Matthew Perry, famoso por su interpretación de Chandler Bing en la icónica comedia de NBC “Friends”, ha fallecido debido a los efectos agudos de la ketamina. El forense del condado de Los Ángeles confirmó que la muerte de Perry el 28 de octubre fue un desafortunado accidente, en el que la ketamina provocó sobreestimulación cardiovascular y depresión respiratoria. Esta revelación arroja luz sobre los peligros potenciales de un fármaco utilizado habitualmente para el tratamiento de la depresión.
La lucha de Perry contra el abuso de sustancias no era ningún secreto. En sus memorias de 2022, hablaba con franqueza de estas batallas, que empezaron con sólo 14 años. La fama de “Friends” exacerbó su dependencia, llevándole a consumir una alarmante cantidad de pastillas diarias. A pesar de sus dificultades, Perry llevaba 19 meses sobrio antes de su muerte, según confirmó el forense. Este logro hace aún más desgarrador su prematuro fallecimiento en su casa de Pacific Palisades.
El día de su muerte, Perry había estado activo, jugando al pickleball por la mañana. Sin embargo, poco después se desencadenó la tragedia, ya que su asistente lo descubrió inconsciente en la piscina. A pesar de los esfuerzos inmediatos y la llegada de los paramédicos, Perry fue declarado muerto en el lugar. Los resultados de la autopsia no revelaron la presencia de otras drogas en su organismo, y la última infusión de ketamina conocida se produjo más de una semana antes. Esto indica que el consumo de Perry no era reciente.
Perry, de 54 años en el momento de su muerte, padecía también diabetes y una enfermedad pulmonar obstructiva crónica. La combinación de estos problemas de salud, junto con sus antecedentes de enfermedad coronaria, puede haber exacerbado los efectos de la ketamina. Cabe destacar que la ketamina, un medicamento legal que a menudo se utiliza de forma no autorizada para el tratamiento de la salud mental, ha atraído cada vez más la atención en entornos clínicos por sus rápidos efectos antidepresivos. Sin embargo, su uso recreativo, que puede conducir a estados eufóricos y disociativos, conlleva riesgos muy altos, sobre todo cuando se combina con otras sustancias o enfermedades subyacentes.
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