Comparto con los lectores lo esencial de lo que dije ante tu cuerpo, Varguitas querido.

Comparto con los lectores lo esencial de lo que dije ante tu cuerpo, Varguitas querido.
Las conexiones entre la ciencia ficción y la ciencia son múltiples. La literatura y el cine adelantaron descubrimientos que cambiaron la humanidad.
Todos los caminos conducen a Cuba. Todo es lo mismo, aunque tenga mejor maquillaje.
¿‘Solamente el dolor, ese gusano que roe…’?, digo para mí, queriendo nunca olvidar.
¿No te das cuenta de que estás creando un nuevo proletario y generando el descontento de una clase que logramos extinguir desde los años 70?
El mercado se saturará, los coleccionistas dejarán de pagar cifras astronómicas por objetos sin valor real y el sistema colapsará.
Lo diré de entrada: con este libro he tenido una pelea cordial, un diálogo tenso que ya dura 30 años o más.
La Revolución pesaba sobre nuestros hombros con una gravedad siniestra. No era una abstracción, como preferíamos pensar.
“La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos”.
Discurso por el Premio Nobel. Estocolmo, 7 de diciembre de 2010.
Al Martí triunfante sobre la voluntad nacional de los libros de texto se le opone un Martí vilipendiado y cuestionado que debe demostrar su valía y lavar su honor en el campo de batalla.
La historia se sirve de los procedimientos que emplea la ficción. La ficción no puede dejar de aprovechar las operaciones propias de la ciencia histórica.
Rosie Inguanzo (La Habana, 1966). Narradora, poeta, actriz y performer. Profesora. Tiene un doctorado en Español y Literatura Iberoamericana por la Florida International University. Ha publicado la novela ‘La Habana sentimental‘ (2018) y los poemarios ‘Deseo de donde se era’ (2001) y ‘La vida de la vida’ (2018).
El veredicto de culpabilidad de Trump en el juicio por el pago a la actriz porno Stormy Daniels ha supuesto un ola de apoyo republicano al expresidente.
“Ojalá esta entrevista sirva de homenaje a tantos hombres y mujeres de bien, y de condena infinita a la cáfila infame del funcionariado castrista”.
Cuba se encuentra en una emergencia energética y alimentaria. A pesar de la gravedad de la situación, la comunidad internacional deja a la isla, como de costumbre, en un segundo plano.
Un grupo de expertos vinculado al Kremlin propone una explosión nuclear “demostrativa” para disuadir a Occidente de armar a Ucrania.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, visitará China el lunes y el martes para hablar de la guerra en Ucrania y de la profundización de la asociación entre Moscú y Pekín.
Los rebeldes hutíes, que controlan gran parte de Yemen, advirtieron que atacarán a todos los barcos que naveguen por el mar Rojo, lo que ha disparado las alertas económicas mundiales.
Trump criticó las políticas de inmigración del presidente Biden, acusando a su administración de dejar que los inmigrantes “entren a raudales en nuestro país”.
Una publicación así me iba a dejar expuesta al acoso (“Hola, linda”), al juicio (“¿A ella no le da pena eso?”), al machismo (“¿Viste a fulanita encuera?”), al intrusismo (“¿El novio no le dirá nada?”), a la hipocresía… Y hasta al absurdo de que vinculen las nalgas a la “credibilidad” profesional.
La “cultura dirigida” por el monopolio del mecenazgo estatal, la intromisión del Partido como instancia superior orientadora y fiscalizadora, así como la soterrada pero sistemática intimidación del “aparato” de Seguridad del Estado: esos son los tres grandes paradigmas de la política cultural socialista cubana.
“Nadie sabe cómo va a terminar este proceso, no hay manuales para seguir, y ninguna experiencia histórica es igual a otra. Lo que sí es definitivo es que las fuerzas de la sociedad están dispuestas a concluirlo. Hay muchos dispuestos a asumir la cárcel. Y esto representa un cambio de paradigma, y una gran esperanza para todos”.
Según la condena que pesa sobre él, no puede salir del país, ni escribir guiones, ni rodar películas hasta 2030.
Todo el que vea mi foto habrá escrito TE AMO en una pared de la ciudad, de la misma manera en que yo estoy escribiendo TE AMO, sin haberlo escrito.
Lo que queda de la comunidad judía de Cuba es poco: unos cuantos centenares de personas, quienes, en su mayoría, sueñan con abandonar el país. Damaris Betancourt ha querido fotografiar a los que, a pesar de todo, se quedaron, tal vez contra su propia voluntad.