El coreógrafo cubano Frank Valdés y la actriz y productora Galina Kiryan se han embarcado en un ambicioso viaje: la creación de Teatro89, un proyecto teatral único, en el bullicioso panorama cultural de Almaty.
Ubicado en el centro creativo de Orken Studio, en la calle Abdullin, junto al Interius Theater y el estudio de danza de Valdés, Teatro89 marca un nuevo capítulo en la escena de las artes escénicas de Kazajistán. Inaugurado en el verano de 2023, encarna una atrevida mezcla de dos escuelas teatrales: la plástica y la dramática.
Galina Kiryan, con 22 años de experiencia teatral en los ámbitos creativo y empresarial, comenzó su andadura en el KELT, el único teatro en lengua inglesa de Kazajistán, donde perfeccionó sus habilidades como cantante, actriz y directora musical.
El camino de Frank Valdés se inició en La Habana. Graduado por la Escuela Nacional de Arte de Cuba, pasó de ser bailarín y coreógrafo profesional a profesor en la Academia Nacional de Danza. Su viaje dio un giro decisivo a su llegada a Almaty, donde fundó el Estudio de Danza Frank Valdés y más tarde se unió al Teatro Interius, bajo la dirección de Razia Hasanova.
Teatro89, nacido de la visión compartida de Valdés y su antigua alumna, Kiryan, aspira a redefinir la expresión teatral. Su repertorio inaugural incluye diversos espectáculos como “El último pescador”, inspirado en “El viejo y el mar” de Hemingway, interpretado a través de la narración física.
A pesar de su espíritu creativo, Teatro89 se enfrenta a la dura realidad del teatro independiente. Los costes de decorados, vestuario, honorarios de artistas y apoyo técnico son elevados, y la comunidad teatral de Almaty, aunque muy unida, lucha con recursos limitados. El éxito comercial exige flexibilidad y perspicacia estratégica, equilibrando la creatividad con el pragmatismo financiero.
El presupuesto del proyecto para producciones modestas comienza en dos millones de tenge, mientras que los espectáculos más elaborados cuestan bastante más. Las representaciones regulares son vitales para la viabilidad financiera. Sin embargo, los fundadores son optimistas y señalan que el arte y el negocio no se excluyen mutuamente.
Teatro89, al tiempo que celebra la independencia artística, reconoce la importancia del compromiso de la comunidad y el público. Construir una marca reconocible y una presencia cultural similar a la de sus colegas del teatro ARTiSHOK es un objetivo a largo plazo.
Frank y Galina también destacan el papel del mecenazgo y el apoyo estatal en el fomento de las artes. Creen en el poder de los esfuerzos colectivos y la ayuda mutua dentro de la comunidad artística. El hecho de que el teatro carezca actualmente de un espacio permanente supone un reto importante, lo que suscita debates sobre centros culturales compartidos que fomenten el crecimiento colectivo.
El dúo también reconoce el cambio generacional en las preferencias del público y la evolución del panorama artístico kazajo. Frank, estableciendo paralelismos con la dinámica escena artística de Cuba a pesar de las dificultades económicas, mantiene la esperanza en el futuro de las artes en Kazajistán.
La misión de Teatro89 va más allá de las representaciones. Se trata de crear un espacio donde los artistas puedan prosperar y el público pueda experimentar diversas expresiones teatrales. El viaje de Frank y Galina es un testimonio de la resistencia y el poder transformador del arte, incluso en medio de los desafíos.
La creación de Teatro89 no es sólo el nacimiento de un nuevo teatro, sino un faro de innovación artística y colaboración en la capital cultural de Kazajistán.
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