Tras la reciente catástrofe del sumergible Titán, operado por OceanGate, un artículo publicado en ‘Esquire’ arroja luz sobre el contraste de actitudes y la cobertura mediática de las tragedias. El incidente, que se saldó con la pérdida de cinco vidas, sirve de conmovedor recordatorio del trato divergente que las sociedades occidentales dispensan a los fabulosamente ricos y a los refugiados sin dinero.
El artículo, escrito con una perspectiva crítica, pone de relieve la disparidad de la preocupación pública y la atención de los medios de comunicación cuando se trata de catástrofes en las que se ven implicados distintos grupos socioeconómicos. Mientras que la muerte de los turistas adinerados a bordo del Titan recibió amplia cobertura y simpatía, la difícil situación de los refugiados que se enfrentan a viajes peligrosos suele pasar desapercibida o quedar marginada.
Su autor, Jack Holmes, redactor jefe de ‘Esquire’, critica la desproporcionada atención prestada por los medios de comunicación al incidente del Titán, estableciendo paralelismos con incidentes anteriores de gran repercusión, como la desaparición del avión en Asia. Se reconoce lo trágico de la situación, sobre todo para el miembro más joven de la tripulación, que no tuvo ninguna responsabilidad en el incidente. Sin embargo, el director general de OceanGate, Stockton Rush, es objeto de escrutinio por su desprecio de las precauciones de seguridad, al negarse a realizar inspecciones y desestimar las preocupaciones planteadas por los expertos del sector.
Además, el artículo pone de relieve las lagunas normativas de las que se aprovechó OceanGate para explotar el sumergible en aguas internacionales sin enarbolar pabellón estadounidense, pero contando en última instancia con el apoyo financiero de los contribuyentes estadounidenses y canadienses para las labores de rescate. Esto sirve de catalizador para debatir las responsabilidades de las empresas y la necesidad de medidas de seguridad y normativas coherentes.
El artículo profundiza en las implicaciones más amplias del incidente, haciendo hincapié en la humanidad compartida y el mismo valor de todas las vidas afectadas por las tragedias marítimas. Hace un llamamiento para que cambien las perspectivas de la sociedad, instando a que se reconozca la valía de los refugiados y que todas las vidas perdidas en el mar sean igualmente valoradas y lloradas.
Este artículo desafía a los lectores a reevaluar la discrepancia en la cobertura de los medios de comunicación y la percepción pública, abogando por un enfoque más inclusivo y compasivo para entender los desastres marítimos y su impacto en diversas comunidades.
Declaración de cineastas cubanos
Comunicado de la Asamblea de Cineastas Cubanos a propósito de una reunión con representantes gubernamentales cubanos.
