“Al siguiente día de mi primer encuentro y conversación con Reinaldo Arenas, llegué a la casa de la doctora Elia Calvo de Stalin”.
“Al siguiente día de mi primer encuentro y conversación con Reinaldo Arenas, llegué a la casa de la doctora Elia Calvo de Stalin”.
El Supermartes es la jornada electoral más importante de la temporada de primarias presidenciales. Se contarán los votos en 16 estados y un territorio.
“Interesa, sobre todo, fijar la imagen de ese joven poeta iconoclasta que aprovecha todas las oportunidades para hacerse visible y se mueve con libertad entre ‘los pajes, los comunistas y los sultanes’”.
Oscar Grandío Moráguez es historiador y politólogo. Autor, entre otros, del libro, ‘Mejor no me callo. Notas ante una transición en Cuba’ (Hypermedia, 2024).
“Puede que no nos dirijamos hacia un colapso general, sino hacia una época tan horriblemente estable como los imperios esclavistas de la antigüedad”.
No estoy incitando al pueblo hastiado de tanta miseria a armarse. Aunque, pensándolo bien, ¿y si cada cubano se construyera una…?
La locura es un territorio al que han sido desterrados millones de seres divergentes del constructo cultural conocido como “normalidad”.
Ya mi país-hogar, tal como lo recordaba, se esfumó. También emigré, aunque mi cuerpo permanezca.
No hay peor astilla que la del mismo garrote. Y después se preguntan por qué las campanas han doblado por Trump.
Es un gran momento para la nación cubana. La muerte impera rampante, como renovación espiritual. El fascismo en Cuba se llamó Fidelidad.
Douglas Gómez Barrueta (Caracas, 1974). Tiene publicado el poemario ‘Talla de agua’ (2013). Forma parte de las antologías ‘Jamming. 102 poetas’, ‘La floresta interminable. Poetas de Miami’, ‘Escritorxs salvajes’, y ‘Ecos urbanos. Literatura contemporánea en español en Estados Unidos’.
Un obrar sígnico en contra de narrativas transitorias, una poética esteticista que encarnaba el abanico de verdugones del ‘ahora’ histórico.
Nunca he querido marcharme de Holguín: desde aquí puedo materializar todos mis sueños y ser un hombre feliz.
Estas derrotas no solo son necesarias. Son morales. No pueden quedar ni trazas de nuestra felicidad prehistórica. O nunca seremos libres cuando llegue la libertad.
En el centro de la cuestión hay una pregunta fundamental: ¿Cómo es posible que Israel, una nación conocida por su destreza en materia de inteligencia, fuera cogida por sorpresa?
Ángel Ricardo Ricardo Ríos no le teme al lienzo ni a su pulcritud. Al contrario, parece como si lo tomara como segunda piel, sobre la cual tatuarse los placeres del arte. Una actitud escandalosamente sugerente, a través de la cual el derroche plástico cobra sentido matérico y simbólico.