Israel intensificó su asedio a la Franja de Gaza, declarando que no concederá ayuda humanitaria hasta que todos sus rehenes, capturados por Hamás, sean liberados. Esta dura postura se puso de manifiesto después de que la zona sufriera su quinta noche consecutiva de ataques aéreos, aumentando la preocupación por el rápido agotamiento de los recursos de agua, alimentos y combustible.
El ministro de Energía israelí, Israel Katz, transmitió el mensaje a través de las redes sociales, afirmando que “no se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de riego ni se permitirá la entrada de ningún camión de combustible” en Gaza hasta que los rehenes sean devueltos sanos y salvos.
Esta decisión se produce tras los terribles atentados perpetrados por el grupo islamista palestino Hamás contra 20 comunidades israelíes el pasado fin de semana. Los asaltos causaron numerosas víctimas y el secuestro de decenas de rehenes.
Al Jazeera informó que los ataques aéreos de las Fuerzas de Defensa de Israel mataron a 33 personas en un lapso de dos horas, lo que elevó el número de muertos en Gaza a aproximadamente 1200. La ONU ha destacado recientemente que el número de desplazados por estos ataques ha aumentado un 30% en 24 horas, con cerca de 339 000 personas buscando refugio, predominantemente en escuelas de la ONU.
El deterioro de la situación de Gaza incluye la destrucción de seis barrios desde que estalló el conflicto. Dieciocho instalaciones sanitarias y 20 ambulancias se han visto afectadas. Además, 11 trabajadores sanitarios han perdido trágicamente la vida, según la Organización Mundial de la Salud. Se ha descrito como el bombardeo más duro que ha sufrido Gaza en los últimos 16 años, desde que Hamás tomó el control.
El corresponsal de The Guardian en Gaza, Hazem Balousha, informó de que los hospitales locales sólo admiten actualmente casos de emergencia. Con la única central eléctrica de Gaza sin combustible, los residentes dependen de generadores privados, que también se quedarán sin combustible si continúa el bloqueo.
En el lado israelí, el número de víctimas asciende a unas 1200. El teniente coronel Richard Hecht, representante del ejército israelí, reveló que, aunque se están llevando a cabo los preparativos para un asalto terrestre, las órdenes oficiales aún están pendientes. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió en su determinación de desmantelar Hamás, recabando el apoyo de todas las facciones, incluida la oposición.
Benny Gantz, líder del partido Unidad Nacional y crítico con la administración de Netanyahu, comentó: “Es el momento de cerrar filas y ganar”.
En medio de esta escalada de tensión, Estados Unidos ha expresado su solidaridad con Israel. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegó a Tel Aviv justo cuando se entregaban municiones estadounidenses a la nación. La presencia de un portaaviones estadounidense en las inmediaciones significa la intención de Washington de garantizar la estabilidad y evitar una nueva escalada en la región.
Israel se encuentra ahora en una encrucijada estratégica, ante el reto de planificar una posible ofensiva terrestre, la primera desde la guerra de siete semanas de 2014. Esta ofensiva, si se inicia, puede dar lugar a un número aún mayor de muertos en ambos bandos. La preparación de Israel incluye la movilización de 360 000 reservistas, una cifra sin precedentes, y la reubicación de los residentes de las comunidades cercanas a Gaza.
La seguridad y el bienestar de los rehenes siguen siendo una preocupación primordial para Israel. Según la Radio del Ejército, los secuestrados están dispersos por toda Gaza, y el número total es incierto. Las estimaciones apuntan a que podría haber entre 100 y 150 rehenes, lo que provoca una inmensa angustia entre sus familias.
Keren Shem, una madre angustiada cuya hija lleva desaparecida desde el ataque al kibbutz de Re’im, suplicó a las autoridades que le proporcionaran más información, insistiendo en la urgencia de la situación y lamentando la falta de comunicación.
Mientras ambas partes lidian con la intensificación del conflicto, la comunidad internacional observa atentamente, esperando una resolución que evite más pérdidas y devastación.
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Eduardo López-Collazo es físico nuclear, doctor en Farmacia e investigador. ¿Su sueño? Eliminar la metástasis. Desde 2014, su nombre aparece en la lista de los gais más influyentes de España. Es colaborador habitual de este podcast.
