Novak Djokovic, diez veces campeón del torneo, se enzarzó en un tenso cara a cara con un aficionado que le abucheaba durante su victoria en segunda ronda sobre el australiano Alexei Popyrin. La estrella serbia, de 36 años, luchó no sólo contra su oponente, sino también contra el bullicioso público de la Rod Laver Arena, y salió victorioso de un partido agotador que puso a prueba su determinación.
A pesar del ambiente nocturno y de un problema en la muñeca, Djokovic, actual número uno del mundo, se sobrepuso a un comienzo titubeante para asegurarse una victoria por 6-3, 4-6, 7-6(4) y 6-3. Con este triunfo, Djokovic se mantiene en la senda de la conquista de su 25º título de Grand Slam, todo un récord.
El partido no estuvo exento de emoción, sobre todo en el cuarto set. Djokovic intercambió palabras acaloradas con un aficionado que le molestó, un incidente que el comentarista de Eurosport Nick Kyrgios definió como no “pinchar al oso”.
Tras el partido, Djokovic aclaró el altercado, expresando su frustración por los continuos abucheos. “Me decían muchas cosas en la pista. Lo toleré durante la mayor parte del partido. En un momento dado, me harté”, explicó. Djokovic retó al abucheador a que se enfrentara directamente a él, un desafío que no aceptó y que puso de manifiesto el temperamento del serbio.
En el aspecto técnico, la actuación de Djokovic no estuvo exenta de fallos. Su derecha mostró signos de vulnerabilidad, y periódicamente se vio afectado por un problema en la muñeca que había aparecido antes del torneo. Además, un resfriado pareció afectar sus niveles de energía, aunque logró mantener su competitividad contra Popyrin, de 24 años.
De cara al futuro, el camino de Djokovic en el torneo le lleva a un partido contra el argentino Tomas Etcheverry, que ya ha derrotado a jugadores notables como Andy Murray y Gael Monfils.
En una intrigante revelación, Djokovic también compartió sus planes para desconectar en medio de los retos del torneo. Expresó su afecto por los Jardines Botánicos de Melbourne, mencionando un vínculo especial con un árbol que ha apreciado durante más de 15 años. “Ese árbol en particular, no puedo revelar cuál, intentaré mantenerlo discreto para mí cuando esté allí para tener mi propio tiempo. Me gusta poner los pies en la tierra y conectar con ese viejo amigo”, dijo, destacando su manera única de encontrar el equilibrio y la tranquilidad.
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“Por ahora, solamente le puedo confirmar que necesitamos todos los dólares que podamos conseguir”, dijo el coronel Antonio de la Guardia.
