En el corazón de Moscú, entre la bulliciosa vida de la ciudad y la resplandeciente nieve blanca, un grupo de exiliados cubanos se enfrentan a un duro trabajo, que jamás habían realizado: barrer nieve. Estos cubanos, tras abandonar la isla, contribuyen ahora al paisaje ruso de formas inesperadas. Informes recientes de un canal de noticias local y del canal Telegram del grupo mercenario Wagner, publicados ayer, 15 de enero, ponen de relieve las diversas funciones que estos exiliados desempeñan en su país de adopción.
A un grupo de estos exiliados se les ve barriendo las calles nevadas de Moscú. Vestidos con pesada ropa de invierno, trabajan diligentemente limpiando caminos y carreteras en el centro de la ciudad. Su presencia es un testimonio del tejido multicultural de la mano de obra rusa y del papel que juegan las “oficinas de contratación de emigrantes” en el mantenimiento de las infraestructuras de la ciudad durante los duros inviernos.
“В Москве на работу вышли работники из Кубы. На днях они приступили к уборке снега в центре столицы”.
(Trabajadores de Cuba han ido a trabajar a Moscú. El otro día empezaron a quitar la nieve en el centro de la capital).
Sin embargo, la historia de los exiliados cubanos en Rusia da un giro más dramático. Algunos han elegido un camino que les lleva lejos de las nevadas calles de Moscú, al frente del actual conflicto en Ucrania. Alistados en el ejército ruso como mercenarios, estos voluntarios participan en intensos combates contra las fuerzas ucranianas. Su participación plantea interrogantes sobre las motivaciones y circunstancias que impulsan a las personas a participar en conflictos en el extranjero, especialmente en una guerra que ha atraído la atención y la condena internacionales.
A pesar de las duras condiciones en el frente, uno de los mercenarios, que habló desde el anonimato, expresó su sentimiento de pertenencia: “Rusia es nuestro segundo país”, un sentimiento que refleja las complejas emociones de encontrar un nuevo hogar lejos de casa, incluso, dentro de un ejército agresor.
“Россия наша вторая страна. Добровольцы из Кубы воюют за Россию и уничтожают силы ВСУ”.
(Rusia es nuestro segundo país. Voluntarios de Cuba luchan por Rusia y destruyen las fuerzas de las AFU).
Estos papeles contrapuestos de los exiliados cubanos —como trabajadores municipales y como mercenarios— pintan un cuadro de las complejas y a menudo difíciles experiencias de los inmigrantes en Rusia. Su viaje del clima tropical de Cuba a las gélidas calles de Moscú y, para algunos, a los campos de batalla de Ucrania, es un crudo recordatorio de los impredecibles caminos que puede tomar la vida ante la agitación política y económica.
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“Por ahora, solamente le puedo confirmar que necesitamos todos los dólares que podamos conseguir”, dijo el coronel Antonio de la Guardia.
