Martí es nuestro equipo de fútbol, una suerte de grandeza manejable, a falta de la real, la de todos los días de un país normal.
Martí es nuestro equipo de fútbol, una suerte de grandeza manejable, a falta de la real, la de todos los días de un país normal.
El ODC denuncia el grave daño que significa para la cultura, la reescritura a conveniencia de la historia nacional.
“Ciento setenta y dos años parecen ser mucho tiempo para mantener vivo el recuerdo de una persona”.
La esperanza y el cambio. El mensaje está claro: construir un mundo nuevo y mejor con los fragmentos del pasado.
En un tiempo donde los algoritmos persiguen tendencias y la atención se diluye, lo que sigue importando es el trabajo lento de construir una vida al servicio de la expresión.
Pongamos que el vestido le ha servido de segunda piel, aquella con la que ha podido no ya camuflarse, sino habitar desde el arte las adversidades de la emigración o el exilio.
Cuando las masas digitales comenzaron a atacar a Carlos Alberto Montaner, comprendí que algún resorte había estallado en secreto en nuestra alma nacional.
Las experiencias adquiridas durante la perestrunka le sirvieron al Estado cubano para rearticularse frente a la nueva realidad poscomunista.
“Interesa, sobre todo, fijar la imagen de ese joven poeta iconoclasta que aprovecha todas las oportunidades para hacerse visible y se mueve con libertad entre ‘los pajes, los comunistas y los sultanes’”.
¿Qué sabes tú, Señora / de la Gran Llave, / apoyada en tu propia apertura / a los golfos abiertos?
Esta ciudad nació de la sal del puerto / y allí creció caliente, deschavada, / el sexo abierto al mar. / El clítoris guiando a los marinos / como un faro de luz en la bahía.
La nueva normativa permitirá a los funcionarios de inmigración deportar a los inmigrantes que no reúnan los requisitos para obtener asilo en una fase más temprana del proceso.
Desde la reanudación de su independencia en 1991, Ucrania ha sufrido cuatro intentos autocráticos. Dos de ellos acabaron en revoluciones.
Minima Geste, de 33 años, se ha convertido en el último punto álgido de la guerra cultural en torno a los Juegos, tras las disputas sobre la música de la ceremonia de apertura y el póster oficial de las Olimpiadas.
Solicitantes de asilo navegan por la inmigración de Estados Unidos, desafiando ideas erróneas sobre el estatus y los derechos en la frontera.
Multitud de personas corearon “Putin es un asesino” y “No a la guerra” mientras marchaban, bajo una fuerte presencia policial, hacia el cementerio de Borisovsky.
Benjamín Netanyahu promete un control de seguridad indefinido sobre Gaza tras la guerra, lo que hace temer una ocupación permanente.
La BRI de China se expande por todo el mundo, suscitando el debate sobre su objetivo: crecimiento económico o estrategia diplomática para atrapar la deuda.
Si algo tienen en común las muertes y las partidas es que dejan el vacío donde hasta hace poco había vida.
La ropa es afeite y es disfraz. De ahí su carga política. Cómo, cuándo y por qué nos disfrazamos no son preguntas vanas. Como si se hubiera propuesto encarnar al personaje del cuento de Reinaldo Arenas, “Que trine Eva”, Mariela Castro aparece con un turbante y unos pendientes de argolla en dos selfies que subió a su página oficial de Facebook el pasado 20 de mayo.
Lloro porque hay un futuro en el que podremos regresar al arroz desgranado de nuestras madres, a los mambises descamisados y negros, a la Cuba judía y musulmana, a la conga donde no manda el CENESEX, sino la latica y el palo de mis primos más pequeños, mientras los mayores pueden, al fin, vivir de su salario. Lloro porque, en tierra orisha, se está arrimando un día de sol.
Entrevista con Carlos Manuel Álvarez, a propósito de la publicación de ‘Los caídos’ (novela, Sexto Piso, 2018).
Veo las mismas bicicletas prácticamente todos los días. Es un escenario medio triste. Parecen animales abandonados. En Cuba serían tesoros para mucha gente.
“Creo en las ciudades, pero no en los estados-nación. Cuba es solo un paso más en una jerarquía que incluye a San Nicolás de Bari, el Caribe, Latinoamérica, el planeta Tierra. Y no es que no sea importante ser de Cuba, pero en lo que respecta a mi trabajo, tiene la misma significación que el hecho de llamarme Yonlay”.
Yo no podía y no quería volver a Cuba, y no me iban a admitir después, ni aunque quisiera. Así que, cuando me fui, sabía que no volvería más. Ya sabes que tienes que adaptarte a lo que sea, con más razón si tienes un pasaporte que, donde quiera que te pares, dice que eres un exiliado político.