División en América Latina ante el conflicto entre Israel y Hamás

Históricamente, a las naciones latinoamericanas les ha costado establecer una postura unificada en cuestiones globales, especialmente en lo que respecta a la lucha israelo-palestina, en la que los gobiernos de izquierda se han puesto predominantemente del lado de los palestinos y los gobiernos de derecha del lado de Israel. 

Los últimos acontecimientos han modificado esta tendencia. Una mayoría de los 22 países de América Central y del Sur, incluida una parte de los Estados del Caribe, han manifestado su apoyo a Israel. 

Las respuestas latinoamericanas pueden clasificarse en tres posiciones principales: antiisraelí, neutral o simétrica y proisraelí. Esta última constituye la mayoritaria. 

Como era de esperar, los países sin relaciones diplomáticas con Israel, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, mantuvieron su postura antiisraelí. 

Las declaraciones de sus dirigentes condenaron las acciones de Israel a lo largo de los años, y Venezuela y Nicaragua exigieron la reanudación de las negociaciones de paz. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anteriormente afiliado al grupo guerrillero de izquierdas M19, también denunció las acciones de Israel, sugiriendo incluso la posible ruptura de los lazos diplomáticos.

El bando neutral incluye a Brasil, Bolivia y México. Estas naciones instaron a buscar soluciones diplomáticas sin culpar directamente a ninguna de las partes. Cabe destacar la discordancia entre las declaraciones oficiales de los presidentes y sus embajadas en Israel, que mostraron un tono más duro hacia Hamás.

La postura proisraelí recibió el apoyo de naciones que tradicionalmente han mostrado moderación. Entre ellos, destacó Argentina, sede de la mayor comunidad judía de América Latina. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, de ascendencia palestina, hizo una enérgica declaración contra Hamás, estableciendo paralelismos entre ellos y las violentas bandas de su nación.

Chile, a pesar de sus fricciones diplomáticas con Israel y de albergar la mayor comunidad palestina fuera de Oriente Próximo, expresó su apoyo a Israel. El presidente Gabriel Boric condenó la masacre, pero más tarde se apresuró a señalar a Israel por un incidente no relacionado, mostrando la complicada relación de la región con el conflicto.

Dos factores desempeñan un papel fundamental en la postura de América Latina a Israel. En primer lugar, la trágica pérdida de vidas humanas en la región, incluidos ciudadanos argentinos, chilenos, peruanos y mexicanos. En segundo lugar, las fuertes comunidades judías y palestinas presentes en estos países.










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