#notificaciónsinleer de ‘Cruzando los brazos’

#notificaciónsinleer de un evento que involucra a jóvenes artistas: indago sobre Cruzando los brazos, exposición personal de Harold Ramírez Veliz (La Habana, 1997).

Curaduría: Harold Ramírez Veliz y Meira Marrero.

Emplazamiento: Centro Hispanoamericano de Cultura. Malecón #17, e/ Prado y Capdevilla, Habana Vieja, La Habana, Cuba.

Período en sala: del 16 de marzo al 29 de abril de 2023.

Horario: de lunes a viernes de 10:30a.m. a 3:00 p.m. Los sábados de 10:30 a.m. a 1:00 p.m.

Contacto con Harold Ramírez Veliz:

Pequeñas impresiones de fotografías hechas con un teléfono móvil y dibujos (a veces gestuales, otros más minuciosos), referencian la calle principal de un pequeño pueblo, un cementerio y un antiguo canal de riego. ¿Cómo se dio la selección de estos espacios? ¿Te interesa sugerir algún vínculo particular entre los tres sitios?

La elección de espacios para crear las piezas ha sido bastante casual. Se fue dando a medida de mis propias circunstancias. Son sitios que de alguna manera han estado ligados a mi vida y han generado orgánicamente estas reacciones de mi parte.

En torno a una misma locación suelo construir varios proyectos, se ha convertido en una metodología de trabajo que aún desarrollo. Esta práctica trasciende los emplazamientos referidos en la exposición, pero el alcance de esos tres definió la selección de las obras para la muestra.

Ante todo, la idea curatorial pretende sintetizar una etapa de trabajo donde mis interacciones con los espacios que mencionas, constituyen momentos clave. El modo resumen responde al formato de tesis de grado para mi culminación de estudios de licenciatura, en la Facultad de Artes Visuales de la Universidad de las Artes (ISA).

Esto se podría ejemplificar desde la primera pieza ―viéndolo en orden cronológico―, que sería “Lastre” (2017-2023): una serie de dibujos que hago a esculturas fúnebres desde que estaba estudiando en la Academia de Bellas Artes San Alejandro.

“Lastre” fue crucial para el desarrollo de otros trabajos con elementos del propio cementerio. Luego de escoger esta serie como punto de partida ―de establecer un cementerio como inicio de la narrativa―, es entonces que se seleccionan las otras dos propuestas, atendiendo a los sitios con los que están relacionadas.

Siguiendo con el orden cronológico, pasamos a “Una sombra cualquiera” (2020): la pieza compuesta por las pequeñas impresiones fotográficas que señalas. Se muestran fachadas de casas al tamaño de la pantalla de mi teléfono móvil; solo están fotografiadas las que permanecían con las luces de los portales encendidas.

Para la puesta en escena me auxilié de la aplicación Fields Area Measure, que me permitió medir las distancias reales entre los portales capturados y recrear estas proporciones en la galería. Entre foto y foto había grandes espacios en blanco que respondían a las zonas apagadas.

Un poco la idea estaba en tratar de captar el instante de flashazos que se da en el paso por un pueblo de noche. En este caso, el pueblo donde vivo; contexto que enlaza con una serie de trabajos que había realizado antes, sobre todo con los que surgieron de una casa en particular.

“Canal” (2021-2023) es la otra serie de dibujos que reproduce fragmentos de un antiguo canal de riego. Un ejercicio muy manual, porque me detengo mucho en la forma.

Primero tomé fotografías para luego reproducirlas en dibujo. Me interesaba mucho ser lo más fiel posible a la realidad, pero sin renunciar a los rasgos propios del dibujo. Utilicé un formato apaisado y pequeño, que me fuera cómodo para detenerme en la propia cuestión de la manualidad.

Al final, yo lo veo casi como una reconstrucción de ese espacio, pero que no llega a ningún lugar; es como una reconstrucción de un vacío, de un desastre, de algo que ya no tiene solución. Es como representar un lugar muerto, que en su momento tuvo un valor, una función súper importante.

Ya había realizado una intervención en un lugar muy cercano a este sitio, en un local donde estaban las turbinas que impulsaban el agua al canal. Esto se conectaba con el central Lotería, actualmente en desuso, al igual que toda esta construcción.

Debido al paso del tiempo y al vandalismo de las personas, la forma que tiene es completamente distinta a su concepción inicial. Me gustó trabajar con la ambivalencia que proponían esas imágenes e historias.

Una vez seleccionadas las tres piezas como una especie de índice dentro de la metodología que he venido desarrollando, me interesaba potenciar también la cuestión de que las dos series de dibujos estén bastante alejadas en cuanto a formas de hacer. Porque los dibujos del cementerio están hechos de una manera súper gestual y los del canal son un proceso totalmente distinto.

Si la primera se vale de un tipo de dibujo más rápido que me permitía hacer muchos al día y se notaba el aumento de volumen de trabajo muy rápido; en la otra me puedo pasar bastante tiempo en cada uno. Dos series que dialogan frente a frente y que muestran estas dos formas de concebir el dibujo (dos maneras de ver la cuestión del registro).

Entonces, “Una sombra cualquiera” es una pieza que brinda un posible cierre a la muestra que vincula el cementerio y el canal. Enseña una porción de un viaje o trayecto que me interesaba que conectara estos dos espacios físicamente alejados.

Al final, las tres piezas resultan ser un compendio de imágenes de un solo lugar: Cuba. Me interesa que la selección de estos tres lugares que están dentro del país pueda referirse al momento actual; sobre todo a la cuestión de vacío, de pérdida, de ausencia, de desidia.

La idea del título va por ahí también. Decidí, más bien, buscar un título que funcionara a modo de símbolo o de imagen, algo que sugiriera una acción, que pueda tener varias lecturas.

La relación de las piezas responde a esta cuestión de cruzar los brazos en el sentido de una “no acción” o de un “no hacer nada” o de un “no está pasando nada” en estos momentos. Era buscar algo que reflejara el ocio y la indolencia que hay ahora mismo en el país.