En una escalada de la represión de la libertad de prensa, las autoridades rusas detuvieron esta semana en cuestión de horas a seis periodistas de medios de comunicación independientes, en un sombrío preludio del aniversario del encarcelamiento del reportero estadounidense Evan Gershkovich. Estas detenciones se produjeron en Ekaterimburgo, y ponen de relieve el esfuerzo continuo por suprimir las voces disidentes en el panorama de los medios de comunicación.
Evan Gershkovich, corresponsal del Wall Street Journal, cumplió el viernes un año bajo custodia rusa. Detenido bajo la acusación de espionaje —una afirmación refutada rotundamente por el propio Gershkovich, su empleador y el gobierno de Estados Unidos—, sigue siendo el primer periodista que se enfrenta a tales acusaciones desde la época de la Guerra Fría, sin que las autoridades rusas hayan presentado aún ninguna prueba que las corrobore.
Entre los detenidos se encuentra Antonina Favorskaya, conocida por su amplia cobertura de Alexey Navalny, el fallecido líder de la oposición rusa. Favorskaya, asociada al medio de comunicación independiente SOTA Vision, se enfrenta a acusaciones de “actividades extremistas” relacionadas con su trabajo periodístico sobre Navalny, según ha señalado Reporteros sin Fronteras (RSF) en un reciente comunicado. Sus reportajes profundizaron en las vistas judiciales de Navalny, su estancia en colonias penitenciarias y su lugar de descanso final, mostrando su compromiso con la revelación de la verdad en medio de las crecientes restricciones a la libertad de prensa.
La notable contribución de Favorskaya incluye la filmación de lo que resultó ser la última aparición pública de Navalny antes de su fallecimiento, capturando al opositor en un momento de alegría durante una sesión judicial a través de una conexión de vídeo. El Comité de Investigación Ruso, similar al FBI en Estados Unidos, citó su implicación en una “organización extremista” como base para su detención, una narrativa impulsada por los medios de comunicación del Estado, pero escudriñada críticamente por los observadores internacionales.
La detención colectiva de estos periodistas, incluida Favorskaya, a lo largo del miércoles y el jueves pone de relieve una estrategia más amplia para erosionar los cimientos del periodismo independiente en Rusia. Jeanne Cavelier, representante de la sección de Europa del Este y Asia Central de RSF, criticó las acciones del gobierno ruso como una persecución implacable para silenciar a los periodistas y medios de comunicación independientes que quedan. “Con seis nuevas detenciones en unas pocas horas, acompañadas de violencia, amenazas y registros, las autoridades están intensificando su persecución”, señaló Cavelier, condenando las “detenciones arbitrarias y la violencia inaceptable” a la que se enfrentan los periodistas.
La detención de Favorskaya se produjo cuando salía de un arresto de diez días en Moscú por “desobediencia a la policía”, lo que pone de manifiesto el acoso selectivo que sufren los periodistas. Alexandra Astakhova y Anastasia Musayeva, que se reunieron con Favorskaya tras su puesta en libertad, han sido implicadas desde entonces como testigos en el caso, sufriendo registros junto a Favorskaya.
Esta reciente oleada de detenciones no sólo es señal de una ofensiva contra el periodismo independiente, sino también de un escalofriante efecto sobre la libertad de expresión en Rusia. Mientras el mundo observa estos acontecimientos, el sentimiento entre los organismos internacionales de control y los defensores de los derechos humanos sigue siendo de profunda preocupación. “La situación actual es un duro recordatorio de hasta dónde pueden llegar algunos gobiernos para silenciar las voces disidentes”, declaró un portavoz de RSF, resumiendo las implicaciones más amplias de esta represión. “Es un día negro para el periodismo cuando decir la verdad se convierte en una ‘actividad extremista’”.
VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”
Por Hypermedia
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Categorías: Reportaje, Análisis, Investigación y Entrevista.
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