Me vuelvo a ver adolescente subiendo los 160 peldaños de metal de la antorcha, asomándome luego a unas ventanillas sucias por las que se veía una Nueva York “super cool” y hedionda.

Me vuelvo a ver adolescente subiendo los 160 peldaños de metal de la antorcha, asomándome luego a unas ventanillas sucias por las que se veía una Nueva York “super cool” y hedionda.
Ana Vera Palomino (Lima, 1981). Comunicadora, escritora, gestora cultural, tallerista y fotógrafa. Ha publicado el poemario ‘Ausencias’, el fotopoemario ‘Memoria imagen’ y el libro-álbum ‘Poesía animal’.
La revolución la empezaron las mujeres, no los obreros.
Era un lugar,/ un miedo/ vulgar y colectivo /tejido por las sombras,/por demiurgos / que hicieron una fiesta /y lanzaron al fuego nuestros libros.
“Lourdes Gil fue en un principio una lezamiana convencida, discípula de aquella escuela mitificadora y densa de un barroco cubano”.
En una de sus habitaciones se dio la famosa discusión entre Gómez y Martí sobre un tema que a pesar de los muchos años transcurridos nada ha perdido en urgencia.
Todos los poderes dinásticos contienen y esconden enormes dosis de podredumbre y de voracidad.
El incremento de la emigración de profesionales artistas tiene un origen directo en la represión, coacción y falta de oportunidades.
¿Qué sabes tú, Señora / de la Gran Llave, / apoyada en tu propia apertura / a los golfos abiertos?
El asunto aquí es la desaparición muy conveniente, para el gobierno de Miguel Díaz-Canel, de casi 9000 fallecidos cubanos.
Las cárceles, llenas de cubanos: hijos, hermanos y padres. Las calles vacías, y muerte en el mar y en la frontera.
Todo parece indicar que el primer fallecido por SIDA en Cuba no fue un coreógrafo, como afirmó el noticiero. En su lugar, había muerto un militar que enfermó en África.
Esa es la singularidad cubana. Sin libertad no habrá prosperidad en Cuba, aunque se invirtieran todos los recursos de la diáspora en la Isla.
Trump planea una drástica reforma migratoria para 2025, que incluye deportaciones masivas y grandes campos de detención.
En un bodegón, una mujer se asoma desde la puerta y grita: “¡Se acabó el picadillo, caballero!”. Por suerte, quien esto escribe solo quería lentejas. El número seis de la cola no lo tomó tan bien: “¡Si Fidel estuviera vivo estas cosas no pasarían!”. Ahí mismo llegó mi primera tesis cuarentenal: Fidel es un progenitor de estoicos.
“Si yo te digo ahora mismo que tengo miedo, es la verdad. No me había percatado de la parálisis real que implica tener miedo, hasta que en 2018 envié una caja de misceláneas para Cuba y me devolvieron la misma caja llena de trastos viejos. Ese fue el cimiento de ‘Una gota de sudor por cada suspiro’”.