¿Son ciertos los rumores de una intervención militar en Níger?

El séptimo golpe militar en África Occidental y Central en tres años ha sumido a la región occidental del Sahel en una situación precaria, reavivando los temores de una escalada del conflicto. El último golpe militar en Níger, que ya es un frente en la batalla contra una mortífera insurgencia islamista, ha provocado reacciones internacionales e importantes preocupaciones geopolíticas.

La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) ha desvelado un plan de acción militar en Níger si el presidente Mohamed Bazoum, derrocado en el reciente golpe de Estado, no es restituido antes del domingo. Esta medida introduce la posibilidad de un nuevo conflicto en una región ya de por sí tensa por la agitación y la violencia. El general Abdourahamane Tiani, de 59 años y formado en el ejército francés, ha dejado claro que la junta no se retirará.

El futuro de Níger pende de un hilo y, con él, la estabilidad de toda la región. El país, rico en uranio y petróleo, es de vital importancia estratégica no sólo para las potencias regionales, sino también para actores internacionales como Estados Unidos, China, Europa y Rusia. La perspectiva de su inestabilidad complica aún más un panorama geopolítico ya de por sí complejo.

El Ministerio de Asuntos Exteriores francés, en respuesta a la situación, expresó su apoyo sólido y decidido a los esfuerzos de la CEDEAO para derrotar la intentona golpista. La declaración se hizo tras una reunión entre la ministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, y el primer ministro de Níger, Ouhoumoudou Mahamadou, en París. Sin embargo, Francia, antigua potencia colonial de Níger, no ha especificado si su apoyo se extenderá al respaldo militar para una intervención de la CEDEAO.

La postura adoptada por la CEDEAO en relación con el relevo militar es significativa. El comisario de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad de la comunidad, Abdel-Fatau Musah, declaró que todos los componentes de la intervención se han planificado meticulosamente, incluidos los recursos necesarios y las estrategias de despliegue. Pero no especificó el calendario de la intervención ni el contenido del plan.

Cualquier decisión que adopte el organismo de 15 naciones corre el riesgo de exacerbar el conflicto en una región donde el caos alimenta a grupos afiliados al Estado Islámico y a Al Qaeda. Además, es posible que la CEDEAO se enfrente a la resistencia de los vecinos de Níger, Malí y Burkina Faso. Ambas naciones han sufrido golpes militares en los últimos años y han prometido apoyar a Níger en caso de una intervención militar.

En preparación de una posible acción militar, una delegación de la CEDEAO visitará Argelia y Libia este fin de semana para recabar el apoyo de estos importantes actores regionales. Esta medida subraya la gravedad de la situación en Níger y la posibilidad de que la crisis influya en el equilibrio de poder en la región del Sahel occidental y más allá.

Este golpe ha puesto de relieve la compleja relación de Francia con sus antiguas colonias y plantea interrogantes sobre la estabilidad y la gobernanza a largo plazo de las naciones del Sahel. Queda por ver si la decisiva respuesta de la CEDEAO conducirá a una resolución pacífica o desestabilizará aún más una región ya de por sí inestable.


El contexto histórico

Para entender el escenario actual, es crucial volver a la historia colonial de África Occidental, dominada principalmente por Francia. La explotación y las atrocidades cometidas durante la colonización siguen resonando en la región. A pesar de su independencia, muchas naciones de África Occidental siguen enfrentándose a limitaciones neocoloniales, como el uso impuesto del franco CFA, que permite a París dictar las políticas monetarias y controlar las estructuras económicas de estos países.

El economista senegalés Ndongo Samba Sylla describe el franco CFA como un «dispositivo neocolonial», argumentando que bloquea el desarrollo económico de las naciones usuarias y mantiene su dependencia de Francia en materia de recursos. En esencia, es una continuación de los mecanismos de control económico de la época colonial de Francia.

Níger, una de las naciones de África Occidental bajo influencia francesa, tiene un gran interés estratégico tanto para Estados Unidos como para Francia. El país cuenta con importantes reservas de petróleo y es uno de los principales productores de uranio -esencial para los planes europeos de energía nuclear- y oro. S&P Global Commodity Insights predice que Níger podría convertirse pronto en un productor y exportador crucial de petróleo, transformando su panorama económico.

Sin embargo, a pesar de esta riqueza potencial, el pueblo nigerino ha visto poca prosperidad. Más del 40% vive en la pobreza extrema, lo que subraya los beneficios desequilibrados de la extracción de recursos. Un informe de Oxfam de 2013 arrojó luz sobre los inmensos beneficios que Francia obtiene del uranio de Níger, mientras que los nigerinos siguen careciendo de servicios básicos como la electricidad.

Estados Unidos también tiene importantes intereses en Níger, ya que alberga una de sus bases de drones más extensas, la Base Aérea 201, vital para la estrategia del Pentágono en África. Un cambio en el panorama político de Níger que socave estos intereses podría desencadenar una respuesta de Washington.


Tensiones crecientes 

Los golpes de Estado en Burkina Faso, Malí y, más recientemente, Níger, dirigidos por militares nacionalistas, han agudizado las tensiones. Estos nuevos gobiernos han amenazado con nacionalizar los recursos naturales, una medida que podría perturbar los intereses establecidos de las empresas extranjeras.

En respuesta, Estados Unidos y Francia, junto con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), están considerando la posibilidad de intervenir. La CEDEAO ha propuesto un plan de acción militar si no se revierte el golpe en Níger, mientras que Nigeria, uno de los principales proveedores de electricidad de Níger, ha empezado a aplicar un bloqueo de facto.

Sin embargo, la intervención podría provocar un conflicto más amplio. Burkina Faso y Mali han advertido de que tales acciones se considerarían una declaración de guerra, lo que podría desestabilizar toda la región. El escenario recuerda anteriores intervenciones occidentales, como la acción militar de Francia en Mali en 2013 y 2014 y la guerra de la OTAN en Libia en 2011, que han tenido consecuencias duraderas.

La respuesta occidental al golpe en Níger contrasta fuertemente con sus reacciones a golpes anteriores en la región, revelando la intrincada trama de intereses estratégicos. A finales de julio de 2023, cuando el presidente prooccidental de Níger, Mohamed Bazoum, fue derrocado, la condena inmediata de Estados Unidos y Francia exigió la restitución de Bazoum.

Estos países tienen un historial de apoyo a regímenes antidemocráticos cuando se alinean con sus intereses, como se ha puesto de manifiesto en Pakistán y Perú. El golpe de Níger ha presentado un escenario diferente, con el nuevo gobierno nacionalista posiblemente socavando estos intereses estratégicos.


Crisis energética en Europa

El bloqueo de las exportaciones de uranio por parte del gobierno nacionalista de Níger podría tener graves consecuencias para Europa, concretamente para Francia. Dado que Francia obtiene de Níger el 15% del uranio que necesita, lo que supone una quinta parte de las importaciones totales de uranio de la UE, cualquier interrupción del suministro podría poner en peligro los planes de energía nuclear de Europa.

En medio de las tensiones con Rusia, otro de los principales proveedores de uranio, la UE se enfrenta a un rompecabezas energético cada vez más complicado. Un cambio de régimen duradero en Níger, unido al compromiso de boicotear las exportaciones de petróleo ruso, podría provocar una crisis energética en la UE, posiblemente desencadenando una recesión.

En esta compleja situación política y estratégica, el camino a seguir sigue siendo incierto. Níger alberga bases militares estadounidenses vitales, y sus recursos desempeñan un papel crucial en los planes energéticos de Europa. Sin embargo, la escalada de tensiones tras los golpes nacionalistas está poniendo en entredicho los intereses estratégicos de Occidente en la región.

Con Burkina Faso y Mali advirtiendo contra la intervención, la posibilidad de un conflicto regional es real. La decisión de Occidente sobre la intervención no sólo marcará el futuro de Níger, sino que también determinará la estabilidad de toda la región de África Occidental. Esta decisión debe tomarse con cuidado, teniendo en cuenta el contexto histórico, las realidades actuales y las posibles consecuencias a largo plazo y de gran alcance.




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Rubén Espinosa

El reciente golpe en Níger desvela una lucha mayor: Occidente enfrenta a potencias emergentes como Rusia y China por la influencia en África.






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