¿Por qué cada cuatro años, cuando se acerca un Mundial de Fútbol, hay quien se pone a confeccionar selecciones nacionales de escritores (toda clase de autores, vivos o muertos, convertidos en porteros, defensas, mediocampistas y delanteros)? ¿Por qué se publican esos “equipos”? ¿A alguien le hace gracia?
¿Por qué no hay escritores capaces de decir, como Zinedine Zidane: “Si sigo, será peor para todos”?
¿Cómo se puede eliminar —MeToo mediante— el concurso de trajes de baño y el de vestidos de noche de Miss Universo, sin anular automáticamente el concepto mismo de Miss Universo?
¿Qué fue de aquel movimiento llamado “Canción Protesta”?
¿Todavía “protestan” los trovadores cubanos, o fue solo cosa del momento?
¿Qué otros autores —además del novelista chino Ah Yi— conforman el ranking llamado pomposamente “People´s Literature Top 20 Giants of the Future?
¿Cómo es posible que a estas alturas no se conozca la verdadera identidad del grafitero Banksy?
¿Por alguna casualidad alguien fotografió, y conserva, aquel grafiti de la firma de El Sexto en el Zoológico de La Habana, dentro del hábitat del rinoceronte?
¿Dónde estaba el rinoceronte cuando El Sexto saltó la reja y trepó por el muro?
¿Podemos decir que, en términos de hábitats artísticos, Luis Manuel Otero es algo así como el nuevo Sexto?
¿Alguien sabe por qué el sitio de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) está bloqueado en Cuba?
¿No fue García Márquez —después de Chávez, naturalmente—, “el mejor amigo de Cuba”?
¿Es Atlanta la mejor serie de televisión en antena ahora mismo?
¿Cuánto podrá resistir Atlanta en el aire?
¿Es cierto eso que decía William Gibson: “en la actualidad, muy raramente, vemos escritas las palabras ‘el siglo XXI’”?
¿Se puede hablar ya de un nuevo subgénero: el Documental Netflix?
¿El grado Netflix del documental? ¿Una arqueología Netflix del saber contemporáneo?
¿Y en qué paró el proyecto de fundar un Pen Club cubano, que supuestamente iba a presidir Antón Arrufat?
(Continuará…)
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