“Las elecciones presidenciales en Venezuela el 28 de julio de 2024 marcaron un antes y un después en la historia política del país”.

“Las elecciones presidenciales en Venezuela el 28 de julio de 2024 marcaron un antes y un después en la historia política del país”.
Humboldt supo que el ‘problema cubano’ era la esclavitud y el tipo de relaciones sociales que de aquí se desprendía.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, insta al Congreso a una reforma urgente de la inmigración en medio de una crisis fronteriza cada vez más grave.
“En el centro de un huracán todo tiene el tinte o la tesitura de la calma, mientras te mantengas alejado de las paredes del ojo”.
“Se organizó un circo electoral a sabiendas de que la entidad que arbitra el proceso y toda la infraestructura, están bajo el control absoluto del régimen”.
Informe del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA sobre la elección presidencial de Venezuela para el secretario general Luis Almagro.
The Economist: “Cada vez parece más probable que la esperanza en Venezuela vuelva a ser aplastada. Los venezolanos de a pie pagarán el precio”.
La editorial Betania publicará este otoño todas las cartas de Gastón Baquero a Lydia Cabrera, en una edición preparada y prologada por Ernesto Hernández Busto.
En la foto de este lunes vemos al negro Esteban Montejo, sonriente y con medalla, junto al blanco Miguel Barnet. Por supuesto, nunca coincidieron en vida. La foto es falsa. Un montaje a lo Korda. A la cara, a lo descarado.
La relación de Lezama con la joven cultura revolucionaria fue compleja. Concibió la absurda idea de que la destrucción revolucionaria del Antiguo Régimen de la cultura cubana no implicaba por fuerza su propia destrucción.
La lectura es la forma en que un escritor escoge sus prioridades, las califica y establece. Independientemente de los dictámenes de la academia, los vaivenes de la fama, las opiniones de los críticos y las regulaciones del tiempo.
Esto sí es teatro del absurdo. Andar peleados entre cubanos por una ideología cuyos objetos, además, son sublimes, no empíricos.
Una pulsión de castigo, martirio y asesinato que pende sobre los cuerpos de las individualidades trans, condenadas —con o sin Código de las Familias— en sociedades como la nuestra.
El presidente Biden reafirmó el apoyo inquebrantable de Estados y advirtió a las potencias regionales contra una escalada de las tensiones.
Odio a Fidel Castro.
Odio a Raúl Castro.
Ese odio no es el mío. Pero es sin duda el de al menos algunas personas que están hoy en esta sala. Lo adopto simplemente por su forma. No debería darle temor a nadie.
“Para mí es un reto crear en Cuba y decir cosas desde aquí. Somos una islita casi perdida en el mundo, con un retraso de años luz… Hace poco nos llegó Internet… Pero se hace lo que se puede: con o sin materiales, inventamos, insistimos, y desde aquí o en la diáspora, es innegable que el arte cubano se ha hecho notar”.