Días de gloria. El mar por la mañana, por las tardes, al anochecer. Arena blanca, limpísima.

Días de gloria. El mar por la mañana, por las tardes, al anochecer. Arena blanca, limpísima.
‘La revolución silenciosa’, de Lars Kraume, es una película frustrante por la incapacidad de hallar en ella una línea divisoria nítida entre buenos y malos.
“Nunca me interesó la fotografía como el hecho de saber de exposiciones o diafragma o saber de fotos en sí; simplemente siempre he sacado fotos en mi vida y lo he hecho con la cámara que he tenido a la mano”.
Saily González Velázquez (Santa Clara, Cuba, 1991). Emprendedora y activista por los Derechos Humanos. Fue empujada al exilio por la policía política cubana. Reside en Miami.
El aumento de los encuentros con osos exige medidas urgentes. Funcionarios y residentes se enfrentan a una escalada de los casos.
A medida que disminuye la influencia de Estados Unidos en América Latina, se refuerza el control económico de China.
Los exiliados bielorrusos se enfrentan a un futuro precario, ya que el nuevo decreto del presidente Lukashenko restringe la renovación de pasaportes en el extranjero.
Para Rusia, atacar Ucrania no es sólo una cuestión de imperialismo, sino también de mantener su peso como Estado civilizador central.
Sus composiciones eran tan populares que llegaron a molestar a algunos jerarcas de la cultura de aquel período.
Los periodistas cubanos suelen secuestrar todos los debates verdaderamente provechosos para ellos, con el extraño fin de proseguir empantanados en la onerosa tierra de nadie en la que han estado hasta ahora.
Una entrevista con Javier L. Mora:
«Conocí al párroco Mora a la salida del estadio. Industriales había vapuleado a los borrachos de Santiago y estábamos cabrones. El flaco profería ofensas contra Vargas y el Estado. Aún no lucía el espendrú ni se había retirado al Vaticano.
No muchas veces los poetas cubanos (de cualquier época) han sabido hacer poemas tan divertidos como Oscar Cruz, poemas que mezclan a la perfección el poder y la gracia.
Dos veces conocí en persona a Gabriel García Márquez.
Él entraba y salía como “Gabo por su casa” de la Isla de la Libertad, donde año tras año a muchos nos negaban sin explicación el Permiso de Salida para viajar al exterior.