Las autoridades sanitarias del condado de Sarasota (Florida) y del condado de Cameron (Texas) han informado de la aparición inusual de casos de paludismo de transmisión local.
En EE.UU. no se han registrado incidentes de este tipo en más de dos décadas, y los aproximadamente 2000 casos anuales de paludismo suelen estar relacionados con viajes al extranjero. Los pacientes de Florida y Texas no habían viajado al extranjero, lo que indica una transmisión local de la enfermedad.
Los expertos sostienen que, aunque este hecho no requiere un pánico generalizado, sí justifica la investigación y la precaución ante la posibilidad de un aumento de la transmisión local. Dado que los mosquitos son capaces de infectar a varias personas antes de que se detecte un brote, aún podrían aparecer más casos.
Estos incidentes ponen de relieve la posibilidad de que resurja el paludismo en EE.UU., y subrayan la necesidad de que la población y las infraestructuras sanitarias estén preparadas.
Esta preparación es especialmente pertinente si se tienen en cuenta los cambios climáticos y meteorológicos, que favorecen la migración de los mosquitos y pueden permitir que el paludismo se establezca en nuevas zonas de todo el mundo.
La variante del paludismo identificada en Florida y Texas, P. vivax, aunque no es la más mortífera, puede causar graves problemas de salud, como inflamación cerebral potencialmente mortal, congestión pulmonar e insuficiencia renal. El P. vivax (Plasmodium vivax) puede permanecer latente en el hígado durante años tras la infección inicial, lo que puede dar lugar a recidivas.
El paludismo se erradicó de EE.UU. en la década de 1950 utilizando el insecticida DDT. La mejora de las viviendas, que incorporan mosquiteras en las ventanas y aire acondicionado, también ha contribuido a mantener a raya el paludismo, pero aún se dan las condiciones para su transmisión.
Para entender estas transmisiones recientes, el sistema de salud pública debe determinar si los cambios en las poblaciones de mosquitos o en el comportamiento humano están provocando estos casos. Las investigaciones ya están identificando factores de riesgo y fuentes ambientales de infección, y ambos estados están aumentando sus esfuerzos de prevención.
Aunque no está claro si las poblaciones de mosquitos han aumentado en alguno de los dos estados, el medio ambiente estadounidense es cada vez más propicio para las poblaciones de mosquitos debido al cambio climático. Aunque el papel del cambio climático en estos casos concretos sigue siendo incierto, las condiciones cambiantes están favoreciendo en general la propagación de enfermedades transmitidas por vectores.
A pesar de la preocupante evolución, un brote explosivo de paludismo en EE.UU. no es necesariamente inminente. Se recomienda la adopción de medidas para prevenir las picaduras de mosquitos, así como la eliminación de sus criaderos. También es fundamental que los proveedores locales de atención sanitaria sean conscientes del riesgo local de paludismo y otras enfermedades transmitidas por mosquitos.
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