Sería en esa perspicacia, en ese olfato de perro pavloviano, donde único se conserva la cubanía, si es que aún existe esa glándula.

Sería en esa perspicacia, en ese olfato de perro pavloviano, donde único se conserva la cubanía, si es que aún existe esa glándula.
“Quieren que se haga en secreto, sin despedida. Quieren llevarme al borde de un cementerio, a una tumba fresca y decirme: aquí yace vuestro hijo”.
Estados Unidos y los países árabes intensifican las conversaciones para lograr un alto el fuego en Gaza y liberar a los rehenes.
El ODC denuncia la manipulación y el lavado de significado de los Derechos Humanos en Cuba.
Para nosotros, el mar es la ruta de una esperanzada desesperanza.
En el corto-medio plazo, Venezuela será libre o será totalitaria a nivel castrista. Occidente debe apostarlo todo a la primera opción.
“Cuando llegué a Miami hace un año, me vi flotando. No tenía casa, no tenía documentos, no tenía trabajo, no tenía dinero, no tenía amor y no tenía país”.
Yo era Elena en ‘Corazón azul’. Me encontraba ante las ruinas de una isla. Por fin dejé de matarme. Ya no podría volver a interpretar a Ofelia.
Con su técnica excelente y su goce singular de pianista acuariana, Diana Carbonell Avtodiychuk genera una danza con sus dedos.
Una obra teatral que se concentra, más que en las pérdidas materiales, en los trastoques emocionales producidos por la intervención del Estado cubano posrevolucionario.
Con el reparto puedes hacer una obra maestra o una canción muy mala. No se puede generalizar, ni prejuiciar.
En Cuba, hoy, o ayer, o mañana, da igual, un policía le grita “¡Yo soy Fidel!” a un muchacho mientras lo muele a golpes y nada pasa. Pero todo pasa.
Muchos cubanos desconocen que en 1870 casi nos volvemos parte del imperio alemán que Bismarck cocinaba en Europa.
Este análisis pretende arrojar luz sobre lo que actualmente sabemos acerca de esta misteriosa enfermedad, sus síntomas, sus posibles causas y la búsqueda de respuestas.
Los murales de gatos y negros bembones que hoy en día inundan el casco histórico de Camagüey (y que el tiempo, gracias a Dios, ha ido borrando) no tienen una gota de cubanidad. Son, única y exclusivamente, la idea del falso nacionalismo rellenando monederos: el falso nacionalismo a merced de una falsa nación.
“La evolución tecnológica de la sociedad ha relegado al arte a un espacio elitista y marginal en términos de experiencia. Hoy en día tiene más influencia, en el imaginario colectivo, un estúpido video de TikTok que una pintura de Picasso o Kiefer; eso es la tónica de nuestra época”.