#notificaciónsinleer de ‘Post-it 8’

#notificaciónsinleer de un evento que involucra a jóvenes artistas: averiguaciones de primera mano sobre dicha muestra. Esta vez he seleccionado a Post-it 8. Arte Cubano Contemporáneo, una propuesta de Galerías de Arte Collage Habana, y para ello converso con Sandra García Herrera, curadora del proyecto.




Ya circula la convocatoria a la octava entrega del concurso, que contará por segunda vez con una versión online. ¿Cuáles son las ganancias de recurrir a la virtualidad? ¿Valdría la pena mantener esta variante incluso en la pospandemia?

Tengo opiniones y sentimientos encontrados con el tema virtual/presencial. Por una parte, las exposiciones virtuales nos han permitido continuar generando ideas y mantener la motivación en medio de las condiciones extremas de aislamiento que ha impuesto la expansión del virus durante más de un año; en mi opinión esta es una de las mayores ganancias. Por otra parte, me preocupa que en un futuro (no muy lejano) terminemos adaptándonos a dicha variante y nos permitamos prescindir de las exhibiciones tal y como las conocíamos hasta ahora. Creo que lo ideal sería lograr articular ambas vertientes. 

El espacio virtual tiene su propio lenguaje, y debemos entenderlo como tal para enfrentar cualquier proyecto que se quiera ubicar allí. En un año y algo de pandemia hemos visto todo tipo de exposiciones virtuales: desde algunas tan sencillas como un post diario en Facebook o Instagram, hasta otras más complejas que implican realidad virtual y aumentada. Las ganancias estarán, siempre que sepamos utilizar todas las herramientas que nos ofrece el ámbito digital. 

En cuanto a visibilidad, es cierto que la opción virtual proporciona múltiples posibilidades. Se puede acceder a las exposiciones desde cualquier dispositivo con conexión a Internet; además, tiene un alcance internacional que no es posible con la exposición tradicional, en la galería. La experiencia con Post-it 7 lo demostró: en apenas unas horas de abierta la muestra virtual en Behart-Red Colaborativa de Artes Visuales, accedieron más de 2000 personas desde 42 países (datos ofrecidos por Behart, según las cifras analíticas del sitio). Y a mayor visibilidad, mayores probabilidades de nuevos proyectos y todo lo que ello implica (otras exposiciones, colaboraciones entre artistas, relación con posibles coleccionistas, por solo mencionar algunas).

A título personal, uno de los mayores retos fue organizar la museografía de Post-it 7 habiendo visto las obras solo en formato digital. Luego, manejar las altas y bajas expectativas con respecto al resultado final y cómo lo tomaría el público. Ahí anotaría otra ganancia, en cuanto a la preparación de quienes estamos implicados en la organización del concurso, pues supuso una puesta al día inminente (en cuanto al funcionamiento de diferentes plataformas virtuales, por ejemplo, así como al diseño de campañas promocionales en redes sociales para dirigir a la comunidad interesada hacia la exposición virtual y lograr así una experiencia lo más parecida posible a una inauguración presencial). 

Y sí, claro que valdría la pena continuar organizando una variante virtual para el concurso, aun cuando volvamos a la tan ansiada “normalidad”. Tengamos en cuenta que la mayoría de los artistas que se presentan a Post-it están asomándose casi por primera vez al contexto artístico e intentando abrirse camino allí. En términos de alcance nacional e internacional, la exhibición virtual expande mucho más el espectro y con ello las perspectivas para continuar desarrollando sus carreras. Después de la experiencia con Post-it 7, lo he repetido en otras entrevistas y conversaciones con artistas y colegas: las exposiciones virtuales llegaron para quedarse. 

Creo que ambas variantes son válidas, siempre que se respete la naturaleza propia de cada una. 



Imagen promocional de Post-it 8, 2021.


En los requisitos de participación no aparece una constante de las ediciones anteriores: estar inscrito en el Registro Nacional del Creador. ¿Qué resultados se esperan con este ajuste?

Sí, es un cambio que todavía no sabemos si podrá mantenerse en ediciones posteriores, pues dependería de la reestructuración de procedimientos a través de los cuales ha funcionado el vínculo legal entre artistas y galerías con licencia comercial (todas las del Fondo Cubano de Bienes Culturales). Además, debe lograrse el consenso de varias instituciones relacionadas con el tema. 

Este es un asunto delicado, por el cual se ha satanizado constantemente el carácter del concurso (y se han minimizado sus fortalezas reales dentro del escenario de las artes visuales en Cuba). Es un tema que merece un análisis aparte, que excede las respuestas a esta entrevista. 

Pero aprovecho el espacio para aclarar algo, aunque parezca que me vaya del tema: es imposible que Post-it cumpla con las necesidades de todos los artistas cubanos, y mucho menos que logre cubrir décadas de tradición en cuanto a concursos y salones de artes visuales en Cuba. Si revisamos la historia de estos certámenes en el país, nos encontraremos con disímiles formatos: salones para estudiantes, para profesores, para aficionados, para jóvenes artistas; concursos con temáticas específicas, con técnicas y manifestaciones específicas. Por supuesto, cada uno con sus requisitos y condiciones particulares de participación. 

¿Qué pasó con todos esos eventos? ¿Cuáles han sido las causas que han provocado su desaparición o su cada vez más intermitente organización? La ausencia de estos espacios diversificados y sistemáticos para la visualización y promoción del arte cubano ha provocado que se coloque una lupa sobre Post-it. Se han depositado sobre un único evento las expectativas e insatisfacciones de artistas cubanos con disímiles formaciones y de diferentes generaciones. Y que conste: le doy la razón a todos los que expresan que no hay muchas más opciones; pero esto no es responsabilidad de Post-it ni de sus organizadores, y creo que es algo que la mayoría de las veces no se analiza con objetividad. 

Me detuve en esta aclaración para caer en la inscripción en el Registro como requisito. Recuérdese que Post-it se organiza desde el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), una de las primeras y más consolidadas empresas culturales de Cuba, en cuanto a volumen de proyectos y aportes tangibles e intangibles para el país. Al funcionar bajo un esquema empresarial, todas las relaciones de exhibición y promoción de las artes visuales en los espacios del FCBC se establecen a través de contratos pactados entre ambas partes (artista e institución). Una cláusula obligatoria dentro de estos documentos es el número de inscripción en el Registro. Y aquí caemos en otro asunto medular de todo este tema: estamos también de acuerdo en que el arte y la creación no deben regirse por el otorgamiento de título alguno; pero volvemos a la necesaria diversificación de certámenes artísticos: cada uno de estos eventos se genera en función de los intereses y bases sobre las que se haya creado la institución o centro que los organice. Los requisitos, pues, varían según estos criterios. Post-it funciona de la misma manera.



Sandra García Herrera (La Habana, 1988).


A los miembros del equipo organizador nos parecía que para esta nueva edición debíamos ser más inclusivos, dadas las circunstancias del último año y las pocas posibilidades que han tenido los artistas de acceder a proyectos. Aunque persiste la limitante de que puedan obtener algunos de los premios o vender sus obras dentro de la muestra concurso. Sin la inscripción en el Registro no podemos establecer un contrato con el artista, lo que significa que no tenemos instrumento legal a través del cual efectuar pagos. No obstante, el solo hecho de quedar seleccionados y poder participar de la exposición colectiva ya les ofrece un nuevo punto de avance para sus carreras; lo hemos constatado a través de las siete ediciones anteriores. 

Somos conscientes de que recibiremos el doble de propuestas y que será un trabajo exhaustivo de selección; también sabemos que habrá insatisfacciones y nuevos cuestionamientos hacia el concurso y sus objetivos, pero a la altura de una octava edición podemos comenzar a pensar en posibles cambios. 




Yudinela Ortega

#notificaciónsinleer de ‘Una gota de sudor por cada suspiro’

Evelynn Alvarez

“Si yo te digo ahora mismo que tengo miedo, es la verdad. No me había percatado de la parálisis real que implica tener miedo, hasta que en 2018 envié una caja de misceláneas para Cuba y me devolvieron la misma caja llena de trastos viejos. Ese fue el cimiento de ‘Una gota de sudor por cada suspiro’”.





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