La escena cubana transnacional alternativa de música cubana.
Eso hizo Daranas: reclutar fantasmas del pasado para las batallitas del presente.
La pérdida de otra vida en la más absurda cotidianidad de una nación sin rumbo y sin destino.
Veo cada detalle, oigo lo que se dijo y se calló, toco en mi mente la mano temblorosa de mi padre que hasta aquel día no sabía que existía.
“Que me perdonen todos los que, de un modo u otro, me conocieron y no pudieron realizarse”.
“Una protesta contra la dictadura autoritaria de un sistema anacrónico y contra el mundo libre y su demagógico discurso de ‘igualdad, libertad, fraternidad’”.
“Una de las cuestiones más interesantes fue que el profesor culminara su disertación afirmando que nuestro país no había sido fruto de un proceso de conquista, sino solamente de la transculturación”.
Desde el momento de su muerte, como un desprendimiento total, categórico y nacional, una frase inundó el ambiente: “Yo soy Fidel”.
No me he leído tus libros, pero eso debo enmendarlo. / Me releo tus columnas y siempre me hacen el día. / En abril, que acá es mes frío, se me congelan las manos / cuando me siento al teclado a cultivar amistades. / Tú estarás allá en Mayami, ocupada en tus labores / y de repente recibes esta nota que se extiende.
“A veces culpamos a los otros y resulta que somos nosotros mismos los que nos encerramos, los que nos bloqueamos, los que seguimos un patrón”.
A film about the struggle for bodily survival, human dignity, and creative expression in the face of economic and material scarcity, government repression, and the siren song that draws Cubans to opt for exile.
Hay que agradecerle a Pablo Milanés que, a pesar de “los problemas ideológicos”, mis compañeros descubrieran un poco de luz al final del túnel del adoctrinamiento.
El escritor Ernesto Hernández Busto enlista diez canciones de Pablo Milanés que lo han acompañado a lo largo de los años. “No son las más famosas, pero siempre reconforta volver a ellas”.
En el salón Malecón de Moscú, una fiesta de temática cubana reforzó la imagen de Cuba como aliado político clave de Rusia.
La obra de Douglas Pérez rinde culto a la Pintura, con mayúscula, pero también a la pintura popular, ingenua, primitiva, infantil: “Con la sobreexposición del ego en las redes sociales, el arte cubano ha comenzado a premiar de forma absoluta al individuo. El artista construye su discurso a fin de lograr una identidad digital”.