El grupo terrorista Al-Shabaab anuncia la muerte de los médicos cubanos secuestrados en 2019

Los médicos cubanos secuestrados

El grupo terrorista Al-Shabaab anunció el sábado la muerte de dos médicos cubanos, Assel Herrera y Landy Rodríguez, que habían sido secuestrados en 2019. El grupo afirmó, a través de un comunicado en Telegram, que los médicos fueron víctimas de un ataque de drones estadounidenses en la ciudad de Jilib, situada en la región del Bajo Juba, en Somalia. Sin embargo, esta afirmación sigue sin verificarse, lo que arroja una sombra de duda sobre las circunstancias exactas que condujeron a su supuesta desaparición.

Los dos profesionales fueron secuestrados en la región nororiental de Kenia, un terrible incidente que puso de relieve las peligrosas condiciones a las que se enfrentan los cooperantes cubanos en zonas de conflicto. Herrera, médico generalista, y Rodríguez, cirujano, formaban parte de una misión médica dedicada a prestar asistencia sanitaria esencial en las remotas zonas rurales de Kenia. A pesar de los incesantes esfuerzos y negociaciones para su liberación, todos los esfuerzos habían sido infructuosos, lo que marcó un prolongado periodo de incertidumbre sobre su suerte.

El anuncio se produce tras un informe del 14 de febrero del Mando de Estados Unidos en África (AFRICOM), en el que se detalla un ataque aéreo llevado a cabo el 9 de febrero contra Al-Shabaab en la zona de Yaaq Dabeyl, también en la región del Bajo Juba. El AFRICOM confirmó que el ataque se saldó con la eliminación de dos militantes, como parte de su estrategia en curso para desmantelar las operaciones del grupo en Somalia.

Fuentes cercanas al gobierno somalí han acusado a Al-Shabaab de ejecutar a los médicos cubanos tras años de cautiverio. Han surgido acusaciones de que, durante su secuestro, Herrera y Rodríguez fueron obligados a proporcionar formación médica al grupo.

Los médicos fueron secuestrados en Mandera, Kenia, por presuntos militantes de Al-Shabaab y transportados a través de la frontera con Somalia. El incidente, que se saldó con la muerte de un agente de policía que escoltaba a los médicos, puso de relieve la persistente amenaza que supone Al Shabaab en la región. El grupo ha librado una prolongada insurgencia contra el gobierno de Somalia, extendiendo su terror a través de la frontera con Kenia, especialmente en los alrededores de Mandera.

Tras el secuestro, se pidió un rescate considerable y tanto las autoridades kenianas como las cubanas dicen haber intentado la liberación de los cooperantes a lo largo de estos años, pero los resultados, a todas luces infructuosos, han terminado por desembocar en la trágica sospecha de sus muertes.


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Harakat Shabaab al-Mujahidin: conocido como Al-Shabaab.


Harakat Shabaab al-Mujahidin: conocido como Al-Shabaab

El Harakat Shabaab al-Mujahidin —conocido comúnmente como al-Shabaab— fue el ala militante del Consejo Somalí de Tribunales Islámicos, que tomó el control de la mayor parte del sur de Somalia en la segunda mitad de 2006. 

Pese a la derrota del grupo a manos de las fuerzas somalíes y etíopes en 2007, Al Shabaab —grupo insurgente y terrorista basado en clanes— ha continuado su violenta insurgencia en el sur y el centro de Somalia. 

El grupo ha ejercido un control temporal y, en ocasiones, sostenido sobre lugares estratégicos de esas zonas mediante el reclutamiento, a veces forzoso, de subclanes regionales y sus milicias, utilizando la guerra de guerrillas y tácticas terroristas contra el Gobierno Federal de Somalia (FGS), las fuerzas de paz de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) y las organizaciones no gubernamentales de ayuda. 

Desde 2011, sin embargo, la presión de la AMISOM y de las fuerzas etíopes ha degradado en gran medida el control de Al-Shabaab, especialmente en Mogadiscio, pero también en otras regiones clave del país, y el conflicto entre los altos dirigentes ha exacerbado las fracturas dentro del grupo. 

En 2013, las rivalidades de Al-Shabaab culminaron en una gran purga de opositores al ahora fallecido líder del grupo, Ahmed Abdi Aw-Mohamed.

Como demuestran las constantes luchas internas entre los dirigentes, Al-Shabaab no tiene un programa ni unos objetivos centralizados ni monolíticos. Sus miembros de base proceden de clanes dispares y el grupo es susceptible a la política de clanes, las divisiones internas y las alianzas cambiantes. 

La mayoría de sus combatientes están interesados principalmente en la batalla nacionalista contra el FGS y no apoyan la yihad global. Los altos dirigentes de Al Shabaab siguen afiliados a Al Qaeda. La fusión de ambos grupos fue anunciada públicamente en febrero de 2012 por el emir de Al Shabaab y Ayman al Zawahiri, líder de Al Qaeda. 

El grupo, sin embargo, ha perdido a cuatro figuras de alto rango —incluido Abdi— desde septiembre de 2014, lo que puede haber dificultado sus comunicaciones con la cúpula de Al Qaeda.

Al-Shabaab ha reivindicado la autoría de numerosos atentados con bomba —incluidos varios tipos de ataques suicidas— en Mogadiscio y en el centro y el norte de Somalia, normalmente dirigidos contra funcionarios del Gobierno somalí, la AMISOM y supuestos aliados del FGS. 

Desde 2013, Al Shabaab ha lanzado operaciones de gran repercusión en países vecinos, entre las que destacan el atentado de septiembre de 2013 contra el centro comercial Westgate de Nairobi, el atentado de mayo de 2014 contra un restaurante de Yibuti muy frecuentado por occidentales y la matanza de estudiantes universitarios en Garissa (Kenia) en abril de 2015. 

En el atentado de Westgate murieron 67 kenianos y no kenianos, y el asedio continuó en el centro comercial durante varios días. En el atentado de Garissa murieron unos 150 estudiantes, en su mayoría cristianos.

Al-Shabaab es responsable del asesinato de activistas por la paz somalíes, cooperantes internacionales, numerosas figuras de la sociedad civil y periodistas, y de bloquear la entrega de ayuda de algunas agencias de socorro occidentales durante la hambruna de 2011 que mató a decenas de miles de somalíes. 

En 2008, el Gobierno de Estados Unidos designó a Al Shabaab como Organización Terrorista Extranjera en virtud de la Sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (modificada) y como entidad Terrorista Global Especialmente Designada en virtud de la Sección 1(b) de la Orden Ejecutiva 13224 (modificada). 

En 2012, el programa Recompensas por la Justicia incorporó a su sitio web a varios dirigentes de Al Shabaab, ofreciendo cuantiosas recompensas por información que condujera a su captura.


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Al-Shabaab en la actualidad

Al-Shabaab, que en árabe significa “La Juventud”, ha consolidado su posición como uno de los grupos insurgentes islamistas más temibles de África Oriental, lo que supone una amenaza continua y polifacética para la estabilidad y la seguridad regionales. 

A pesar de los grandes esfuerzos de la Unión Africana (UA), apoyada por aliados internacionales como Estados Unidos, para desmantelar las operaciones del grupo, Al-Shabaab ha demostrado una notable capacidad de resistencia, manteniendo la capacidad de ejecutar ataques devastadores dentro de Somalia y a través de sus fronteras. 

Orígenes y evolución de Al-Shabaab

  • Surgido del caos en que se sumió Somalia tras la caída del régimen de Siad Barre en 1991, las raíces del grupo Al-Shabaab se remontan al grupo militante salafí Al-Ittihad Al-Islami (AIAI). La disolución de la AIAI ante la presión militar etíope y las luchas internas condujeron a la formación de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI), dentro de la cual una facción acabaría escindiéndose para formar lo que hoy se conoce como Al-Shabaab. 
  • Esta facción escindida aprovechó la invasión etíope de Somalia en 2006, que, aunque pretendía suprimir la UCI, galvanizó inadvertidamente la transición de Al-Shabaab hacia una insurgencia en toda regla. El grupo explotó los sentimientos nacionalistas y el fervor religioso, posicionándose como la vanguardia contra la ocupación extranjera y el defensor de una Somalia islámica.

Capacidad de adaptación

  • La resiliencia de Al-Shabaab se basa en su capacidad para adaptarse a las dinámicas cambiantes tanto dentro de Somalia como en el panorama geopolítico de la región. Tras su expulsión de los principales centros urbanos, incluido Mogadiscio, por las fuerzas de la UA, Al-Shabaab se retiró a bastiones rurales desde donde ha seguido lanzando ataques de guerrilla. 
  • Esta adaptabilidad también es evidente en sus estrategias de reclutamiento, que aprovechan tanto las conscripciones forzosas como los alistamientos voluntarios impulsados por incentivos económicos en un país asolado por el desempleo y la pobreza.

Objetivos ideológicos y operativos

  • Los objetivos de Al-Shabaab van más allá de la mera expulsión de las fuerzas extranjeras de suelo somalí. El grupo aspira a derrocar al gobierno somalí y establecer un Estado islámico regido por una interpretación estricta de la sharia. También ha expresado ambiciones transnacionales, como la unificación de los territorios étnicos somalíes del Cuerno de África bajo su bandera. 
  • Con este fin, Al-Shabaab ha implantado una estructura de gobierno dentro de sus territorios, ofreciendo servicios rudimentarios e imponiendo su severa interpretación de la ley islámica, llenando así el vacío dejado por las insuficiencias del gobierno central.

Liderazgo y financiación

  • Bajo el liderazgo de Ahmed Diriye, Al-Shabaab ha mantenido una apariencia de cohesión a pesar de enfrentarse a presiones internas y externas. Las operaciones financieras del grupo son sofisticadas e incluyen la extorsión, la piratería y la recaudación de impuestos en los territorios bajo su control. 
  • Estas actividades, junto con las donaciones de entidades simpatizantes, han garantizado una entrada constante de fondos que permite al grupo mantener sus operaciones y adquirir armas.

Impacto regional y respuesta internacional

  • El impacto de las actividades de Al-Shabaab se ha dejado sentir mucho más allá de las fronteras de Somalia, donde el grupo ha perpetrado atentados mortales en países vecinos como Kenia y Uganda. 
  • Estos atentados no sólo han causado importantes pérdidas de vidas humanas y trastornos económicos, sino que también han puesto de manifiesto las capacidades del grupo y su intención de influir en la dinámica política y de seguridad de la región de África Oriental. 
  • La respuesta internacional a Al-Shabaab incluye esfuerzos militares, financieros y diplomáticos para apoyar al gobierno somalí y a las fuerzas de la Unión Africana en la lucha contra la insurgencia. Sin embargo, la intensidad fluctuante de estos esfuerzos, influida por consideraciones geopolíticas y cambios de política entre los socios internacionales, pone de relieve los retos que plantea abordar la amenaza de Al-Shabaab de forma sostenida y coherente.

Retos y perspectivas de la contrainsurgencia

  • El desafío permanente que plantea Al-Shabaab pone de relieve las limitaciones de las soluciones predominantemente militares a insurgencias que están profundamente arraigadas en el tejido social y político de las regiones afectadas. 
  • Aunque las operaciones militares han logrado desalojar a Al-Shabaab de centros urbanos clave, la capacidad del grupo para replegarse, reagruparse y adaptarse ha hecho que estas victorias sean temporales. Además, las actividades de gobierno de Al-Shabaab dentro de sus territorios presentan un reto complejo, que requiere un enfoque de contrainsurgencia que vaya más allá de la acción militar para abordar los agravios socioeconómicos y políticos subyacentes que alimentan la insurgencia.

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Por Hypermedia

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