La expropiación revolucionaria en Cuba no ha generado bienestar colectivo, sino una privatización encubierta del patrimonio a favor del Estado.

La expropiación revolucionaria en Cuba no ha generado bienestar colectivo, sino una privatización encubierta del patrimonio a favor del Estado.
La censura es un trago amargo que no desciende del esófago.
En 2004, tras la detención de Bobby Fischer en Japón, su histórico rival Boris Spassky salió en su defensa: “Enciérrenme con él… y dénnos un tablero de ajedrez”.
Hay que singar y después reflexionar sobre la sabiduría cuántica de Dios
‘Con Filo’ es un espacio mediático, vocero del mensaje oficial, inaugurado justamente un mes después de los sucesos del 11J.
Los 34 relatos reagrupados en este libro, ‘Morir de isla y vivir de exilios’, de Héctor Santiago, cuentan una isla mortífera, sumida en los horrores.
La vida de Kahlo es incómoda de leer y compleja de analizar.
Varela fue uno de los muy pocos, si es que no el único, filósofo latinoamericano del siglo XIX que escribió a favor de la tolerancia religiosa.
“Si existe la tentación de juzgar estos problemas como la preocupación particular de unos paletos en el culo del mundo, un vistazo a mi vida revela que los aprietos de Jackson se han vuelto mayoritarios”.
En la película ‘Corazón azul’ de Miguel Coyula, el documental ‘Ave Maria’ de Gustavo Pérez, y el libro ‘Everglades’, de Jorge Enrique Lage, se distingue una Cuba que trasciende su historia.
En la pantalla de mi televisor, la pizarra humana parecía respirar, sincronizada o con desfasajes, mucho mejor que cualquier animación actual.
“Cuando llegué a Miami hace un año, me vi flotando. No tenía casa, no tenía documentos, no tenía trabajo, no tenía dinero, no tenía amor y no tenía país”.
Yo era Elena en ‘Corazón azul’. Me encontraba ante las ruinas de una isla. Por fin dejé de matarme. Ya no podría volver a interpretar a Ofelia.
Con su técnica excelente y su goce singular de pianista acuariana, Diana Carbonell Avtodiychuk genera una danza con sus dedos.
Se ha matado por el hijo que tuvo su mujer el mes pasado. El bebé no debe ser suyo, porque salió bastante negro.
Israel interrumpe los servicios del consulado español a los residentes de la Autoridad Palestina, alegando el apoyo al terrorismo y la retórica antiisraelí de los dirigentes españoles.
Los migrantes relatan amenazas, palizas, engaños y violencia mientras buscaban refugio durante su duro viaje de Tapachula a Estados Unidos.
World Politics Review: “Las tres últimas décadas de la historia de América Latina están llenas de presidentes que estiraron los límites constitucionales del poder y prolongaron su mandato. La mayoría, pero no todos, dejaron su país peor de lo que lo encontraron. El nombre del salvadoreño Nayib Bukele puede añadirse ahora a esa lista. Su legado depende de lo que ocurra en los próximos cinco años”.
El pasado 15 de septiembre, publicábamos en la sección El Búnker, a cargo de François Vallée, una entrevista con el artista Wilfredo Prieto. Las reacciones a las declaraciones de Prieto han sido muchas y diversas. Reproducimos aquí esta reflexión del crítico y profesor Fernando Castro Flórez, porque, de alguna manera, resume o unifica el resto de análisis y posicionamientos ante la entrevista.
La celebración del Mes de la Cultura Afroamericana ha servido de escenario al intento torpe de blanqueamiento de la dictadura más longeva del hemisferio.
El ansia de expresarse no es una consecuencia del deseo de participar en el espacio público, sino la nueva forma en que una sociedad imposibilitada perpetúa su imposibilidad.
El 20 de noviembre de 2009, el periodista independiente Reinaldo Escobar emplazó al agente del G-2 agresor de su esposa, la bloguera Yoani Sánchez, a un debate en plena vía pública.
“La democracia exige también que se garantice la libertad de opinión y de expresión, con todo lo que ello conlleva de manera libre (reuniones, manifestaciones, asociaciones, partidos políticos, sindicatos, medios de comunicación, redes sociales)”.
Anna Veltfort: «La cultura cubana no la inventó la Revolución. Eso no lo tenía claro en 1962».
Ana de Armas se mantiene estoicamente comprometida con su personaje, aunque el resto de la película conspire para ahogarla en las extravagantes marismas del grotesco.
Me fui a caminar por Brooklyn. Tenía que hacer una tarea para la escuela sobre el amor en Nueva York y salí a buscar. Nada. Los americanos no se tocan, ni se besan en la calle, o yo tuve mala suerte.