The New York Times: “Los demócratas tienen la obligación política de elegir al candidato con más probabilidades de ganar. Esto se convierte en una obligación moral”.

The New York Times: “Los demócratas tienen la obligación política de elegir al candidato con más probabilidades de ganar. Esto se convierte en una obligación moral”.
El gobierno venezolano está convirtiendo los recursos petrolíferos y la migración masiva en peones de un juego de alto riesgo.
Vegetábamos en una nube, flotando tranquilos, hasta que una cadena de errores desató el caos.
Vanity Fair: “¿Cómo? ¿El Donald Trump que incitó una insurrección porque no pudo admitir que perdió la última elección?”.
“tinturas naranja y solares / cubren la cara del bufón, / su corazón: un circo de ocasión”.
Vogue: “Un nuevo libro de A24 explora cómo visten los directores de cine”.
The Atlantic: “El movimiento político de Trump introduce a los votantes más jóvenes en su tipo de camaradería”.
Esta ciudad nació de la sal del puerto / y allí creció caliente, deschavada, / el sexo abierto al mar. / El clítoris guiando a los marinos / como un faro de luz en la bahía.
Juan Abreu es un enemigo declarado, militante, de la vulgaridad e imbecilidad de la sociedad contemporánea, contra las que hay que escribir.
¿Cuántos humanos, cuasi cucarachas, andan por ahí como si nada, sin ser conscientes de ello? Y todos aplauden.
Cada cubano lleva en su alma no sólo a una bayamesa gentil, sino también el fantasma aglutinador de una ocupación armada. Ese espectro nos identifica. Es el crisol secreto de nuestra cubanidad.
Alicia Borinsky (1946). Académica, poeta y escritora de narrativa. Profesora de Literatura latinoamericana y contemporánea, y directora del Programa Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Boston. Ha publicado extensamente en español e inglés, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica y Europa.
La fotógrafa Ingeborg Portales rinde homenaje a la actriz Broselianda Hernández (1964 – 2020), quien falleciera ayer en la ciudad de Miami.
“Muchos cubanos de línea dura pueden pensar que Ignacio Berroa regresó a Cuba a tocarle a Castro. Pero para mí fue un regreso victorioso: poder regresar a mi país a tocar la música que siempre quise tocar, y darles la oportunidad de verme tocar a esos jóvenes que tanto me admiran, para que supieran que sí se puede”.