no funciona con los jóvenes de hoy y son esos mismos jóvenes a quienes el Gobierno no está oyendo realmente, ni a ellos ni a sus demandas. Hay doble moral con ellos también y eso es un síntoma recurrente en Cuba que debe eliminarse con el diálogo, a través del intercambio de visiones y de concepciones de vida. Miren lo que ha sucedido con los peloteros del Sub 23, primero patriotas antes que buenos peloteros, y así y todo se quedó la mitad. Como digo yo, la pelota históricamente sigue siendo la mejor manera de explicar y entender sociológicamente a Cuba.

Todo lo que he dicho sirve de contexto para expresar mi opinión sobre el #NOaLaBienaldeLaHabana. Me interesa quedar en paz conmigo y explicar por qué firmo esta iniciativa. Y aclaro, eso no significa que rompo con los espacios institucionales de Cuba, yo he defendido siempre exponer en espacios oficiales y alternativos por igual, ya sea en La Acacia o en Espacio Aglutinador; de hecho, estoy en la Colección del Museo de Bellas Artes de Cuba con: De la resistencia al folklor” y Rogación de Cabeza para los cubanos, una obra sociológica sobre el pensamiento 1995-1996. 

Y anticipándome a la posible crítica y descrédito, eso no es moverme entre dos aguas; más bien estaría entre dos aguas si me quedara callado porque eso sería la domesticación de mi pensamiento a cambio de prebendas. Yo defiendo que nadie te diga lo que tienes que hacer, defiendo la desobediencia responsable, la desobediencia con conciencia, con convicción. Uno sabe lo que está mal y lo que está bien.

Aún y cuando tengo programada desde hace casi dos años una exhibición personal en febrero en uno de esos espacios institucionales dentro de Cuba, ese espacio coincide con esta edición ampliada de la Bienal, y a no ser que me lo impidan cuando estas palabras sean públicas y le moleste a alguien de arriba, voy a exponer. Tengo fe en que todo estará bien, aunque como dice Ifá: “por sus palabras a usted lo mastican, pero no lo tragan”. 

Ya tengo 48 años y me queda claro que hay que aprender de una vez a vivir con el pensamiento que discrepa, porque por esa razón está emigrando o residiendo fuera de Cuba gran parte de los artistas; por eso la mayoría de los firmantes no están aquí dentro, porque están haciendo su carrera internacional; los mejores proyectos se están curando y exponiendo fuera de Cuba. Y eso no solo tiene que ver con la discrepancia de posiciones y visiones del mundo. Una de las razones para migrar desde el punto de vista del artista visual es la incompetencia del Estado y su sistema de no tener una red de tiendas de arte abastecida, por décadas eso ha sido un reclamo constante, así como una logística de importación de materia prima para la producción y la realización de las obras, que afecta además en la exportación, por eso también la poca presencia internacional del arte cubano y la imposibilidad de poder posicionarse en un mercado competitivo internacional desde Cuba. Eso no lo justifica nadie con el Bloqueo, eso es falta de autonomía y libertades plenas para los emprendimientos privados y no a cuentagotas que es lo que el Gobierno considera permisible.

Por último, quiero tratar de entender las razones de los intelectuales y artistas dentro de Cuba que no firman la convocatoria #NOaLaBienaldeLaHabana. A mí me parece que puede ser por una palabra tan simple y que resume todo:MIEDO; miedo que es real porque eres estigmatizado al firmar. También puede ser por UTOPÍA;  pocos meses antes de la Covid, en un conversatorio en La Habana, escuché argumentar a un artista que vive y trabaja fuera de Cuba que una obra de arte no tumba una revolución, que le interesaba hacer una obra que la entendieran hasta en Corea, que le importaba hablar más de qué tipo de color usaba,  la cantidad de material, cuánto mide el cuadro… hasta ahí me parece muy bien su propuesta, pero el problema fue su tono porque este artista se burlaba del artista interesado en las problemáticas sociales como Tania Bruguera

Una vez más me quedó claro que el hombre piensa como vive y que el comportamiento humano es muy variado. En Cuba hay otros artistas que juegan con la cadena y no con el mono, viven indiferentes a estas convocatorias que no resuelven su problema personal y más bien les crea problemas a su status de vida; pero al menos algunos tienen la ética de no firmar una carta pública de apoyo al Gobierno porque muy dentro de su conciencia saben que está mal lo que está pasando, se refugian en el arte como espacio de autonomía, de zona franca, estén lo mismo dentro que fuera de la Isla. Quizás algún día cambien de opinión y de postura. 

Por último, están los artistas irreverentes, los críticos, los contestatarios, artivistas o LOS CONFUNDIDOS, para hacer uso de la palabra despectiva de hoy que usa el Gobierno y clasifica a aquellos “que no saben lo que firman”. Esos “confundidos”, esos son los que firman. 

Como conclusión, estoy seguro que la Bienal de la Habana se realizará, dándole la merecida importancia a los artistas de todas las provincias de Cuba, en igualdad de posibilidades y protagonismo, porque siempre han sido los más desfavorecidos geográficamente, y lo digo porque soy de Holguín, aunque vivo en La Habana desde 1992. Pero no soy proselitista, por eso no les pido que firmen; eso es un egoísmo profesional de mi parte que no les pido. Comprendo la complejidad de la acción y la oportunidad que es la Bienal de La Habana para la carrera de estos artistas, la importancia de que conozcan su trabajo; entiendo también el miedo de firmar. Por eso creo que la mayoría de las firmas vendrán del exterior. Cuando las acciones y los números sean a la inversa y pasen con esa causalidad natural de las cosas, ahí hablaremos de cambios significativos en la sociedad cubana.

Para mí, no obstante, hay reclamos sociales a los que no puedo ser indiferente como artista, eso define quiénes somos; hay problemas profundos que merecen ser dichos y escuchados, y me parece que estos espacios tienen que habilitarse para todos y no en reuniones selectivas donde aparentan que todo es color de rosa. Ya el gesto del #NOaLaBienaldeLaHabana está hecho, es un llamado a la conciencia individual de cada uno de nosotros, pero sé también que es un llamado a superar el miedo y la utopía. Yo firmé dentro de Cuba. 




Carlos A. Rodríguez Halley

La Bienal de La Habana es una mierda transparente

Carlos A. Rodríguez Halley

Tú, como artista, si participas en esta cochiná’, en un momento como este, lo que vas a hacer es tirarte un cubo de mierda arriba, como lo han hecho una lista de oportunistas en momentos anteriores.





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