El gobierno cubano confirmó el lunes que ha solicitado la asistencia del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para garantizar el suministro continuo de leche en polvo subsidiada para los niños. Este hecho, recogido por el medio de comunicación estatal CubaDebate, subraya, de manera explícita, la profunda crisis económica y alimentaria que vive la isla.
La decisión de solicitar ayuda internacional se produce después de que Cuba anunciara en febrero importantes dificultades para mantener su suministro de leche debido a la escasa producción nacional. Esta escasez representa el último de una serie de problemas en la cadena de suministros que han puesto a prueba el sistema de subsidios, un mecanismo diseñado para mantener a la población dependiente del Estado y que tras décadas de dificultades ha alcanzado en punto de colapso. Sin embargo, las autoridades insisten en su implementación, asociada al veto a la actividad privada y al bajo ingreso per cápita.
Como parte de los esfuerzos para mitigar esta escasez, se espera que en los próximos días llegue desde Brasil un cargamento de 375 toneladas de leche en polvo, resultado directo de las gestiones de Cuba ante el PMA. La agencia de noticias española EFE fue la primera en informar de la petición de ayuda internacional realizada por Cuba la semana pasada.
La escasez de leche en polvo no es la única preocupación de la isla. En febrero, las autoridades cubanas revelaron un importante déficit en el suministro de trigo, lo que ha provocado reducciones en la disponibilidad de pan subvencionado. Tanto la leche para niños como el pan son elementos cruciales del sistema de cartillas de racionamiento de Cuba, establecido tras la revolución castrista de 1959, cuyo objetivo es el control social a través de la dependencia alimentaria.
Este sistema —indispensable a corto plazo para proteger a la población de una hambruna aún mayor— se ha visto cada vez más desafiado por una crisis económica que ha dejado al gobierno luchando por cumplir con sus obligaciones. La crisis ha provocado una escasez generalizada en diversos sectores, como los alimentos, el combustible y los medicamentos, lo que ha afectado significativamente a la vida cotidiana de los cubanos.
Cuba atribuye la profundización de la crisis económica a las secuelas de la pandemia de COVID-19 y la intensificación de las sanciones bajo la administración del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, que han restringido severamente el poder adquisitivo de la isla en el escenario global.
A pesar de estos desafíos, Cuba también ha logrado asegurar 500 toneladas de leche de otras fuentes, incluidos Estados Unidos, Canadá y Brasil. La compra a Estados Unidos es particularmente notable, ya que entra dentro de las excepciones que permiten la venta de productos agrícolas entre ambos países, a pesar del contexto más amplio de sanciones económicas.
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