En una investigación que ha suscitado una intensa polémica, The New York Times ha sacado a superficie los pormenores de una alianza secreta de inteligencia entre Estados Unidos y Ucrania, un elemento fundamental en el actual conflicto con Rusia. Esta alianza, arraigada en más de una década de colaboración, se ha convertido en una piedra angular de la defensa de Ucrania contra la agresión rusa.
En el centro de esta asociación se encuentra una red de 12 bases clandestinas a lo largo de la frontera rusa, financiadas y parcialmente equipadas por la CIA. Esta red desempeña un papel fundamental en la vigilancia de las actividades militares rusas y la interceptación de las comunicaciones, lo que demuestra la profundidad estratégica de la cooperación entre Washington y Kiev.
Esta colaboración ha sido meticulosamente documentada por Adam Entous y Michael Schwirtz, que realizaron más de 200 entrevistas en Ucrania, Europa y Estados Unidos. Sus conclusiones revelan una relación compleja que ha evolucionado significativamente a lo largo de los años, desde unos comienzos cautelosos hasta una sólida alianza.
Un ejemplo sorprendente de esta asociación es un búnker subterráneo en Ucrania, donde los soldados escuchan a escondidas las comunicaciones rusas y rastrean satélites espía. A pesar de las apariencias de destrucción en la superficie, este búnker funciona como un centro de inteligencia vital, apoyado en gran medida por la CIA.
La relación entre la CIA y la inteligencia ucraniana ha transformado a Ucrania en un actor clave contra el Kremlin, despojándola de su anterior reputación de estar comprometida por la influencia rusa. Esta transformación se ha visto facilitada por importantes contribuciones de ambas partes, como el intercambio de inteligencia crítica y el desarrollo de las capacidades de espionaje de Ucrania.
Los orígenes de esta asociación se remontan a las secuelas de la agitación política de Ucrania en 2014, cuando el país trató de reconstruir sus capacidades de inteligencia con el apoyo de Occidente. Con el tiempo, esta cooperación se amplió, y la CIA proporcionó formación, equipos y apoyo de inteligencia, lo que permitió a Ucrania llevar a cabo sofisticadas operaciones de espionaje y contraespionaje contra Rusia.
Esta alianza no sólo ha reforzado las capacidades de defensa de Ucrania, sino que también ha permitido a Estados Unidos recabar valiosos datos de inteligencia sobre Rusia. Sin embargo, se ha enfrentado a retos, como los debates internos en la administración de Estados Unidos sobre el alcance del apoyo y la preocupación por provocar a Rusia.
A medida que se intensifica el conflicto con Rusia, la colaboración en materia de inteligencia entre Estados Unidos y Ucrania sigue siendo un componente esencial de la estrategia de Kiev para defender su soberanía. El apoyo continuo de la CIA, incluidas las visitas de su director, William J. Burns, subraya el compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Ucrania y sus propios intereses estratégicos para contrarrestar la agresión rusa.
VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”
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