María A. Cabrera Arús (La Habana, Cuba, 1973) es socióloga. Estudia y escribe sobre los significados políticos de la moda y la cultura material, y enseña en la Universidad de Nueva York. Gestiona y dirige el archivo y colección Cuba Material.

María A. Cabrera Arús (La Habana, Cuba, 1973) es socióloga. Estudia y escribe sobre los significados políticos de la moda y la cultura material, y enseña en la Universidad de Nueva York. Gestiona y dirige el archivo y colección Cuba Material.
Legna Rodríguez Iglesias (Cuba, 1984). Ha obtenido los premios Casa de las Américas, en teatro (2016); el Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar (2011); y el Paz Prize for Poetry (2106), otorgado por The National Poetry Series. Sus textos han sido traducidos al inglés, alemán, italiano y portugués.
Campos de concentración camagüeyanos fueron la “cura” para los Benjamines “desviados”. ‘Arbeit macht frei’.
Los ataques israelíes matan a más de 90 palestinos; Biden mantiene conversaciones, pero evita presionar para un alto el fuego.
“Ernesto G. es el ‘flâneur’ que anota un registro vivencial. En el trasiego de los seres variopintos de una misma talla sociocultural, halla sus historias”.
La escalada de violencia entre Israel y Hamás se salda con más de 20 000 muertos, según cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad de Gaza.
EE.UU. deporta al teniente Pedro Naranjo a la Venezuela de Maduro, encendiendo la polémica sobre la postura de la administración ante los solicitantes de asilo.
La Universidad Carolina se convirtió en una escena de caos, cuando David Kozak empezó a disparar en los pasillos y las aulas, dejando tras de sí 14 muertos y 25 heridos.
Hemos venido a decirles que los políticos no sólo no son Dios, sino que son la causa de nuestros problemas.
“Mi último bocado en Cuba fue un pedazo de aguacate en el parque de Caibarién. El aguacate lo sigo adorando. El regreso a Cuba no me lo planteo”. Entrevista a Verónica Cervera a propósito de La cocina cotidiana de Vero, su libro más reciente, que ya circula en España y pronto estará también en las librerías de Estados Unidos.
He leído mucho en esta cuarentena, intentando ubicar mi lugar en el mundo más cerca de lo improbable, de lo terrario, de la ficción y del feminismo; al mismo tiempo que, inevitablemente, siento rabia ante el autoritarismo de mi país, dirigido por hombres que se llaman a sí mismos intransigentes como si eso fuera loable.
Quiero estar tranquilito y dejarme de rabia. Estoy que le entro a gritos a cualquier vieja en medio de una cola y en el primer tumulto que se forma aprovecho para gritarle cuatro cosas a la policía, que no la soporto. A veces voy por la calle como Joker por la pequeña Gotham del PlayStation, disparándole a todo lo que se mueva.
En ese entonces los papás de Raquel no se decían mucho, pero yo tampoco entendía que había algo debajo de ese silencio. Tenía dieciocho años, había regresado de mi experiencia formativa, y me costó darme cuenta, durante mis primeros días como esposo de Raquel, de que el silencio entre sus padres era el mismo silencio que envolvía a toda la comunidad.