Gorki Águila: “Tengo un doctorado en anticastrismo”

Gorki Águila, muchas gracias por esta entrevista para Hypermedia Magazine. Se te conoce, entre otras cosas, como activista/disidente, vocalista de Porno para Ricardo, lengua larga, performer irreverente…, pero no se te conocía como diseñador gráfico. 

Descubrir tus afiches ha sido una revelación por dos razones: primero, la factura y la creatividad que demuestran; segundo, por el volumen de trabajo que has desarrollado en tan poco tiempo. Propones soluciones gráficas de concepto y de denuncia política, tanto en la forma como el contenido. Mezclas tendencias diversas que incorporan el texto político, pero a la inversa del teque del cartel revolucionario de los años 60 y 70. 

Creo que tu portafolio habla por sí mismo. En él aparecen decenas de obras que, a mi juicio, sientan el precedente del nuevo afiche cubano político anticastrista.

¿Estudiaste diseño gráfico?

No, no estudié ni diseño ni arte; pero tengo un doctorado en anticastrismo con notas sobresalientes debido a mi predisposición genética (risas).

¿Cuáles son tus influencias?

Todo lo que veo me influencia. Vivo enamorado de la pintura y de la gráfica. Antes de hacer mi banda pintaba en el llamado “Taller de Manero”, cuyo nombre oficial es “Eduardo Abela”, pero tuve que decidir entre comprar guitarras y amplificadores, o lienzos, pinturas y pinceles. Hacer las dos cosas era casi imposible. En Cuba no existen tiendas para comprar materiales de arte, y a mí se me hacía muy caro todo eso en el mercado negro.

¿Has trabajado en algo asociado con el diseño?

Por un tiempo trabajé en el taller de serigrafía del ICAIC. Es allí donde aprendí la técnica del afiche en su modalidad manual. Pero me botaron por mis ideas anticastristas. Es obvio que el ICAIC es un nido de ratas y chivatones. Uno de los pocos diseñadores que admiro por su trabajo es Fukuda. Tuve la suerte de conocerlo cuando vino a Cuba, en un conversatorio muy informal en el ISA.

¿Qué programa usas para tu trabajo?

Me da tremenda pena decirlo. Todo lo que he hecho hasta ahora lo realizo en un programa muy elemental que tengo en mi teléfono que se llama SketchBook. Lo bajé gratis y sin comerciales (risas). Eso también tiene sus limitantes en cuanto a recursos, y es frustrante porque hay ideas que no sé como resolverlas en ese programa. Un Apple Pencil sería una herramienta muy útil, ya que todo lo hago con el dedo sobre la pantalla del teléfono, y a veces se nota la diferencia en el acabado del trabajo.

Qué casualidad. Observé ese detalle en tu afiche “Un bache siempre puede evitarse”, que fue el primero que me llamó la atención. ¿Cómo te llegan las ideas?

Bueno, lo que viene primero realmente es el tema. La temática y después la idea. Hay excepciones. A veces experimento primero con elementos formales y lo demás llega como consecuencia del argumento conceptual.

¿Cuáles son tus afiches favoritos? 

Por ejemplo: “Música y resistencia”, “Just drill it” y “Hambre Sistémica”. 

Háblanos del proceso de la creación.

En el proceso de creación busco elementos cercanos o incluso lejanos a la idea, aspectos que puedan poetizar, ironizar, pero siempre tratando de llegar al mensaje de una manera directa y contundente. Ese es mi reto. A veces me pierdo en una metáfora que es más cercana a la pintura. Pero el cartel es otra cosa, tiene un leguaje muy propio. Para dar en el clavo hace falta experimentación y audacia creativa a otro nivel.

¿Qué te parece la respuesta que has recibido del público?

Completamente inesperada. Me sorprendió que la gente disfrutara mis incursiones en un arte en el que aún me considero un apócrifo. No niego que tenga cierta intuición para la composición gráfica. A veces pienso que he logrado un trabajo gráfico y la gente no le para bola. Para mí eso es un misterio. Puede ser que la mayoría de mis amigos en Facebook no consuman arte gráfico y agradecen un trabajo con un lenguaje más directo. No lo sé.

¿Y de dónde sale ese torrente creativo?

¿De dónde? Del odio, de lo que amo y me obsesiona. Sale de la oportunidad de poder tener al fin un teléfono que sirva (risas). O simplemente del aburrimiento, que es un mecanismo de defensa útil para ponerte a crear, y que despiertes y te des cuenta de que estás perdiendo el tiempo o muriendo en vida, que es peor. Este país está diseñado para eso. El comunismo es un mundo gris, generador de mal gusto. Escapar de él, de la manera que sea, es algo muy humano.

Algo que preocupa a muchos diseñadores es el asunto del estilo, es decir, las notas que caracterizan el diseño. ¿Cómo te planteas el asunto del estilo?

Mis carteles existen dentro de un rango disímil porque, para serte franco, mi búsqueda continúa. El asunto es hallar una voz propia desde la forma. Me pregunto si debo plantearme tal consistencia de estilo. 

Algo que prima en tu obra es el humor, pero es humor conceptual. El ejemplo está en el afiche en blanco y negro del Castro joven de los años 60. Le dejas la barba y la nariz intacta y superpones un bloque de concreto, de manera que los huecos del bloque se asemejan a los espejuelos gruesos tipo “Gerry” que el comandante usaba en esa época. El título, “Pero sin embargo tenemos bloqueo”, no puede ser más efectivo en su economía y artilugio. ¿Cómo lo haces?

Simplemente busco el concepto, la ejecución y la composición correcta. Me inspiro en todo lo visual, parodio afiches conocidos, de cine, portadas de discos; cualquier cosa visual y gráfica que me rodee. 

¿Te interesa transgredir? 

Parecerá paradójico, pero no busco la transgresión, busco la verdad.

Otro tema son tus afiches de los presos políticos en Cuba. Fotografía, rostro de frente en primer plano, con mensaje urgente acompañado por un texto didáctico de denuncia. ¿Cómo te has planteado esta serie?

Muchas veces, por no tener las fotos adecuadas (en cuanto a calidad plástica y de resolución se refiere) me veo obligado a manipular la foto y presentarla súper pixelada. La imagen tiene que atraer y a la vez demostrar una intención gráfica.

Más directo, menos experimental.

Puede que se perciba un juego con lo experimental, pero se trata más de una carencia de recursos. El rostro de los presos es lo principal. No me interesa recrearme con el entorno de la foto, a no ser que quiera mostrar una situación específica del atropello al que son sometidos. El tema de los presos de Castro merece un énfasis particular. No solo basta con denunciar vía texto, o con la simple foto que se tenga a mano. La imagen debe expresar una solidaridad y llegar a la mayor cantidad de gente posible. Una buena imagen será siempre una buena herramienta.

¿Qué es lo próximo para Gorki Águila?

Siempre lo estoy pensando. Exponer la obra sería muy divertido. Y en la presentación pondríamos tocar. Tenemos la banda más famosa del mundo por no tocar: ¡PORNO PARA RICARDO! (Risas).


Galería


Gorki Águila – Galería.


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