El conflicto palestino-israelí alcanza una nueva dimensión regional

El conflicto palestino-israelí se ha convertido en una crisis regional, lo que supone una escalada significativa de sus confines históricos. La última ronda de violencia entre Israel y Hamás ha trascendido sus fronteras habituales, envolviendo a los Estados vecinos y atrayendo a las potencias mundiales.


Hezbolá entra en combate

Con la expansión del conflicto, las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) se enzarzaron en escaramuzas e intercambios de misiles con Hezbolá a lo largo de la frontera libanesa. Esta nueva implicación de Hezbolá, conocido grupo militante chií y partido político libanés, supone una peligrosa escalada. 

Hezbolá, que surgió en la década de 1980 como facción que representaba a la minoría chií libanesa, se ha convertido, con el respaldo de Irán, en la fuerza política y militar más formidable del país. Este grupo, que en la actualidad se cree que cuenta con unos 100 000 combatientes y un vasto arsenal de aproximadamente 150 000 cohetes, supone una importante amenaza para la seguridad de Israel.


Siria e Irak

Las repercusiones del conflicto también se han dejado sentir en Siria e Irak. Facciones proiraníes, aprovechando el caos, han lanzado ataques con cohetes y drones kamikaze contra bases militares estadounidenses en estos países. Sus acciones no sólo han aumentado las tensiones con Estados Unidos, sino que también han suscitado el temor a un conflicto regional más amplio que implique a las principales potencias mundiales.


El papel de Irán

Interrumpir la normalización árabe-israelí

Muchos analistas consideran la escalada como un intento deliberado de Hamás, posiblemente con respaldo iraní, de socavar el incipiente proceso de normalización entre Israel y Arabia Saudí. Irán, república islámica chiita y antigua rival de Arabia Saudí, de mayoría suní, se encuentra en el centro de este conflicto. El apoyo de Teherán a los grupos armados antiisraelíes y antiestadounidenses de la región es un elemento clave de su estrategia más amplia para contrarrestar la influencia israelí y occidental en Oriente Medio.

Una media luna de control

La implicación de Irán no se limita al apoyo directo a Hamás. La nación extiende su influencia a través de una red de grupos armados en la Franja de Gaza, Líbano, Siria, Irak y Yemen, formando de hecho una media luna de control alrededor de Israel y Arabia Saudí. Esta red incluye no sólo facciones chiíes sino también grupos suníes, lo que demuestra el amplio alcance de Irán en la región.

  • Hezbolá en el Líbano: Como ya se ha mencionado, la transformación de Hezbolá en la fuerza dominante de Líbano ha contado con la importante ayuda de Irán.
  • Milicias chiíes de Siria: En Siria, Irán ha apoyado a varias milicias chiíes, incluidos grupos de Afganistán (Liwa Fatemiyoun) y Pakistán (Liwa Zainabiyoun), que se alinean con el presidente Bashar al Assad.
  • Fuerzas de Movilización Popular de Irak: Tras la caída de Sadam Husein, Irán reforzó a las fuerzas antiestadounidenses en Irak, lo que finalmente condujo a la formación de las Fuerzas de Movilización Popular.
  • Houthis de Yemen: El movimiento Houthi, que controla importantes zonas de Yemen, ha sido otro de los beneficiarios del apoyo militar y logístico de Irán.

La amenaza inminente de una guerra en varios frentes

Múltiples teatros de operaciones

Israel se encuentra ahora en el precipicio de una guerra multidimensional, con potenciales campos de batalla que se extienden por toda la región. El riesgo de conflicto no se limita a la Franja de Gaza, sino que se extiende al sur del Líbano, las zonas fronterizas de Siria, Cisjordania e incluso dentro de las propias ciudades y zonas árabes de Israel.

El teatro interno israelí

Curiosamente, el teatro interno de Israel, que comprende a su población árabe, ha permanecido relativamente tranquilo. Esto se atribuye al temor a una respuesta contundente por parte de las autoridades israelíes. Sin embargo, esta estabilidad podría ser engañosa, ya que las tensiones laten a fuego lento bajo la superficie, listas para estallar si se dan las condiciones adecuadas.

La guerra ideológica y de información

Más allá de los enfrentamientos físicos, Israel se enfrenta a los “frentes” de la información y la guerra ideológica. Este aspecto del conflicto, que se desarrolla en Internet y en los medios de comunicación, implica la lucha de narrativas e ideologías, la formación de percepciones en todo el mundo sobre la naturaleza del conflicto y la asignación de culpas.


Aliados y adversarios

Estados Unidos

Estados Unidos emerge como el aliado más incondicional de Israel en este complejo escenario. La presencia militar norteamericana en Oriente Medio es formidable, con más de 45 000 soldados destacados en diversas bases. Estados Unidos tiene centros de entrenamiento y logística en Siria, Irak y Jordania, e importantes bases aéreas en Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. La presencia de armas nucleares tácticas estadounidenses en Turquía, en la base aérea de Incirlik, añade otro elemento al posicionamiento estratégico de Estados Unidos en la región.

La posible implicación de la OTAN

Mientras que Estados Unidos lidera, otros países de la OTAN como Francia y el Reino Unido podrían proporcionar apoyo. La propuesta del presidente francés Emmanuel Macron de formar una coalición internacional contra Hamás se hace eco de los esfuerzos de colaboración vistos contra ISIS.

La paradoja saudí

Arabia Saudí presenta un caso paradójico. Los saudíes, que apoyan públicamente a los palestinos, han participado sin embargo en la interceptación de misiles de los Houthi y en el bloqueo de los envíos de armas iraníes, alineándose hasta cierto punto con los intereses de Israel.


Las implicaciones geopolíticas más amplias

Más allá de la Franja de Gaza

El conflicto ha evolucionado hacia una serie de enfrentamientos militares que van mucho más allá de la Franja de Gaza. Las fuerzas israelíes participan en operaciones terrestres en el norte de Gaza, escaramuzas fronterizas en Líbano e incursiones militares y policiales en Cisjordania. Los aeropuertos sirios se han convertido en objetivos para impedir que Irán transfiera suministros militares.

El impacto sobre las fuerzas estadounidenses

Las formaciones proiraníes han atacado constantemente las bases estadounidenses en Siria e Irak. El Pentágono informa de al menos 56 ataques contra fuerzas estadounidenses y coaliciones anti-ISIS mediante cohetes y drones kamikaze, que han causado numerosas bajas. La aviación estadounidense ha tomado represalias atacando bases proiraníes en el este de Siria.

El factor Houthi

El movimiento Houthi de Yemen, envalentonado por el apoyo iraní, ha lanzado misiles de largo alcance hacia Israel, aunque la mayoría han sido interceptados o mal disparados. La escala de estas operaciones militares es indicativa de una guerra regional, aunque actualmente de menor intensidad.

Una demostración de fuerza naval

En la zona de conflicto se observa un despliegue naval sin precedentes, encabezado por los portaaviones estadounidenses Gerald Ford y Dwight D. Eisenhower. Este despliegue masivo, que incluye sistemas avanzados de defensa antimisiles y contingentes militares adicionales, demuestra la seriedad con la que Estados Unidos ve la amenaza que suponen Hamás y el “Eje de la Resistencia” apoyado por Irán”.


Afirmaciones sobre el Nuevo Orden Mundial

La visión del presidente estadounidense

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha vinculado las acciones de Hamás con las de Vladimir Putin, haciendo un llamamiento a un nuevo orden mundial para contrarrestar estas amenazas. Enfatiza la necesidad de impedir el triunfo de fuerzas terroristas y tiránicas, subrayando las potenciales ramificaciones globales del conflicto.

La postura contraria de Rusia

Por el contrario, el presidente ruso Vladimir Putin critica el orden mundial existente y aboga por un nuevo acuerdo que desafíe el dominio occidental.

Otros actores clave

El conflicto de Oriente Próximo ha atraído intereses variados:

  • Turquía: Bajo la presidencia de Recep Tayyip Erdogan, Turquía persigue una estrategia “neo-otomana”, con el objetivo de recuperar influencia en regiones del antiguo Imperio Otomano.
  • Irán: Irán sigue expandiendo su influencia en Oriente Próximo, promoviendo la marca de la “revolución islámica” contra la presencia estadounidense e Israel.
  • Rusia: Rusia pretende reforzar su presencia militar en Oriente Próximo, especialmente en Siria, Sudán y Libia.
  • China: China considera Oriente Próximo una región crítica para su iniciativa de infraestructuras e inversiones Belt and Road.

Un complejo mosaico de conflictos

A medida que el conflicto palestino-israelí se transforma en una crisis regional, la intrincada red de alianzas e intereses internacionales dibuja un panorama complejo. La posibilidad de una escalada hacia una guerra regional a gran escala es enorme, y cada actor —desde las facciones locales hasta las potencias mundiales— tiene una pieza del rompecabezas que podría dar forma al futuro de Oriente Medio y afectar a la estabilidad mundial.


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Hypermedia Magazine

Un nuevo episodio, de este, tu podcast, La pastilla.






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