Gritar en la cara de Joe García. Gritar en el tweetline de @realdonaldtrump, el verdugo de Radio y TV Martí.
Gritar en la cara de Joe García. Gritar en el tweetline de @realdonaldtrump, el verdugo de Radio y TV Martí.
“Logró hacernos ver que su miedo era coraje. Y tal vez eso sea en verdad el coraje, la forma más humana de esconder el miedo”.
Llevaba a la cintura una pistola y un cuchillo comando y en el resto del cuerpo las cicatrices de tres balazos.
Pero su expansión global, la resistencia que pueda encontrar o la posibilidad de que inspire una contrarrevolución ya no dependen de él.
La compañía de gas y petróleo lucha por recuperarse de pérdidas récord tras la invasión a gran escala de Ucrania, que destruyó su modelo de negocio.
En 1959 Cuba no buscaba ni necesitaba ʻtrascenderʼ el sistema capitalista.
El ODC señala el doble estándar del discurso oficial cubano, que deja en entredicho la supuesta lucha por la justicia global.
Otaola y otros que quieren ver la Isla arder están a 90 millas de distancia, mientras exhortan a los que estamos aquí a poner el muerto.
En la finca de Baquero, Portocarrero le recomendó a Lezama que “se lanzara”: Desnoes tenía 20 y acababa de terminar el bachillerato; Lezama tenía 41 y ya gozaba de enorme prestigio.
Una lectura de El compañero que me atiende (Hypermedia, 2017).
¿Son los lingotes de oro encontrados en la casa y el Mercedes Benz descapotable de 60 000 dólares motivos suficientes para acusarlo?
Me di cuenta del potencial que se ha perdido en décadas, por culpa del decadente sistema socialista de enseñanza.
Esta guerra debería importar a todos. Si hay una lección de la historia, es que lo que empieza con los judíos nunca acaba con ellos.
Venezuela intensifica la disputa con Guyana, siguiendo las tácticas de Putin en Ucrania, con el claro propósito de buscar la anexión del Esequibo.
A Otaola se le podría acusar de llevar el anticomunismo hasta la histeria propia del mismo sistema que ataca, y sería verdad. También podría decirse que enarbolar estrategias excluyentes anima a la dictadura a reproducir el mismo patrón, y sería verdad. Pero Otaola es mucho más que una verdad y muchas mentiras.
“He apostado por una síntesis que —dándome chucho— llamo ‘estética de hipervínculo’ [risas], sin saber si existe algo por el estilo”.