Europeístas retienen control del Parlamento de la Unión Europea

El Parlamento Europeo se enfrenta a una legislatura de alto riesgo para el proyecto europeo tras las elecciones del pasado domingo. Las fuerzas ultranacionalistas y euroescépticas han logrado una presencia significativa, consolidando su normalización en el panorama político europeo. Sin embargo, según las proyecciones de la Eurocámara, los partidos europeístas –Populares, Socialdemócratas, Liberales y Verdes– aún retienen la mayoría con un 63% de los votos.

El auge de las formaciones de extrema derecha, particularmente en países como Alemania, Francia y Austria, amenaza con bloquear el funcionamiento del Parlamento Europeo. Según los sondeos y el escrutinio parcial, los euroescépticos obtendrían alrededor del 25% de los escaños, lo que representa un incremento notable en su cuota de poder. En Alemania y Francia, este ascenso ha dejado a los gobiernos nacionales gravemente afectados, poniendo en riesgo la alianza franco-alemana, motor fundamental de la UE.

El Partido Popular Europeo (PPE) ha emergido como ganador de las elecciones con 184 escaños, incrementando su representación en más de una decena de asientos respecto a la legislatura anterior. Sin embargo, las fuerzas ultras suman cerca de 150 escaños, superando a los Socialistas y Demócratas (S&D), que obtienen 139. La situación se complica con la presencia de partidos como el Fidesz de Viktor Orbán, que con 10 escaños se encuentra sin grupo político definido. En total, las fuerzas de la antigua coalición europeísta, junto con los Verdes, alcanzan un 63% de los 720 escaños del hemiciclo.

A pesar de mantener la mayoría, los resultados reflejan una amargura significativa para los moderados. Las elecciones más críticas de la historia de la Eurocámara han dejado a un 51% del electorado sin participar, un índice de participación similar al de 2019, a pesar de las amenazas internas y externas para la UE.


Dilema histórico para el PPE

El PPE se enfrenta ahora a una decisión crucial: si continuar su acercamiento a la extrema derecha, como lo ha hecho con partidos como los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, o fortalecer su alianza con los Socialdemócratas, Liberales y Verdes. Ursula von der Leyen, representante del PPE, ha declarado su intención de construir un «bastión» contra los extremos políticos, mientras que Manfred Weber ha invitado a S&D y Renew a formar una alianza prodemocrática y proeuropea.


Eje franco-alemán en crisis

El eje franco-alemán está particularmente afectado. En Francia, el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen ha doblado en votos al partido del presidente Emmanuel Macron, quien ha convocado elecciones legislativas anticipadas tras el fracaso en las europeas. En Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) ha superado a los socialdemócratas de Olaf Scholz, obteniendo el segundo lugar detrás de los conservadores.


Impacto en la UE y el futuro

La expansión de los extremistas y euroescépticos puede entorpecer una legislatura clave, especialmente ante desafíos como la guerra de Rusia contra Ucrania y la situación en Gaza. La posibilidad de una vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos añade otra capa de incertidumbre para la UE.

Los resultados de estas elecciones también influirán en la elección de los principales puestos europeos, incluyendo la presidencia de la Comisión Europea, actualmente ocupada por Ursula von der Leyen, quien busca repetir mandato.


Respuesta de los socialdemócratas y los verdes

Los Socialdemócratas y los Verdes han reafirmado su postura de no colaborar con la extrema derecha. Iratxe García Pérez, presidenta del grupo S&D, ha enfatizado su compromiso con una mayoría proeuropea y democrática. Los Verdes, por su parte, han condicionado su apoyo al PPE a la adopción de una agenda ambientalista.

Las elecciones al Parlamento Europeo han puesto de manifiesto la creciente influencia de los populismos y la extrema derecha en Europa, subrayando la importancia de las coaliciones y alianzas para proteger el proyecto europeo y garantizar la estabilidad del continente. La credibilidad de la UE y su capacidad para enfrentar estos desafíos dependerá de las decisiones y alianzas que se formen en los próximos meses. 





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