Cuba está lidiando con lo que los expertos describen como la peor crisis económica a la que se ha enfrentado el país en más de tres décadas, una situación que ha exacerbado drásticamente la escasez nacional de alimentos, dando lugar a graves preocupaciones humanitarias. La nación caribeña se encuentra en una situación desesperada, lo que ha obligado al gobierno a solicitar ayuda internacional a las Naciones Unidas.
En una acción sin precedentes, el gobierno cubano solicitó ayuda nutricional al Programa Mundial de Alimentos (PMA), lo que supone la primera vez que la isla solicita ayuda por motivos ajenos a las catástrofes naturales. La solicitud, hecha pública inicialmente por la agencia española de noticias EFE, se presentó oficialmente a finales de 2023. En respuesta, el PMA ha enviado 144 toneladas de leche desnatada en polvo para beneficiar a casi 48.000 niños de las provincias de Pinar del Río y La Habana.
Sin embargo, esta ayuda solo es un paliativo frente a una crisis más profunda. La producción de alimentos en Cuba se ha desplomado un 50% desde 2018, según las autoridades, dejando los estantes vacíos y a la población cada vez más desesperada. En el centro de la crisis están los alimentos básicos —pan y leche—, que se han convertido en productos escasos y caros.
Las raíces de la crisis
Los expertos apuntan a una confluencia de factores que contribuyen a la situación actual. La economía cubana se ha visto significativamente afectada por las secuelas de la pandemia de Covid-19 y la intensificación de las sanciones económicas bajo la administración del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Estas sanciones han ahogado unos ingresos en divisas muy necesarios, una situación que se ha mantenido en gran medida bajo la presidencia de Joe Biden.
La crisis supone un duro revés con respecto al breve periodo de descongelación de las relaciones y optimismo económico durante la administración Obama, que vio la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y una apertura de la economía cubana a las empresas privadas por primera vez en décadas. Sin embargo, este cambio también ha provocado un aumento de la desigualdad y ha puesto a prueba la capacidad del país para satisfacer las necesidades básicas de su población.
La mala gestión agrícola y las soluciones económicas
Críticos dentro y fuera de Cuba sostienen que la raíz de la crisis alimentaria se encuentra en la mala gestión del sector agrícola del país, agravada por la elevada inflación y los costosos programas de subsidios del gobierno. El economista cubano Omar Everleny Pérez sugiere que conceder más libertad a las pequeñas y medianas empresas privadas podría aliviar parte de la escasez de alimentos, una noción que desafía las antiguas políticas económicas del país.
En un esfuerzo por combatir la crisis, Cuba también ha buscado ayuda más allá del PMA, comprando 500 toneladas de leche a Estados Unidos y obteniendo productos agrícolas de Canadá y Brasil. Sin embargo, el gobierno ha tenido que tomar decisiones difíciles, como reducir las raciones de productos básicos y subir los precios del combustible y la electricidad.
La actual situación económica ha desencadenado una oleada migratoria masiva, con más de 442.000 cubanos llegados a Estados Unidos desde 2022.
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