Día 5/10 del #reinicioenfrío con jóvenes artistas: un intercambio puntual sobre sus operatorias. Esta vez he seleccionado a Lisandra Isabel García.
La autorreferencialidad ha dictado tu estética, a través de diversos recursos que subrayan la primera persona. ¿Qué tal manejas las perspectivas tautológicas?
La autorreferencialidad en mi obra nace de la necesidad tan recurrente de auto-reconocerse, como un gesto de reafirmación ante el mundo. Surge de forma intuitiva, pero luego, conscientemente, busco otras alternativas para acercarme al Yo; no solo desde el autorretrato más tradicional, sino también mediante otros recursos (la representación de fragmentos de mi cuerpo y de objetos personales). Es así como mi obra muestra los cambios de mis mapas vitales, de un diálogo introspectivo con el mundo.
Me gustaría resaltar el recurso que más contribuye a la autorreferencialidad en mi trabajo: el espejo. Lo utilizo como símbolo y soporte, más allá de las asociaciones a la vanidad; constituye un umbral a otro mundo virtual, de ahí que lo maneje como alegoría, tanto de la conciencia como de la imaginación.
Detenerme frente a un espejo significa, desde una postura hermenéutica, visualizar percepciones distintas acerca de lo observado. Aunque el reflejo intenta ser una construcción imitativa de la realidad, por simetría inversa puede darme una visión distorsionada de la misma. Por un lado, tiene la propiedad de proporcionarnos imágenes que mutan respecto al referente y a la posición del espectador, proponiendo un espacio tan infinito como imaginario. Por otro, tiene un carácter ambivalente, pues si bien devuelve las imágenes, de cierta forma las retiene y las absorbe.
Insistir en un mismo pensamiento, expresado de distintas maneras, ha sido una estrategia presente en mis trabajos. La reiteración de temas, imágenes, materiales y otros recursos expresivos puede asumirse como una especie de “fórmula bien formada” donde todas las interpretaciones siempre conducen al Yo. Es por ello que la tautología ―tanto en sus acepciones retóricas, como en el campo de la lógica― es un elemento imprescindible en mi discurso.
Lisandra Isabel García, La mesa del arquitecto, de la serie Selfie, 2019.
Si legitimas tus composiciones como “evasión de la realidad”, ¿por qué no eluden ese hábitat?
De manera casi autobiográfica, construyo un mundo propio que funciona como refugio del mundo real. Desde allí pretendo tomar distancia para interpretar la realidad, a la vez que comprender mejor algunas facetas de mi propia vida y seducir al espectador con la posibilidad del escape. Lo hago, lógicamente, a partir de mis principales motivaciones, que radican en mis vivencias personales e ideal de belleza. Lo autobiográfico está zanjado por esta actitud evasiva, que obviamente lleva implícita una inconformidad con la realidad, pero sin llegar a la apatía.
Esta inconformidad emerge de los deseos de escapar de las situaciones difíciles más inmediatas. Por tanto, constituye una postura que transgrede ese pequeño espacio que nos cuesta tanto compartir: el espacio privado. Se podría decir que de cierto modo aspiro a transformar mi realidad, pero el proceso de reconversión conlleva el referente. Erijo así una realidad otra, donde se re-disponen todos esos nutrientes que provienen de mi cotidianidad.
He descubierto refugio también en el acto de pintar y dibujar los mismos objetos una y otra vez. Los procesos de clasificar, componer, dibujar, calar, pintar, por ser metódicos y dedicados, para mí no son más que otros subterfugios ideales para eludir dificultades.
Lisandra Isabel García (La Habana, 1989).
#reinicioenfrío con Sergio Marrero González
“Paso mucho tiempo estudiando la relación de algún elemento de la ciencia con otro del arte, buscando conexiones entre uno y otro. Pero lo más importante es llevar esa información al plano de la posibilidad creativa, y generar una transformación que me permita construir un modelo (obra) como resultado de ese proceso”.
