Con mucha más razón debemos preocuparnos para que ninguno de nuestros gestos o actos beneficien, así sea indirectamente, a quienes insisten en controlar nuestras vidas, incluso a distancia.

Con mucha más razón debemos preocuparnos para que ninguno de nuestros gestos o actos beneficien, así sea indirectamente, a quienes insisten en controlar nuestras vidas, incluso a distancia.
Nosotros, humoristas, artistas y escritores, denunciamos la campaña de acoso y descrédito que se ha lanzado contra nuestro colega Jorge Fernández Era.
‘El pan nuestro de cada día’ es una entrega de la serie ‘Cosa seria’, una columna de opinión del artista Omar Santana, en ‘Hypermedia Magazine’.
Kelly Martínez-Grandal nació en La Habana en 1980. Es poeta, narradora, ensayista y crítica de arte. En 2024, ganó la Cintas Foundation Fellowship in Creative Writing.
“Este libro publicado por Casa Vacía es, sin lugar a dudas, un epitafio, el del propio Jorge Enrique o el secreto mejor guardado de la literatura cubana”.
“Y
Durante años, tuve muchísimo miedo de mencionar la carta. Los amigos íntimos de Mendieta me habían contado muchas historias aterradoras sobre el Sr. Andre. Nunca lo había conocido, pero sabía que era un famoso artista anglosajón, que también podía ser un asesino.
De las hábiles manos de Nicolás no sólo salían las piñatas para los cumpleaños de todos los chamas de la cuadra, sino también, ¡maravilla de maravillas!, modelos en madera de barcos y aviones, a escala y con lujo de detalles.
‘Distintos modos de contar ovejas’ es una entrega de la serie ‘Epizootia’, una columna de la artista Camila Ramírez Lobón en ‘Hypermedia Magazine’.
La historia que contó Erika esa noche fue más o menos como sigue.
Él era un trabajador de la Base Naval de Guantánamo, y ella, por ese entonces, antes de llegar a ser la modelo famosa en cuyo honor se celebraba la fiesta, una pobre guajirita que vivía enclaustrada por una estricta familia de cuáqueros filipinos.
Padura dosifica la denuncia en sus libros, no solamente para verlos publicados en Cuba, sino para garantizarse la adhesión de unos lectores extranjeros a los que les disgustaría que su denuncia fuera a más. De hacerse incisivo, Pablo Iglesias y Lula da Silva dejarían de leerlo.
“Pertenezco a la generación que algunos hemos llamado Generación 349, ya que fue la que lideró y se hizo adulta echando la batalla contra ese nefasto Decreto. Es la misma generación de los periodistas independientes actuales, y es la que estuvo en primera línea frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020”.
Muchos esperan que los artistas cubanos hagan arte político, que sepan bailar salsa y que tengan un aire caribeño alrededor de ellos. Se espera que las artes cubanas tengan un sello que diga “yo soy cubano”, casi como el cigarro o el ron. De todos estos clichés he tratado de distanciarme.
Estamos frente a una de las primeras obras narrativas que da cuenta de la destrucción espiritual a la cual hemos sido sometidos como pueblo y como individuos.