“Los esforzados dueños-choferes de almendrones son sólo otra de las tantas categorías de héroes anónimos que mantienen, mal que bien y nadie sabe cómo, la Isla funcionando. O que, al menos, evitan que se hunda definitivamente”.
“Los esforzados dueños-choferes de almendrones son sólo otra de las tantas categorías de héroes anónimos que mantienen, mal que bien y nadie sabe cómo, la Isla funcionando. O que, al menos, evitan que se hunda definitivamente”.
Yo debía olvidar el mito de un país pequeño que se enfrenta a una potencia extranjera.
En la foto de este 13 de marzo, no me llaman tanto la atención los trece balazos en la estación vedadense de Radio Reloj. Al contrario, me llama la atención que el cristal en la práctica resistió.
La libertad se parece a esa sonrisa con que la muerte nos llama. Es promesa de una plenitud allende el turbio reino de este mundo.
Estos creadores se suman a los quince artistas encarcelados a lo largo de todo el país, por los que sostenemos una campaña de liberación.
“Al matar a Alexei, Putin mató la mitad de mí… Pero aún conservo la otra mitad, y eso me dice que no tengo derecho a rendirme”.
“La libertad es una fuerza transformadora que ha demostrado tener la capacidad de hacer realidad sueños que, hasta hace poco, eran patrimonio exclusivo de la ciencia ficción”.
¿Cómo era el día a día de Alexei Navalny en la prisión “Lobo Polar”? ¿Qué se sabe de su muerte? ¿Qué es el “síndrome de la muerte súbita rusa”?
Con su novela ‘Siempre es bueno verte’, editada por Traveler en Madrid, el poeta Sergio de los Reyes llega a la narrativa con los deberes hechos.
El próximo lunes, 29 de junio, Ariel Ruiz Urquiola, ciudadano cubano, se dirigirá en audiencia directa, sin intermediarios, al pleno del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra. Como expresa su hermana, Omara Ruiz Urquiola: “Con Ariel vamos a estar 14 millones de cubanos”.
Paula nació el viernes después de 24 horas de tortura, tras una imperdonable secuencia de violencia obstétrica. Todavía estoy tratando de entender cómo pudo suceder esto en la sala más calificada del Hospital Materno Ramón González Coro, el más calificado de La Habana. ¿Protocolos enyesados? ¿Indolencia medica? ¿Indiferencia?
Todo lo que tenía alguna relación con La Hora de Cuba fue puesto bajo la lupa agresiva de esa cosa llamada Seguridad del Estado. Especialmente mi esposa, mis padres, y colaboradores muy cercanos del proyecto, como Sol García e Iris Mariño, sufrieron con más fuerza la represión.