Corea del Norte disparó el lunes al mar un misil balístico intercontinental (ICBM), marcando la reanudación de sus actividades de pruebas de armas de alto perfil. Este acto de provocación ha suscitado preocupación entre sus vecinos y la comunidad internacional.
Según el ejército surcoreano, el misil recorrió unos 1000 kilómetros antes de caer en aguas entre la península coreana y Japón. Se ha informado de que el misil fue lanzado en un ángulo elevado, lo que sugiere un esfuerzo deliberado por evitar el sobrevuelo de los países vecinos.
Las autoridades surcoreanas han condenado el lanzamiento, calificándolo de “grave provocación” y amenaza para la paz internacional. También destacaron que esta acción supone una violación directa de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que prohíben cualquier actividad con misiles balísticos por parte de Corea del Norte.
El Ministerio de Defensa de Japón corroboró el avistamiento del misil balístico. El primer ministro Fumio Kishida, aunque confirmó que no había informes de heridos o daños, anunció planes para una reunión del Consejo de Seguridad Nacional para deliberar sobre la prueba.
Este último lanzamiento representa el primer vuelo de prueba de un misil balístico intercontinental de Corea del Norte en aproximadamente cinco meses y es el segundo disparo de armas en menos de un día. Anteriormente, el domingo por la noche, Corea del Norte había lanzado un misil balístico de corto alcance al mar frente a su costa oriental, según confirmaron las autoridades surcoreanas, japonesas y estadounidenses.
El momento elegido para estas pruebas es significativo, ya que Corea del Norte ha prometido responder con firmeza a los planes de Estados Unidos y Corea del Sur de reforzar sus estrategias de disuasión nuclear. Estos acontecimientos apuntan a un posible aumento de las tensiones regionales y suponen un reto para los esfuerzos internacionales encaminados a desnuclearizar la península coreana.
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