Gustavo Rodríguez, “Garrincha” (La Habana, Cuba, 1962) es periodista gráfico, caricaturista y artista visual. Vive exiliado en Miami.

Gustavo Rodríguez, “Garrincha” (La Habana, Cuba, 1962) es periodista gráfico, caricaturista y artista visual. Vive exiliado en Miami.
“Me seduce repensar cómo funciona una idea desde diversos lenguajes. Disfruto suponer versiones de una misma pieza. Para esto, realizo bocetos y tomo notas de posibles soluciones para diferentes puestas en escena”.
El 11J puso en perspectiva la necesidad de una nueva noción de soberanía, adquirida desde la catarsis colectiva.
El presentador de Univisión Jorge Ramos critica la entrevista de la cadena a Trump, planteando
Mientras Kcho se codea con la curia pontificia, en Cuba hay artistas presos por intentar ejercer su creatividad y sus derechos.
Hamás libera a un tercer grupo de rehenes en un intercambio con Israel, mientras Estados Unidos espera una prórroga de la tregua en medio del actual conflicto de Gaza.
En nuestras latitudes, tales maravillas botánicas son hijas del descuido y la desidia, que no del esfuerzo mancomunado o la mano de obra esclava.
El Vaticano bloquea las propuestas de los obispos alemanes sobre la aprobación de las relaciones homosexuales y la ordenación de mujeres sacerdotes, reafirmando las doctrinas tradicionales.
El alto el fuego entre Israel y Hamás gana terreno con la liberación de rehenes y prisioneros, ofreciendo una frágil pausa en el conflicto más mortífero de las últimas décadas.
Las estadísticas revelan que cada día se suicidan unas mil personas como promedio, mientras otras diez mil lo intentan. El suicidio toca a todos tan de cerca que he llegado a pensar si hay algún ser humano al margen de un fenómeno tan universal y a la vez tan difícil de abordar. “Todo el mundo lo esconde”, dice Cioran.
6-6-6, el número de la Bestia: eso decía el taxi en el parabrisas.
Una pegatina en rojo y negro que lucía cagaíta a la bandera del 26 de Julio.
El arte de Ernesto Leal actúa como un poder dentro del poder. Para alcanzar la capacidad de actuar o denunciar no conviene incurrir en un expresionismo patético o en un arte político ilustrativo, sino tomar el riesgo de infiltrar los dispositivos de la representación para desenmascararlos y ponerlos a prueba.
A los 47.5 años de vida sin biografía me he convertido por fin en ciudadano de una potencia extranjera. En un “traidor a la patria”.