Jamila Medina Ríos para el ensayo. Jamila M. Ríos en la poesía. J. Medina Ríos en tanto editora. Simplemente Jamila Medina cuando se emplea a fondo en la ficción.

Jamila Medina Ríos para el ensayo. Jamila M. Ríos en la poesía. J. Medina Ríos en tanto editora. Simplemente Jamila Medina cuando se emplea a fondo en la ficción.
En una de esas tardes de desesperación, la profesora me comenta la decisión: “Abandonaré el país, lo estoy vendiendo todo”.
Juanita Castro ha salido de su farmacia. Las turbas que suenan trompetas en las calles de la Ciudad la han sacado de su ensueño. Es una Bella Durmiente a quien sólo despierta, de vez en cuando, el hedor de un cadáver.
La filosofía deviene un faro que ilumina el sendero de la ética y la reflexión crítica.
Por fin cedo y me abro a su aliento, a su saliva. Y el paisaje cambia, como si todo estuviera más destruido y más triste.
El muy parcial enfoque que se alienta desde los olimpos culturales hace dudar de la sinceridad del remordimiento blanco.
La profesora entró al aula y dijo como si fuera lo más natural del mundo: “Se nos ha ido el hombre más grande de la humanidad”. Se nos ha ido, dijo.
La L de lengua. La L de locos. La L de labios. La L de lamentación. La L de ʻlárguenseʼ.
Fefita me esperaba en el solar y éramos felices. Cuando nos cansábamos de templar, entonces le hablaba de literatura. Nunca se había leído un libro. Todo le parecía aburrido, demasiado lindo y falso.
¿Qué sabes tú, Señora / de la Gran Llave, / apoyada en tu propia apertura / a los golfos abiertos?
Esta ciudad nació de la sal del puerto / y allí creció caliente, deschavada, / el sexo abierto al mar. / El clítoris guiando a los marinos / como un faro de luz en la bahía.
Nicaragua se convierte en una ruta popular para los senegaleses que pretenden llegar a Estados Unidos. Las agencias vendieron más de 1.200 billetes en el último trimestre de 2023.
“Monta Obdulio Morales ‘Milagro de Ochún’ en el teatro Martí y le digo: ‘No, Obdulio, eso no me gusta’, y ya tú ves, que ahí fue donde se escuchó por primera vez ’Yo soy Juana Bacallao’”.
El corredor de seguros José Uribe se declara culpable de sobornar al senador Bob Menéndez y acepta cooperar con la fiscalía.
Las legisladoras progresistas de Estados Unidos defienden su viaje a Cuba argumentando que es clave para la toma de decisiones políticas.
En su programa nocturno de televisión, el presidente venezolano Nicolás Maduro calificó a la ExxonMobil de “brazo imperial del petróleo”.
Israel se ofrece a evacuar a los menores del hospital al-Shifa, de Gaza, en medio de la crisis de combustible y la escalada del conflicto.
Los “estadounidenses accidentales” presentan una demanda solicitando la devolución de su dinero tras renunciar a sus ciudadanías.
Un año ya de esta guerra, en la que se juegan cosas que no acabamos de entender. Somos el público aturdido de una guerra de exterminio en pleno corazón de Europa. Pasada la sorpresa, la sensación general es una abofada indiferencia.
Alguien podría decir: he aquí una más de los que quieren hacerse un nombre a costa de nombrar a los que ya se han ganado el suyo. Pero se equivocan. Nosotros no queremos un nombre: los queremos todos y al mismo tiempo. Queremos ver arder el Kempinski como vimos arder Notre Dame. Somos las hijas putas que parió la mujer del carpintero.
Todos los sueños húmedos de mi generación tienen a Wendy Guerra como protagonista, dirigiendo una orgía guerrillera vestida solo con una boina verde olivo hecha por Gucci, mientras cabalga sobre Julio Antonio Mella. Y contrario a lo que pueda pensarse, esto tiene que ver más con el MeToo que todas las páginas que se han escrito al respecto.
En estos tiempos de velocidad qué mejor que un soneto, una décima o un haiku que tratan de resumir a veces el sentido de la vida en unos cuantos versos.
Pablo Milanés, junto a Silvio Rodríguez y la tropa novo-trovadoresca, fueron el ‘background’ de todo lo que a medida que yo crecía sentía falso y hasta siniestro a mí alrededor.
“Poder ir al estudio de Miquel Barceló después de recorrer París. Trabajar codo a codo con Carlos Garaicoa y su equipo en el estudio de Madrid. Experimentar con nuevos materiales y formatos. Es imposible que todas estas experiencias no influyan de forma relevante en mi obra”.
Visité a Generoso Jiménez en el año 2006. Tenía la misma humildad de Bebo Valdés, Cachao y Cándido Camero. “¡Ay, chica, déjame que te cuente!”, me decía. Y antes de seguir, se reía de sus propias memorias. Es un gusto compartir esta conversación con uno de los grandes de la música cubana.